Bienestar sanitario: una nueva concepción, diseño y gestión de los espacios sanitarios
Una de las consecuencias colaterales de la pandemia ha sido la transformación de los hospitales, los centros de atención primaria y, en general, del paradigma de la atención a la salud de los ciudadanos. Durante el transcurso de los últimos dos años, al mismo tiempo que médicos y enfermeras trabajaban sin descanso para salvar la vida de las personas afectadas por la Covid-19, compañeros suyos de áreas no asistenciales hacían lo propio para buscar espacios donde colocar más camas; conseguir respiradores; desarrollar nuevos sistemas de limpieza e higiene eficaces contra el contagio; facilitar recursos de soporte psicológico a pacientes y profesionales o articular métodos de información telefónica para familias que no podían acceder al centro, por citar sólo algunos ejemplos.
El impacto de la emergencia sanitaria global que se desató a finales del mes de febrero de 2020 ha acelerado procesos de cambio en el cuidado de la salud que parecían estar en un segundo plano y que ahora se muestran como fundamentales para rebajar la presión que ha recibido el conjunto del sistema sanitario. La pandemia ha marcado, sin duda, un punto de inflexión en la valoración y la atención de los criterios, las estrategias, las acciones y los servicios considerados como no directamente asistenciales.
Buena parte de estas iniciativas giran alrededor de un gran concepto nodriza: el bienestar sanitario, que pretende trascender el ámbito estrictamente asistencial para fijarse en cómo se puede mejorar la salud, la experiencia y la seguridad de pacientes y profesionales desde actuaciones no asistenciales, como la humanización, el diseño de los espacios o el trabajo de los servicios de limpieza, restauración y mantenimiento.
Hoy existe el convencimiento unánime de que la contribución de estos ámbitos es esencial para garantizar los mejores resultados de la actividad estrictamente asistencial en los hospitales y la optimización de la salud y calidad de vida de profesionales y pacientes.
El bienestar sanitario: un nuevo objetivo común
A lo largo de 2021, ISS impulsó el Proyecto Bienestar Sanitario. Con más de un siglo de experiencia en la prestación de servicios generales a empresas de todo tipo, ISS tiene como propósito empresarial conectar personas y lugares para contribuir a crear un mundo mejor.
Es desde este punto de partida que desde ISS nos propusimos la creación de un espacio de debate y creación de opinión en torno al papel de los servicios sanitarios no asistenciales y sobre cómo pueden contribuir a reducir la presión sobre el sistema sanitario, tanto público como privado, castigado especialmente por la pandemia.
El Proyecto Bienestar Sanitario recogió, en una primera fase, la opinión de 20 reconocidos expertos, instituciones, asociaciones y empresas del sector a través de entrevistas y mesas de trabajo. En una segunda fase se elaboró un informe que recogía la síntesis de todo este proceso y se convertía en un documento de reflexión consensuado de gran interés que sugiere un marco idóneo para el desarrollo del trabajo de los profesionales y la recuperación de los pacientes.
El bienestar sanitario formulado de forma transversal es un objetivo común en cuya consecución deberían estar implicados y comprometidos todos los eslabones de la cadena de la atención sanitaria.
Para abordar el debate en torno al Bienestar Sanitario, hemos definido cuatro pilares clave:
- Especialización de los equipos y formación de los profesionales.
- Uso y beneficios de la aplicación de la innovación y la tecnología.
- Seguridad. Salud física y emocional de profesionales y pacientes.
- Una nueva concepción, diseño y gestión de los espacios.
Queremos centrarnos en este artículo, en el último de ellos.
Una nueva concepción, diseño y gestión de los espacios
Uno de los aprendizajes acelerados provocados por la emergencia sanitaria de la Covid-19 es que los espacios de un centro sanitario deben poder transformarse y adaptarse a nuevos usos en muy poco tiempo, en cuestión de días e incluso de horas. Lo que desgraciadamente ha sido una necesidad puede convertirse en virtud.
La arquitectura, el diseño y la calidad y seguridad de los espacios es uno de los puntales del bienestar sanitario y tiene una contribución indudable en este nuevo modelo de atención sanitaria. Es necesario convertir los centros sanitarios en espacios más amables, que hagan más agradable y menos estresante la experiencia de paciente y familiares, y fácil y seguro el trabajo de los profesionales de ámbitos asistenciales y no asistenciales.
La arquitectura, la ergonomía y el diseño de los espacios interiores también tienen un papel importante para la consecución del bienestar sanitario y los gestores hospitalarios cada vez conceden más atención a estos aspectos.
Debemos recordar que el confort, tanto de pacientes cómo de profesionales es fundamental, porque los hospitales son mucho más que centros que ofrecen tratamientos asistenciales. Los centros de salud son sitios por dónde cada día pueden llegar a pasar miles de personas. Se hace necesario, por lo tanto, incluir valores como la flexibilidad, la luminosidad, la calidad del aire o tener en cuenta el confort acústico desde la concepción inicial de cada espacio, hasta su mantenimiento una vez construido.
La reducción de ruido, la presencia de luz natural o la transformación de espacios exteriores intermedios son factores que cabe considerar desde las primeras fases de ideación de los edificios. Ya en la elaboración de planes de salud y planes funcionales de edificios sanitarios hay que considerar estos aspectos con la colaboración de equipos multidisciplinares que contribuyan a crear entornos más eficientes, más humanos, que mejoren el entorno de trabajo de los profesionales y la recuperación de los pacientes.
En la atención a los espacios interiores de los hospitales, tanto asistenciales como no asistenciales, todos estos factores cobran protagonismo y contribuyen a cambiar la experiencia del paciente y de los trabajadores en su paso por el hospital.
Buena parte de estos criterios encajan en el denominado diseño biofílico, una corriente arquitectónica que apuesta por restablecer los vínculos entre naturaleza y ser humano, con el convencimiento que tendrá un efecto positivo en su bienestar.
El trabajo con los espacios en los hospitales infantiles marca, en cierta forma, la referencia de cómo es posible desprenderse de la etiqueta de lugar incómodo, siempre sin olvidar que la primera prioridad debe ser atender médicamente al paciente. El centro de la Fundación Kálida en el Hospital de la Santa Creu i Sant Pau de Barcelona, la Fundación Aladina en el Hospital Niño Jesús en Madrid, o el Hospital de Sant Joan de Déu, también en Barcelona, son algunos ejemplos de esta línea de transformación, que prima la humanización y que ambiciona extenderse a todos los ámbitos de los hospitales.
El despliegue de todos estos cambios orientados al bienestar sanitario necesita de un liderazgo claro y de la visibilidad y los incentivos para las iniciativas de éxito.
Generar el estado de opinión necesario para que estos cambios crezcan y se consoliden, encontrar las sinergias entre los diferentes actores, planificar y si es necesario reiniciar, para emprender estas y otras acciones son otros de los elementos que se precisan para la consecución del bienestar sanitario en nuestro país.
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