El objetivo de las recomendaciones que se desarrollan en esta publicación es en primer lugar documentar el riesgo que suponen las obras en relación a la infección nosocomial, y a continuación presentar todas aquellas medidas y actividades que minimicen el riesgo de infección respetando las normas y estándares disponibles.

Se consideran de forma separada las fases de proyecto de obras, la vigilancia, y el control antes, durante y al finalizar las obras así como la vigilancia y el control de las obras no programadas con la finalidad de concretar al máximo la conducta que se tienen que seguir en cada momento.

Dada la complejidad del tema y la implicación de varios profesionales, en los distintos apartados se abordan enfoques amplios que permiten llegar a un nivel bastante detallado respeto al papel de cada profesional en su campo específico de actuación.

El riesgo asociado a obras generalmente tiene un mayor riesgo en los hospitales de agudos ya que entre los enfermos se encuentran personas más susceptibles a enfermar, si quedan expuestos a los microorganismos introducidos por las obras, debido a su enfermedad o la inmunodepresión ocasionada por el tratamiento administrado.

Aun así, la atención a los enfermos se tiene que entender como un continuo en el que hay una fase de atención en centros de agudos pero también los mismos enfermos pueden ir a centros sociosanitarios y centros de atención primaria. Este planteamiento implica que la prevención nosocomial asociada a procesos de obras se tiene que hacer no sólo en hospitales sino también a cualquier tipo de centro sanitario.