Descarbonización en entornos hospitalarios: la influencia decisiva de los materiales en las instalaciones hidráulicas
La transición hacia modelos de edificación hospitalaria de bajas emisiones de carbono exige una revisión exhaustiva de los criterios tradicionales de diseño, ejecución y mantenimiento de las instalaciones hidráulicas y mecánicas. La descarbonización, en este contexto, no solo implica la integración de fuentes de energía renovable o la implementación de sistemas de climatización altamente eficientes, sino que también se ve influida de manera significativa por los materiales utilizados en las infraestructuras. A menudo, se subestima el impacto que los materiales constructivos tienen sobre la eficiencia energética global y la huella ambiental de los sistemas.
El impacto oculto de los materiales: energía y emisiones
Uno de los desafíos más relevantes para los profesionales de la ingeniería hospitalaria es la falta de herramientas y datos adecuados para evaluar, desde las fases iniciales de los proyectos, el impacto ambiental real de las soluciones constructivas, más allá del consumo energético operativo. En particular, en el ámbito de las instalaciones hidráulicas, esto se traduce en la elección de materiales tradicionales como el cobre o el acero, cuyos procesos de producción generan elevadas emisiones de CO₂, presentan un alto consumo energético y dependen de recursos minerales no renovables.
Según estudios recientes de la Asociación Europea del Plástico (TEPPFA), aplicando la metodología EN 15804 de Análisis de Ciclo de Vida (LCA), se ha cuantificado la diferencia de impacto ambiental entre los sistemas de tuberías de cobre, acero, PVC y otros materiales, comparados con los sistemas de polipropileno copolímero random (PP-R). Los resultados revelan que los sistemas metálicos presentan un impacto considerablemente mayor en categorías ambientales clave, con énfasis en el potencial de calentamiento global y la acidificación de suelos y aguas.
Decisiones de diseño y sus consecuencias operativas
El diseño de las instalaciones hidráulicas hospitalarias, sometido a estrictas normativas de higiene, control de infecciones y continuidad de servicio, debe abordar numerosos retos técnicos que impactan directamente en la eficiencia energética del sistema. Estos incluyen largos tramos de recirculación de ACS, la necesidad de desinfección química y térmica periódica, así como la alta variabilidad de caudales y demandas térmicas heterogéneas.
La selección del material de las tuberías influye directamente en aspectos clave del sistema:
- Pérdidas de carga y dimensionado de equipos de bombeo: La baja rugosidad interna del PP-R se traduce en una reducción de las pérdidas de carga, lo que conlleva un menor consumo energético en el bombeo.
- Degradación química del material: El uso frecuente de desinfectantes como el hipoclorito sódico en el tratamiento contra la Legionella puede acelerar la degradación de los materiales, afectando la integridad de las instalaciones.
- Durabilidad frente a ciclos térmicos y oxidativos: Los materiales deben ser capaces de resistir las tensiones térmicas y oxidativas para evitar mantenimientos no planificados o renovaciones anticipadas, lo que aumenta los costes operativos.
Italsan y la ingeniería hospitalaria basada en datos
Desde hace más de una década, Italsan ha liderado la integración de criterios de sostenibilidad y eficiencia en cada fase del ciclo de vida de las instalaciones hidráulicas, utilizando herramientas avanzadas de cálculo, modelos BIM orientados a la eficiencia energética y evaluaciones técnicas específicas para entornos hospitalarios. Un desarrollo clave ha sido la incorporación del sistema NIRON, que utiliza materias primas certificadas por ISCC PLUS, lo que permite una huella de carbono negativa gracias al uso de polipropileno derivado de fuentes renovables.
El sistema de polipropileno PP-RCT RA7050, con propiedades avanzadas frente a hipoclorito, presión térmica y oxidación, ha demostrado una durabilidad superior, garantizando más de 30 años de operación en condiciones extremas (4,3 ppm de NaClO a 60 ºC y 5,5 bar), sin comprometer las propiedades estructurales ni la estanqueidad.
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