La descarbonización es uno de los temas más recurrentes en el sector de la construcción, ya que los edificios son responsables de consumir casi el 40% de toda la energía producida. De esta cifra, aproximadamente el 35% del uso de la energía va destinada a los sistemas de climatización. Por eso, en la primera sesión del programa Carrier Talks Especial Sostenibilidad, presentada por Enrique Gómez, nos explica qué criterios debemos considerar para la selección de bombas de calor aire-agua enfocadas a una menor emisión de CO2.

Impacto Directo

El impacto directo de un sistema HVAC variará en función del refrigerante que usemos. De acuerdo con los fondos Next Generation de la UE, estos sistemas están limitados a refrigerantes con un PCA (Potencial de Calentamiento Atmosférico) máximo de 675. Este parámetro se utiliza para medir qué potencial de calentamiento atmosférico se produce en relación con un kilo de CO2 por cada kilo de sustancia emitida a la atmósfera. El valor límite impuesto por la UE es el asociado al gas R-32, uno de los refrigerantes más utilizados en los sistemas de climatización.

En función del equipo que estemos utilizando y teniendo en cuenta los valores de PCA mencionados anteriormente, debemos considerar otro tipo de factores como la reducción de carga de refrigerante necesaria o la optimización del sistema en función del tipo (aire-agua o aire-aire) y su funcionamiento.

Si, por ejemplo, nuestro sistema utiliza una tecnología de tornillo, Carrier propone como ejemplo el gas R-1234ze(e), ya que consigue reducir en un 10% la huella de CO2 y prácticamente el 100% del impacto directo además de una mayor eficiencia energética.

Como se puede ver, según la tecnología en uso encontramos diferentes soluciones entre las que elegiremos aquella que nos dé un mejor resultado, es decir, aquella que consiga aminorar más eficientemente el impacto directo e indirecto.

Impacto Indirecto

Un segundo aspecto que debemos considerar durante el proceso de selección de una bomba de calor es el impacto indirecto (basado en la eficiencia), que podemos dividir en tres aspectos.

En primer lugar, encontramos el límite de funcionamiento; para determinados rangos de temperatura, puede ser necesario introducir algún tipo de operación o versión de la unidad y/o verse mermados las prestaciones del equipo en comparación con el trabajo que esperamos que realice el sistema.

También debemos considerar el ERP (Enterprise Resource Planning) o “sistema de planificación de recursos empresariales”. Este depende de la directiva 2009/125/CE del Parlamento Europeo y del Consejo, la cual instaura un marco para el establecimiento de requisitos de diseño ecológico aplicables a los productos relacionados con la energía. En nuestro caso, la eficiencia mínima asociada al producto o sistema en su totalidad.