España gana peso europeo en salud pública medioambiental

04/10/2011
Servicios Hospitalarios Noticias España gana peso europeo en salud pública medioambiental

España quiere mejorar su implicación en la biovigilancia medioambiental y su participación en dos proyectos europeos de salud pública, Cophes y Democophes, da fe de ello. Argelia Castaño, del Centro de Toxicología Ambiental del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII), ha explicado a Diario Médico que estos trabajos "llevan años realizándose en países como Estados Unidos, pero en Europa no hay muchos estados en los que se hayan llevado a cabo de forma sistemática".

España sí ha llevado a cabo tradicionalmente este tipo de biovigilancia ambiental, pero con iniciativas locales, heterogéneas y sin una coordinación ministerial clara. El objetivo de Cophes y Democophes es la armonización "porque en Europa no hay herramientas que desvelen qué grado de exposición tiene la población a determinadas sustancias".

Castaño echa la vista atrás y observa varias iniciativas regionales y locales, pero lamenta que hasta ahora "cada estudio se haya diseñado a su manera, en población distintas y con edades y sexos distintos".

De la teoría a la práctica
Cophes es una acción de coordinación en la que participan casi todos los países europeos. Pretende desarrollar metodologías que puedan brindarse para homogeneizar los estudios de biovigilancia: "Supone un paquete teórico que tiene en Democophes su proyecto piloto de demostración. En éste participan 16 países y pretende comprobar si las herramientas que presenta Cophes son válidas".

En concreto, se van a tomar parejas madre-hijo, de determinada edad y en determinadas zonas (120 en cada país, 60 en zona rural y 60 en zona urbana) y se van a observar las diferencias de exposición a cuatro contaminantes: cadmio, mercurio, cotinina y ftalatos.


El proyecto europeo `Democophes` da ejemplo del impulso que España quiere dar a los estudios de biovigilancia medioambiental. Conocer más sobre la exposición de la población a ciertas sustancias facilita la aplicación de políticas de salud pública. El reto es homogeneizarlas.
El ejemplo clásico de que estas iniciativas funcionan es la disminución de los niveles de plomo en sangre después de que se prohibiera el uso de pinturas y gasolina con base de plomo. España cuenta con ejemplos propios: "Disponemos de datos de un estudio financiado por el Ministerio de Medio Ambiente que revela que la población general tiene niveles algo altos de mercurio". En este caso, no se trata de algo alarmante porque se trata de algo característico de los países mediterráneos; en una dieta rica en pesacado está parte de la explicación.

Impulso nacional
Además de herramientas de análisis, estos proyectos aportan sistemas de interpretación de datos. Además de saber si las normativas se cumplen, "los estudios de biovigilancia sirven para detectar puntos calientes, poblaciones especialmente expuestas que pueden ser receptoras de políticas concretas de salud pública".

Castaño se ha referido a la mejora del apoyo público a este tipo de proyectos, hasta ahora sólo vinculados al Ministerio de Medio Ambiente, y ha augurado un impulso nacional más fuerte. Sanidad ha confirmado a DM que ya ha habido conversaciones con el ISCIII para estudiar cómo implantar un sistema de biomonitorización español siguiendo las bases del proyecto europeo. El contacto no se traducirá en medidas concretas hasta que no se dispongan de los resultados del estudio Democophes.

En líneas generales, Castaño ve a España muy bien posicionada en biovigilancia medioambiental. Según ha comentado, en época de crisis como la que sufrimos ahora hay mucha más competitividad frente a proyectos europeos, pero reconoce que "España está sabiendo moverse bien en este ambiente y hasta la OMS lo reconoce".

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