La hoja de ruta hacia el hospital “carbón neutral”
En el año 2019, la Unión Europea, siguiendo el acuerdo de París, firma el European Green Deal, por el que Europa se compromete a ser un continente “carbon neutral” en el año 2050. Cualquier actividad que se desarrolle en cualquier país de la UE deberá ser neutra en emisiones de CO2, también la construcción y operación de edificios, incluyendo los hospitalarios que serán edificios de consumo de energía casi nulo o nZEB (nearly Zero-Energy Buildings).
Este artículo propone una estrategia para llegar hacia este objetivo realmente muy ambicioso: el diseño, construcción y operación de hospitales “carbon neutral”. Hospitales cuya construcción, operación y futura deconstrucción no genera gases de efecto invernadero, medidos en unidades de CO2.
Introducción
El diseño de hospitales está en continua evolución, para adaptarse a los nuevos requerimientos de pacientes, profesionales y sistemas de salud. Podemos identificar algunas tendencias claras en cuatro niveles diferentes:
- En cuanto a la propia organización de estos, la tendencia más evidente es la del aumento de la actividad ambulatoria y reducción por tanto de unidades de hospitalización. Tratamientos e intervenciones que requerían hace unos años de una semana o diez días de estancia hospitalaria se resuelven ahora con dos o tres días de postoperatorio en el hospital.
- Sobre el propio diseño de las unidades de hospitalización la tendencia es hacia la ejecución de habitaciones más “hoteleras”, buscando un mayor confort, tanto en materiales como la calidad ambiental interior (iluminación, confort térmico y acústico).
- En un tercer nivel estaría el incremento de la seguridad operativa de los hospitales, buscando la seguridad de ocupantes y equipos. A la tradicional redundancia de sistemas energéticos se suma ahora la imprescindible redundancia en los sistemas de gestión de datos clínicos y de gestión.
- Finalmente, continua la búsqueda de una mayor eficiencia y productividad en la operativa del hospital: eficiencia energética, incorporación decidida de tecnología de gestión (lo que entendemos como el “smart hospital”) y reconocimiento de la sostenibilidad ambiental de los edificios (mediante diferentes certificaciones ambientales) son elementos muy presentes hoy en todo proceso de diseño de edificios hospitalarios.
Este artículo se centra en la última de estas tendencias, la de la eficiencia, proponiendo una estrategia para llegar hacia un objetivo realmente muy ambicioso.
Contexto
En el año 2015 se alcanza el acuerdo de París de la ONU, por el que fija el objetivo de limitar el calentamiento global del planeta, debido a las actividades humanas, a +1,5 ºC en este siglo XXI.
La causa principal del calentamiento global del planeta, aunque no la única, es la liberación a la atmósfera de los “gases efecto invernadero”, que reducen la disipación de la radiación infrarroja de la tierra de vuelta al espacio. El principal gas con este efecto, por su abundancia, es el CO2, aunque no es el único. Otros gases con este impacto son el metano, el ozono, el óxido nitroso y hasta el vapor de agua.
En el año 2019, la Unión Europea, siguiendo el acuerdo de París, firma el European Green Deal, por el que Europa se compromete a ser un continente “carbon neutral” en el año 2050. Aunque estos dos últimos dos años de pandemia del Covid han puesto este objetivo en segundo plano, la voluntad de la UE es firme, y este compromiso se traducirá pronto en futuras normativas transversales orientadas a conseguir este objetivo:
- Renewable energy directive: El 40% energía de UE deberá ser renovable en 2030
- Energy efficiency directive: se duplicarán las obligaciones de ahorro energético actuales.
La aplicación de los fondos Next Generation tiene muy en cuenta, como es sabido, este objetivo de transformación energética. Y por ejemplo, se pretende también que el sector público renueve anualmente el 3% de su porfolio inmobiliario hacia edificios “carbon neutral”, actuando como tractores de toda la industria de la construcción.
El reto es mayúsculo. Para ilustrarlo, basta ver algunos objetivos intermedios: pretendemos que en 2030 las emisiones de CO2 europeas sean el 45% de las que eran en 1990. En los primeros treinta años de este periodo (1990 – 2020), sólo hemos conseguido reducir nuestras emisiones un 25%. Nos quedan por lo tanto sólo diez años para reducir un 30% adicional.
Esta muy exigente estrategia europea se acabará transponiendo, más pronto que tarde, en diferentes normativas nacionales. Se trata entonces de plantear una hoja de ruta para, en el sector, hospitalario, alcanzar también este objetivo
Caracterización energética de los hospitales
Los hospitales son, es bien sabido, grandes consumidores de energía y, por lo tanto y en la medida que esta energía provenga en cierta medida de combustibles fósiles, generadores de CO2.
Conviene distinguir entre el concepto de “net zero energy building” y “carbon neutral building”:
Net Zero Energy Building es aquel que mantiene un balance neto cero de energía (y por tanto de CO2) en la fase de operación del edificio. Dicho de otro modo, en un periodo que normalmente se fija en un año, el edificio “net zero” produce (mediante energía renovable) la misma cantidad de energía que consume a lo largo del período.
Un edificio neutro en carbono es aquel que mantiene un balance neto de CO2 nulo en todo el ciclo de vida de este: considerando el CO2 liberado en su construcción, operación y deconstrucción. Es evidente que este es un objetivo bastante más ambicioso que el de un edificio “net zero”.
Podemos caracterizar los consumos energéticos (o producción de CO2) en base a los siguientes parámetros:
- En un edificio “standard”, el 66% del CO2 liberado lo sería en la fase de operación, y el 33% restante en las etapas de construcción y deconstrucción.
- En la fase de operación de un hospital, el 66% del CO2 liberado sería debido al mantenimiento del confort ambiental interior del edificio, y el 33% restante debido al funcionamiento de los equipos de electromedicina.
- Del consumo energético debido al confort ambiental, un 70% se destina a la climatización y un 30% a la iluminación.
- Finalmente, del consumo energético destinado a climatizar el hospital, un 38% se destina a combatir las pérdidas y ganancias de calor por la envolvente del hospital, un 37% al tratamiento del aire de renovación y un 25% a combatir el calor disipado por las cargas internas del hospital (ocupación, iluminación y equipos).
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