Junto con recopilar aspectos normativos, la Guía también propone prácticas que han sido probadas en la industria y que mejoran el desempeño ambiental de los proyectos.
Como una manera de contribuir a atenuar los efectos que pueden provocar las distintas actividades propias de las obras de edificación, la Cámara Chilena de la Construcción (CChC) presentó una Guía de Buenas Prácticas Ambientales, dirigida a inmobiliarias, empresas constructoras y subcontratistas.

El documento –elaborado por la Comisión de Desarrollo Sustentable de la CChC, en conjunto con la Gerencia de Estudios de la entidad gremial– detalla una serie de medidas específicas para mitigar aspectos como las emisiones de polvo y de ruidos molestos y la generación de residuos, así como para mejorar la relación con los vecinos.

Alfredo Echavarría, presidente de la Comisión de Desarrollo Sustentable del gremio, explicó que “durante el proceso de construcción, que va desde las instalaciones de faenas hasta su término, las obras pueden causar diferentes impactos sobre el entorno, lo que debe ser previsto en la etapa de planificación de los proyectos, de manera que se destinen los recursos necesarios para que dichos impactos se puedan gestionar eficientemente”.

Por ejemplo, es importante que se consideren las condiciones del lugar en que se emplazará el proyecto, como el clima, la comunidad circundante y la disponibilidad de servicios. Asimismo, es necesario analizar cuáles son los aspectos a controlar en cada una de las actividades propias de la ejecución de la obra, con el fin de considerar estrategias de construcción que ayuden a minimizar y mitigar los eventuales impactos sobre el medioambiente.
El documento promueve que los eventuales impactos de una obra sobre el entorno sean previstos desde la etapa de planificación, de manera que se implementen estrategias constructivas que permitan mitigarlos eficientemente
Y es en esta materia en que la Guía de Buenas Prácticas Ambientales puede ser de gran utilidad, ya que presenta y propone prácticas que han sido probadas en la industria y que mejoran el desempeño ambiental de los proyectos.

Echavarría sostiene que al incorporarse estas medidas “es más probable que la obra se pueda desarrollar sin inconvenientes y que la actividad de la construcción sea cada vez más responsable con el entorno y el medio ambiente”.