La elección de los pavimentos en instalaciones sanitarias va mucho más allá de la estética; es una decisión crítica que impacta directamente en la prevención de infecciones, la seguridad del personal y los pacientes, y el bienestar general dentro del edificio.

Al evaluar las opciones, es fundamental considerar una serie de factores para garantizar la funcionalidad y seguridad del espacio. De esta manera, en entornos sanitarios y hospitalarios se deben contar con soluciones que sean fáciles de limpiar, donde no se observen juntas o porosidades que puedan servir de refugio a los microorganismos o a la suciedad. Además, deben tener certificación de bajas emisiones de COV (Compuestos Orgánicos Volátiles) y AMC (Contaminación Molecular Aerotransportada), garantizando de esta manera la calidad del aire interior.

Otro aspecto clave está relacionado con la seguridad. Es imprescindible optar por soluciones con buen comportamiento al fuego, así como con propiedades antideslizantes, incluso en presencia de agua o humedad, evitando así las caídas y/o tropiezos de los usuarios o del personal sanitario.

En determinadas salas como quirófanos, unidades de cuidados intensivos y otras áreas con equipos de alta tecnología, es crucial que los pavimentos puedan eliminar o reducir la electricidad estática.