Como profesionales, hemos puesto nuestra experiencia al servicio de infraestructuras implicadas directamente en combatir la pandemia global actual. Somos conscientes de que, como arquitectos, no podemos curar a los enfermos, pero tenemos la responsabilidad de re-pensar y re-crear los espacios en los que se pueden curar. Y, a la larga, de todos los espacios donde se desarrolla la sociedad.

En estos días, hemos leído y escuchado análisis y opciones de la vida y de la arquitectura post-Covid. No es fácil apartarse de la contienda así que aquí intentaré moldear tendencias, más que certidumbres.

TRES CONCEPTOS

Empezaremos a pensar en una arquitectura sin contacto, que busque hacer uso de todas las nuevas tecnologías, sobre todo a nivel de sensores y conexiones IoT, para que la información y las actividades humanas puedan fluir. La experiencia actual del trabajo sin contacto debe mejorarse y tenerse en consideración para el desarrollo de otras actividades humanas.

Otra idea es la de una arquitectura que deberá encontrar un nuevo concepto de comunidad, desde la planificación urbana hasta la distribución interior de viviendas y escuelas. En el hospital, el trabajo del personal médico se realiza en conjunto, en comunidad, lo que hace que se puedan desarrollar nuevas curas y nuevas maneras de hacer en medicina. Aquí se intermezclan estos dos conceptos: el apoyarnos en la tecnología para la arquitectura sin contacto y en la constante comunicación con nuestros pares y compañeros para avanzar.

El último concepto es visualizar una arquitectura con una actitud de tamaño micro. Desde esa escala micro de un virus que ha hecho que la escala macro, el mundo, se haya detenido. Aquí podría resaltar el rescate a la atención a los detalles, desde los procesos hasta los materiales para hacer realidad una arquitectura que no se olvide nunca que el ser humano es su usuario definitivo.

El espacio común será un espacio compartido por multitud de espacios individuales separados pero interconectados.