Instalaciones de bioseguridad para la arquitectura: entrevista a José María Cristóbal González
En ENERO Arquitectura ponemos el foco en el equipo que hay detrás de cada uno de nuestros proyectos para mostraros su particular mirada sobre los temas que más nos preocupan como proyectistas y para compartir nuestro conocimiento especializado.
Inauguramos esta serie de entrevistas con nuestro Director de Proyectos José María Cristóbal González, participante en la mesa redonda «Seguridad Ambiental, Biocontención. Proyectos y Normativa» mantenida durante el 40 Seminario de Ingeniería Hospitalaria, Congreso Nacional. José María tiene un conocimiento especializado en la biocontención (ha realizado cursos de Formación Avanzada en Bioseguridad y módulos de especialización) y los aspectos más relevantes vinculados a esta para su posterior aplicación en proyectos de arquitectura para la bioseguridad.
Le preguntamos sobre el desafío creativo y técnico que supone diseñar proyectos con instalaciones de bioseguridad como el nuevo Animalario de Contención Biológica NCB3 para el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.
¿Qué son los espacios de biocontención y cómo se diferencian del resto de proyectos que diseñáis en el estudio? ¿Por qué es necesaria una arquitectura específica para la biocontención?
Los espacios de biocontención son edificios diseñados específicamente para trabajar y contener, de manera segura, agentes patógenos peligrosos. Se diferencian de los demás proyectos que realizamos en ENERO Arquitectura por la especialización y precisión requeridas durante todo el proceso, y por la exigente coordinación de los equipos de trabajo multidisciplinares. Estos equipos los constituyen los arquitectos junto con ingenieros de instalaciones y estructuras, expertos en bioseguridad, técnicos en evaluación de riesgos, en impacto ambiental y especialistas de las empresas de equipamiento especializado, además de un papel muy activo del usuario final/propiedad.
Sus requerimientos, siempre orientados hacia la seguridad de la instalación, obligan a una arquitectura específica, de alta precisión y detalle. Ubicación, materiales, espacios y la relación entre ellos, flujos, instalaciones redundantes, etc. son algunos de ellos, y ayudan a definir unos edificios que albergan en su interior laboratorios, animalarios y/o plantarios.
Las instalaciones de bioseguridad conocen actualmente un cierto auge, en gran medida motivado por el Covid y el cambio climático, lo que ha provocado una mayor inversión tanto a nivel europeo como internacional en este tipo de instalaciones.
¿Qué aspectos consideras prioritarios a la hora de proyectar un edificio de contención biológica?
Si recordamos la definición vitruviana, la arquitectura es un equilibrio entre la Utilitas, Firmitas y Venustas (Funcionalidad, Solidez y Belleza), igualmente aplicable a esta tipología de edificios. La Utilitas adquiere aquí una aún mayor importancia y se convierte en eje vertebrador. La Firmitas une a su carácter portante el de ser barrera de contención primaria. La Venustas ayuda a hacer óptimo el trabajo diario, la estancia de personas y animales, y la integración en el entorno y mejora de la ciudad.
Al proyectar este tipo de edificios es prioritaria la seguridad, aspecto fundamental durante todo el proceso, con el fin de garantizar un correcto funcionamiento de la instalación y la protección del personal, el entorno y la comunidad circundante.
Resulta también crucial una correcta ubicación del edificio en el entorno, la disposición de los diferentes usos en el lugar adecuado, una óptima relación entre usos, y asegurar un buen funcionamiento de los flujos o circulaciones de personas, materiales, muestras, animales, residuos.
Se hace mención en el propio nombre del proyecto al nivel de biocontención del edificio, en este caso de Nivel 3. ¿Qué implicaciones tiene esta categorización en el diseño y el funcionamiento del edificio?
El diseño en una instalación de bioseguridad se convierte en una pieza clave, fruto de un trabajo coordinado y multidisciplinar. Con él se debe garantizar una coordinación actividad-bioseguridad, un intercambio seguro de personas, materiales, muestras y residuos, un control de los fluidos que salen de la instalación, la biocustodia del material biológico y datos sensibles, y la protección del medio ambiente y terceros.
Hay que indicar que los niveles de biocontención se clasifican de 1 a 4, en función de los patógenos y prácticas a realizar en su interior, y que dentro de esta clasificación los niveles 3 y 4 son sustancialmente los más exigentes desde el punto de vista de la seguridad y el diseño, con numerosos y exigentes aspectos a considerar.
Todo ello implica un diseño preciso, materiales y soluciones específicas, equipos especializados …. y en consecuencia una mayor inversión necesaria para su desarrollo.
Los protocolos de trabajo del personal son muy importantes también en este tipo de instalaciones, para su correcto funcionamiento, junto con unos complejos y detallados procedimientos a seguir de forma continuada y estricta.
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