Humanización del hospital pediátrico
Los resultados en salud mejoran con la humanización de los hospitales pediátricos. Esta es la idea central de este libro de lectura indispensable para todos aquellos que dedicamos nuestro día a día a la asistencia clínica en el ámbito hospitalario, y que tratamos de conseguir hospitales mejores. Que la hospitalización puede conllevar un efecto negativo en niños y niñas es un hecho conocido desde hace tiempo. En la década de los 40 del siglo pasado, Spitz acuñó el término "hospitalismo", al investigar las consecuencias psíquicas de los niños hospitalizados separados de sus madres. Un poco más tarde, Robertson constataba que, a pesar de que los profesionales sanitarios actuaban desde un punto de vista técnico de forma competente, les parecía importar poco el sufrimiento que demostraban los niños ingresados. En 1959, el informe Platt apuntaba, en contra de la tendencia dominante de la época, la importancia de no restringir las visitas de los padres a lo largo de la hospitalización (no era infrecuente que los padres entraran a visitar a su hijo tan sólo un par de horas por semana). A partir de la década de los 60 e inicios de los 70 se empezó a ver "natural" que las madres pernoctaran en el hospital y se hiciesen cargo de los cuidados de su hijo o hija.
Para poder humanizar un hospital, el primer paso que se debe dar es adoptar un modelo de atención centrado en la familia y en el niño. Ello implica potenciar y ampliar en los hospitales las ofertas de servicios a niños y familias y, sin duda, obliga a cambiar numerosos aspectos estructurales. En primer lugar, debe priorizarse la atención ambulatoria sobre la hospitalización. Las estructuras deberán repensarse para acoger a la familia y el diseño de éstas se orientará a los niños. Debe eliminarse todo sufrimiento evitable y caminar de forma decidida hacia el hospital sin dolor. Los profesionales tienen que estar capacitados para minimizar la ansiedad de los niños. El hospital, en caso necesario, deberá garantizar la continuación de la escolaridad y será necesario ofertar alternativas de ocio y juego durante la estancia del niño en el hospital. Al fin y al cabo, los niños, aunque enfermos, siguen siendo niños. Y tienen unos derechos. Derechos que son intrínsecos a su persona, que no nacen de una concesión, tal y como se refleja claramente en la Convención de las Naciones Unidas sobre los derechos de los Niños y Niñas. También es necesario instaurar mecanismos para que los niños participen en el Hospital: conocer qué es lo que ellos quieren, saber cuál es su opinión. Y buscar herramientas para “normalizarles” la vida. Para poder vivir la hospitalización, en definitiva, de la forma más positiva posible.
Contenido
- Capítulo 1: El hospital desde la experiencia del niño. Introducción al cuidado psicológico de los niños en los hospitales
- Capítulo 2: Humanización de los espacios para niños en los hospitales. El arte como aliado.
- Capítulo 3: La comunicación con el niño y su familia en el hospital
- Capítulo 4: Perspectivas psicologías del dolor pediátrico “lo peor del hospital es que te duela”
- Capítulo 5: Jugar en el hospital: El juego como recurso de bienestar para los niños hospitalizados
- Capítulo 6: El cuidado psicológico de los niños con enfermedades crónicas y sus familias
- Capítulo 7: Las situaciones más difíciles. Urgencias, UCIs y Cuidados Paliativos pediátricos
- Capítulo 8: El contexto familiar y cultural de los niños hospitalizados
- Capítulo 9: A modo de conclusión
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