El sistema sanitario de los países nórdicos, un modelo común pero con diferencias
No hay duda de que Finlandia, Suecia, Dinamarca, Noruega e Islandia marcan un modelo sanitario fuerte, caracterizado por el papel predominante del sector público, por una financiación basada en impuestos, y por un acceso y cobertura universales. Además, la sanidad es uno de los pilares indispensables y parte integral del estado del bienestar de estos países, y base de su alta y valorada calidad de vida.
Un nuevo estudio realizado por el equipo del European Observatory on Health Systems and Policies, a través del documento Nordic Health Care Systems. Recent Reforms and Current Policy Challenges, explora las características del sistema sanitario de los países escandinavos, centrándose en sus puntos en común, pero también en sus diferencias y recientes cambios que las han acentuado, mostrando así una realidad más compleja.
Es cierto que los países nórdicos comparten ciertas aspiraciones, y por ello, en la práctica, podemos catalogar sus sistemas sanitarios como similares. Por ejemplo, los cinco sostienen los mismos pilares esenciales en sus modelos: los principios de universalidad e igualdad, y la participación de la población, normalmente expresada a través de grupos de interés.
De esta manera, podemos resumir las características del sistema sanitario escandinavo en los siguientes puntos:
- Financiación mediante impuestos.
- Estructura de gobernanza pública y descentralizada (excepto Noruega desde 2002).
- Gobiernos locales escogidos y con poder.
- Control público de la estructura de reparto.
- Impulso de la igualdad.
- Participación pública.
Además, en el modelo nórdico, la salud privada no tiene la finalidad de reducir los costes públicos del sector, como en otros países, sino que se estila como una manera de mejorar los tiempos y la puntualidad de los accesos.Que existe un “modelo nórdico” de sistema sanitario es un hecho aceptado y normalizado por políticos y académicos de todo el mundo, que lo exponen como un ejemplo a seguir.Pese a todos estos puntos afines, existen diferencias entre la sanidad de los países que conforman el modelo nórdico, sobre todo respecto a algunos elementos estructurales y a las estrategias y la coordinación de las iniciativas de política sanitaria. Las disparidades se han acentuado en los últimos años.
Si nos centramos en las diferentes aplicaciones políticas que tienen como objetivo manejar y hacer cumplir las metas de estos sistemas sanitarios, encontramos varias diferencias entre los países que conforman este modelo común:
Estados versus mercado
La estructura de gobernanza y de reparto que predomina en estos países es totalmente pública, por lo tanto, la cuestión del mercado se refiere, más bien, a diferentes herramientas de gestión financiera que operan dentro del sector público. Esto comporta una competencia regulada, el uso de contratos basados en incentivos, y una defensa fuerte de los derechos del paciente.
Las diferencias entre los países nórdicos en esta cuestión son importantes. Por ejemplo, Suecia fue el único país en adoptar las reformas del Reino Unido inspiradas por la primera ministra Margaret Thatcher, a principios de los años 90, que consistían en marcar una separación de los servicios hospitalarios entre el cliente y el proveedor. Esto evolucionó en los años posteriores hacia una fuerte relación entre los dos sujetos, basada más en la cooperación que en la competencia. Por otra parte, Noruega y Dinamarca incluyeron la elección del paciente como un derecho dentro del marco legal, mientras que Finlandia y Suecia decidieron no hacerlo.
La descentralización
Los países nórdicos defienden una estructura de administración y gestión descentralizada, con un fuerte papel de los gobiernos locales escogidos, aunque con ciertas disparidades. En el caso de Finlandia y Noruega, el nivel de descentralización es diferente para la atención primaria que para la hospitalaria. En cambio, Suecia y Dinamarca trasladan la responsabilidad de toda la asistencia médica a un mismo nivel: Suecia traspasa su poder a los condados y Dinamarca a las regiones.
Un nuevo estudio realizado por el equipo del European Observatory on Health Systems and Policies, a través del documento Nordic Health Care Systems. Recent Reforms and Current Policy Challenges, explora las características del sistema sanitario de los países escandinavos, centrándose en sus puntos en común, pero también en sus diferencias y recientes cambios que las han acentuado, mostrando así una realidad más compleja.
Es cierto que los países nórdicos comparten ciertas aspiraciones, y por ello, en la práctica, podemos catalogar sus sistemas sanitarios como similares. Por ejemplo, los cinco sostienen los mismos pilares esenciales en sus modelos: los principios de universalidad e igualdad, y la participación de la población, normalmente expresada a través de grupos de interés.
De esta manera, podemos resumir las características del sistema sanitario escandinavo en los siguientes puntos:
- Financiación mediante impuestos.
- Estructura de gobernanza pública y descentralizada (excepto Noruega desde 2002).
- Gobiernos locales escogidos y con poder.
- Control público de la estructura de reparto.
- Impulso de la igualdad.
- Participación pública.
Además, en el modelo nórdico, la salud privada no tiene la finalidad de reducir los costes públicos del sector, como en otros países, sino que se estila como una manera de mejorar los tiempos y la puntualidad de los accesos.Que existe un “modelo nórdico” de sistema sanitario es un hecho aceptado y normalizado por políticos y académicos de todo el mundo, que lo exponen como un ejemplo a seguir.Pese a todos estos puntos afines, existen diferencias entre la sanidad de los países que conforman el modelo nórdico, sobre todo respecto a algunos elementos estructurales y a las estrategias y la coordinación de las iniciativas de política sanitaria. Las disparidades se han acentuado en los últimos años.
Si nos centramos en las diferentes aplicaciones políticas que tienen como objetivo manejar y hacer cumplir las metas de estos sistemas sanitarios, encontramos varias diferencias entre los países que conforman este modelo común:
Estados versus mercado
La estructura de gobernanza y de reparto que predomina en estos países es totalmente pública, por lo tanto, la cuestión del mercado se refiere, más bien, a diferentes herramientas de gestión financiera que operan dentro del sector público. Esto comporta una competencia regulada, el uso de contratos basados en incentivos, y una defensa fuerte de los derechos del paciente.
Las diferencias entre los países nórdicos en esta cuestión son importantes. Por ejemplo, Suecia fue el único país en adoptar las reformas del Reino Unido inspiradas por la primera ministra Margaret Thatcher, a principios de los años 90, que consistían en marcar una separación de los servicios hospitalarios entre el cliente y el proveedor. Esto evolucionó en los años posteriores hacia una fuerte relación entre los dos sujetos, basada más en la cooperación que en la competencia. Por otra parte, Noruega y Dinamarca incluyeron la elección del paciente como un derecho dentro del marco legal, mientras que Finlandia y Suecia decidieron no hacerlo.
La descentralización
Los países nórdicos defienden una estructura de administración y gestión descentralizada, con un fuerte papel de los gobiernos locales escogidos, aunque con ciertas disparidades. En el caso de Finlandia y Noruega, el nivel de descentralización es diferente para la atención primaria que para la hospitalaria. En cambio, Suecia y Dinamarca trasladan la responsabilidad de toda la asistencia médica a un mismo nivel: Suecia traspasa su poder a los condados y Dinamarca a las regiones.
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