¿Por qué la humidificación del aire es crucial para mantener una calidad de aire óptima en los hospitales y en los edificios climatizados en general?
El aire acondicionado y la ventilación dentro de los edificios aportan ventajas, pero también limitaciones: en un entorno controlado con aire acondicionado y calefacción, el aire se seca mecánicamente
(Aire acondicionado = batería de frío ➔ condensación = secado del aire)
La ventilación y el suministro de aire fresco del exterior aumentan aún más este efecto.
Cuando hablamos de la calidad del aire en los edificios, pensamos en la aireación, la ventilación y la purificación del aire, que son medidas necesarias, pero insuficientes. Tratan el aire de la habitación, pero tienen una consecuencia poco conocida: la desecación del aire interior.
Cuando se calienta el aire interior y luego se abren las ventanas o se suministra aire fresco mediante un sistema mecánico, el aire empieza a secarse. Cuanto más frío sea el aire exterior, menor será su capacidad de absorber agua, y más se secará. Si este aire exterior frío y seco entra en el edificio, la humedad relativa disminuye rápidamente a medida que el aire se calienta más. A continuación, el aire trata de restablecer el equilibrio: si no se instala un sistema de humidificación, el aire tratará de saturarse extrayendo la humedad de todos los materiales, estructuras y personas presentes.
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