Certificados de sostenibilidad para el control de la iluminación
En el contexto de la construcción sostenible y el diseño de edificaciones de alto rendimiento, existen diversos sistemas de certificación reconocidos internacionalmente que permiten evaluar y validar el cumplimiento de criterios ambientales, energéticos y de bienestar a lo largo del ciclo de vida del edificio. En el ámbito de la iluminación hospitalaria estos estándares contemplan aspectos clave como la eficiencia energética, el confort visual, el control de deslumbramiento o la conexión con el exterior. Dependiendo del organismo certificador, las metodologías de evaluación y los objetivos específicos varían, reflejando distintos enfoques hacia la sostenibilidad y el bienestar. Entre los más relevantes se encuentran LEED, WELL y BREEAM.
LEED.- Leadership in Energy and Environmental Design, es la certificación de sostenibilidad más adoptada a nivel global. Está orientado a evaluar la gestión energética a través de la sostenibilidad en el diseño, la construcción y el funcionamiento de los edificios. El sistema clasifica los proyectos en distintos niveles de certificación en función de los puntos obtenidos, derivados de la incorporación de estrategias que minimicen el impacto ambiental a lo largo del ciclo de vida del edificio.
En cuanto a la iluminación, diversas categorías son puntuadas en función del cumplimiento de los requerimientos técnicos establecidos. Una de ellas es la iluminación interior, cuyo objetivo es optimizar la productividad, el confort visual y el bienestar de los ocupantes mediante el suministro de iluminación de alta calidad. Los requisitos del sistema se centran en aspectos como el control del deslumbramiento, la fidelidad en la reproducción cromática y la gestión del sistema de iluminación. Se pueden obtener hasta dos puntos mediante la implementación de soluciones de control lumínico que cumplan con los criterios establecidos en la norma UNE-EN 12464-1, garantizando así un entorno visual confortable y adaptado a las necesidades funcionales del edificio.
Otra categoría considerada es la medición avanzada de energía. Su objetivo es habilitar una gestión energética eficiente del edificio mediante el monitoreo continuo de los consumos y la detección de oportunidades de optimización. El requisito principal consiste en la implementación de sistemas de medición que permitan registrar el consumo energético de forma desglosada. Se puede obtener un punto si se instalan sistemas capaces de medir en tiempo real el consumo asociado a la iluminación, facilitando así la identificación de oportunidades de mejora en la eficiencia energética.
La luz natural se puntúa en función de la conexión de los usuarios del edificio con el exterior. Es importante reforzar los ritmos circadianos y reducir el uso de iluminación eléctrica introduciendo luz natural en el espacio. Para ello se requiere un control manual y automático que regule la intensidad de las luminarias en función de los niveles de luz natural disponibles. Hasta tres puntos se pueden obtener mediante la implementación de sistemas de control que cumplan con estos requisitos funcionales.
También se evalúa la optimización del rendimiento energético, cuyo propósito es alcanzar niveles de eficiencia superiores a los mínimos normativos. Es necesario reducir el impacto ambiental y económico derivados del uso excesivo de energía de los grandes edificios. Para cumplir con este criterio se requiere la reducción de la potencia de iluminación y la implementación de sistemas de control de luz natural. Es posible obtener hasta cuatro puntos mediante la instalación de detectores de presencia, que reducen considerablemente el consumo de energía lumínica mediante el control de la luz natural y la ocupación.

WELL.- gestionado por el International WELL Building Institute (IWBI) evalúa de manera integral cómo las condiciones del entorno construido inciden en la salud, el bienestar y el confort de los ocupantes, incluyendo pacientes, profesionales sanitarios y visitantes en entornos hospitalarios. A diferencia de otros sistemas centrados básicamente en la eficiencia energética o en el impacto ambiental, WELL adopta un enfoque orientado al bienestar físico y psicológico de las personas mediante el análisis de múltiples parámetros. Su propósito principal es optimizar la experiencia del usuario y consolidad entornos que favorezcan la salud integral.
La gestión de la iluminación se aborda a través de distintas categorías de condición previa como son la exposición a la luz y el diseño visual de la iluminación. La primera hace referencia a la necesidad de proporcionar una exposición a la luz adecuada en los espacios interiores, lo que implica implementar estrategias efectivas de control tanto de la luz natural como de la artificial. Esta condición se encuentra estrechamente vinculada con la categoría de diseño de iluminación circadiana, cuyo objetivo es garantizar niveles de iluminación que respalden la salud del sistema circadiano, promoviendo la sincronización del ritmo biológico con el ciclo natural día-noche. El estándar WELL establece como requisito prioritario la maximización de la exposición a la luz natural y el acceso a vistas exteriores, reconociendo su impacto positivo en el bienestar fisiológico y psicológico de los ocupantes. En este contexto, la integración de sistemas de control inteligente de la iluminación, combinados con tecnología Tuneable White (ajuste dinámico de la temperatura de color), permite la creación de perfiles de iluminación circadiana personalizados. La implementación de estas estrategias puede contribuir con hasta tres puntos en la certificación.
La segunda categoría de condición previa es el diseño visual de la iluminación, que tiene como objetivo garantizar los niveles de iluminación adecuados en las superficies de trabajo, adaptándolos a las necesidades visuales de los usuarios habituales de todos los grupos de edad, y según las tareas que se desarrollen en cada espacio. La incorporación de sistemas avanzados de control de iluminación permite abordar las necesidades individuales tal y como promueven normas como la EN 12464-1.
Las estrategias de diseño de la luz natural constituyen una de las categorías que evalúa WELL. Exigen el diseño de los espacios interiores de forma que la luz natural se pueda integrar de manera efectiva, permitiendo su uso conjunto con la iluminación artificial para el desempeño eficiente de las tareas visuales. La instalación de sistemas de control junto con detectores de presencia y crepusculares permite una regulación dinámica de la iluminación artificial en función de los niveles de luz natural disponibles. Esta integración no solo optimiza el confort visual, sino que también mejora la eficiencia energética del edificio. La correcta aplicación de estas soluciones puede aportar hasta tres puntos adicionales en el proceso de certificación. Asimismo, el balance visual, a través del desarrollo de estrategias específicas para asegurar un entorno lumínico visualmente equilibrado, para cualquier tipo de actividad tanto de día como de noche, permite obtener un punto adicional.
La calidad de la luz artificial representa también un aspecto fundamental dentro del sistema WELL, dado su impacto directo en el confort visual y el bienestar de los ocupantes. Es imprescindible considerar parámetros técnicos como el índice de reproducción cromática, que influye en la percepción precisa de los colores, y la frecuencia de parpadeo, que puede afectar la salud visual y provocar fatiga o molestias, especialmente en exposiciones prolongadas. Para asegurar un rendimiento lumínico estable y de alta calidad, el sistema WELL promueve la utilización de componentes avanzados, como los drivers certificados bajo el protocolo DALI-2, que permiten un control más preciso y eficiente de los sistemas de iluminación. La integración de estos dispositivos contribuye no solo a mejorar la experiencia del usuario, sino también a la obtención de hasta tres puntos en el proceso de certificación.
Otra categoría clave dentro del sistema WELL es el control de ocupación, que promueve la implementación de estrategias de iluminación innovadoras que consideren tanto las preferencias individuales de los usuarios como su interacción dinámica con el entorno construido. El objetivo es proporcionar acceso a ambientes de iluminación personalizable que respondan a las necesidades específicas de confort, funcionalidad y bienestar. Estas estrategias pueden materializarse mediante soluciones de automatización avanzada, tales como el encendido manual con apagado automático, encendido y apagado completamente automatizados, la creación de escenas de iluminación personalizadas según el uso del espacio, o el control individual de parámetros como el color RGB y/o la temperatura de color de la luz. La adecuada integración de estas tecnologías, orientadas a la personalización y adaptabilidad del entorno lumínico, puede aportar hasta tres puntos adicionales en la certificación WELL.

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