Centro de cuidados del Cáncer Chiloé
El siguiente texto detalla el Proyecto Final de Carrera diseñado por Consuelo Bertín Ulloa, tutorizado por M. Beatriz Piderit Moreno, en la Escuela de Arquitectura de la Universidad del Bio Bio, Chile.
TRANSFORMANDO LA ATENCIÓN ONCOLÓGICA EN CHILE: HACIA ESPACIOS MÁS HUMANOS Y ACCESIBLES
A nivel mundial, el cáncer se ha consolidado como la segunda causa de muerte, con 9.6 millones de fallecimientos registrados en 2018. Según la Organización Mundial de la Salud, Chile ocupa el sexto lugar en Latinoamérica, con aproximadamente 230.000 diagnósticos al año 2022. Además, se estima que para el año 2050 su incidencia y mortalidad aumente en un 95% y 117% respectivamente.
Es así como desde 1986, Chile ha trabajado para abordar esta problemática, creando programas y entidades que orienten los protocolos de diagnóstico, tratamiento y seguimiento. Siguiendo los lineamientos internacionales, el Ministerio de Salud se propone repensar la problemática y las estrategias para su control, publicando su Plan Nacional del Cáncer 2018 - 2028, y su Ley Nacional del Cáncer, promulgada en 2020, que establece la implementación de la anteriormente nombrada.
En 2017, la red oncológica del sistema público de salud contaba con un número limitado de centros de alta complejidad, concentrados principalmente en las grandes ciudades del país. Estos presentaban baja pertinencia cultural e insuficiente integración de las familias y comunidades en el proceso de atención.
Para enfrentar estos desafíos y considerando la vasta extensión del territorio chileno, uno de los principales objetivos del Ministerio de Salud para 2028 es fortalecer esta red, mejorando los centros ya existentes y construyendo instalaciones de menor complejidad en localidades más alejadas, asegurando un acceso más equitativo para todos los chilenos.
Los últimos años, las tendencias internacionales en el diseño de espacios hospitalarios han evolucionado significativamente. La concepción moderna de los hospitales, que priorizaba la funcionalidad sobre las necesidades emocionales del paciente, ha quedado obsoleta, reflejándose en los temas centrales de congresos, seminarios y revistas especializadas.
En las últimas dos décadas, las investigaciones han evidenciado la urgencia de replantear estas prácticas, para crear espacios más humanos que faciliten la recuperación y mejoren la experiencia del paciente y su familia. En este contexto, emergen corrientes que son esenciales para el diseño de espacios curativos. Conceptos como la neuroarquitectura, la sustentabilidad, el diseño biofílico, el diseño bioclimático y la accesibilidad juegan un papel fundamental en la creación de ambientes que favorezcan la sanación.
Factores como promover la luz natural, la conexión con la naturaleza, la comodidad y la eliminación de barreras arquitectónicas, son cruciales para reducir el estrés y la ansiedad de los pacientes. Así mismo, elementos como colores suaves, materiales acogedores y distribuciones que fomenten la interacción social, contribuyen a crear un ambiente más positivo y reconfortante.
FORTALECIENDO LA SALUD EN CHILOÉ: UN PROYECTO INTEGRAL PARA EL BIENESTAR DE LA COMUNIDAD
Bajo esta premisa, se ha decidido llevar a cabo el siguiente proyecto en una de las regiones del país con tasas de mortalidad por cáncer más elevadas. En este territorio se encuentra la Isla Grande de Chiloé, que abarca aproximadamente 8.400km2 y está separada del continente por un estrecho de alrededor de 3km de ancho.
La insularidad del archipiélago es un aspecto fundamental que define su identidad, cultura y estilo de vida. La dependencia del transporte marítimo y aéreo para ingresar a la isla dificulta el acceso a servicios de salud, educación y otros recursos, especialmente en situaciones de emergencia.
Esta realidad dificulta la obtención de diagnósticos oportunos y tratamientos de calidad, generando un esfuerzo físico, emocional y financiero considerable, así como una profunda sensación de desarraigo, para quienes deben trasladarse en busca de atención médica especializada.
Una de las principales ciudades y puerta de acceso al archipiélago es Ancud, situada sobre una serie de colinas cubiertas de abundante vegetación, compuesta por bosque de especies nativas. La altitud de la ciudad es variable, pero las zonas más elevadas ofrecen vistas panorámicas de la ciudad, la bahía y el océano.
El clima de la región desempeña un papel fundamental en su topografía. Ancud presenta un clima oceánico, con inviernos rigurosos y veranos frescos. Las frecuentes precipitaciones a lo largo del año favorecen el crecimiento de vegetación y la formación de ríos y arroyos que fluyen hacia el océano.
En temas de salud, la ciudad enfrenta varios desafíos. A pesar de contar con un hospital y centros de atención primaria, su baja capacidad de resolución obliga a derivar muchos casos al continente. Además, la distancia y el acceso a estos servicios pueden ser complicados para algunas comunidades, especialmente de áreas rurales.
El terreno seleccionado se encuentra en una de las colinas periféricas de la ciudad, área estratégica durante los últimos años. Esta zona de expansión residencial ha experimentado un notable crecimiento inmobiliario, aun de escaza urbanización.
Esta área ha concentrado importantes proyectos, destacando la construcción del nuevo hospital, que aspira ser uno de los más grandes del archipiélago, así como los proyectos del Centro de Rehabilitación, un nuevo Centro de Salud Familiar, y el “Ensanche Urbano Bellavista”, el cual pretende descentralizar la ciudad y unificar las iniciativas, generando así un nuevo acceso a la urbe.
Se decide emplazar el proyecto en el terreno adyacente al nuevo hospital, fortaleciendo este polo dedicado al bienestar y aumentando la capacidad de resolución del sistema de salud. Este lugar cuenta con elementos significativos, como la presencia de una frondosa vegetación, generando claros que permiten adentrarse en la naturaleza, y una vertiente que constituye uno de los ramales del principal río de la ciudad.
MADERA Y MEMORIA: LA IDENTIDAD CHILOTA COMO PARTE DE LOS PROCESOS CURATIVOS
Uno de los aspectos más relevante en la elección de la materialidad es la preservación de la identidad local, que refleja una memoria colectiva en torno a la madera. Este recurso ha sido fundamental en la vida de los chilotes, no solo en la construcción de viviendas y embarcaciones, sino también en la arquitectura típica de la zona, reconocida como Patrimonio de la Humanidad.
La cultura chilota está profundamente entrelazada con la naturaleza y la madera refleja esa conexión. Representa la resiliencia y la adaptación de sus habitantes a un entorno a menudo desafiante, así como la habilidad y el ingenio para aprovechar los recursos naturales de manera sostenible.
En este contexto, se eligen materiales que aseguren la durabilidad, eficiencia y confort del espacio. La estructura del proyecto se basa sobre pilotes y vigas de hormigón armado como cimientos, diseñados para enfrentar la inestabilidad del terreno.
Además, se incorporan núcleos del mismo material proporcionando mayor resistencia y estabilidad a la estructura principal. Esta última, compuesta por marcos rígidos de madera laminada encolada (MLE), dispuestos de manera radial en las salas de espera, creando un ambiente acogedor y espacialmente atractivo. En las naves de las demás áreas, estos marcos se organizan transversalmente, favoreciendo una distribución eficiente del espacio y a la funcionalidad del diseño.
Para complementar la estructura, se utilizan paneles de madera contralaminada (CLT) como sistema arriostrante, que aportan una excelente resistencia estructural y añaden calidez al ambiente, favoreciendo el confort de los usuarios.
La creciente adopción de elementos prefabricados como el CLT, ha mejorado significativamente la industria de la construcción, acelerando procesos de manera más eficiente. Esto se traduce en reducción de costos y menor impacto ambiental, disminuyendo la huella de carbono en comparación a otros materiales.
Tanto la MLE como el CLT brindan gran flexibilidad en el diseño arquitectónico, permitiendo crear espacios abiertos y luminosos, y facilitan la creación de estructuras con grandes luces, maximizando el uso del espacio y permitiendo mayor creatividad de diseño.
Para proteger la madera de las extremas condiciones climáticas de la localidad, se propone una fachada permeable, compuesta por termopaneles low-e, combinados con un filtro UV. Esta solución no solo mejora la eficiencia energética del edificio gracias a su baja emisividad, sino que también ayuda a mantener una temperatura constaste en el interior, protegiendo al mismo tiempo el material de la severidad del clima. Además, el filtro UV proporciona una barrera adicional, protegiendo la madera de los rayos ultravioleta que pueden causar decoloración y deterioro con el tiempo.
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