Nuevo corazón para el viejo hospital italiano de Buenos Aires
Acaba de inaugurarse el Nuevo Edificio Ambulatorio del Hospital Italiano (NEA), un bloque proyectado por los estudios Urgell–Penedo–Urgell y Marjovsky–Urruty Arquitectos, que se integra al megaconjunto, de casi dos manzanas del hospital, reorganizándolo .
Rebautizado como Nuevo Edificio Central, por su implantación, la nueva pieza se vincula con el corredor central del hospital y con el “Hospital Nuevo”, un edificio contiguo proyectado por Clorindo Testa a finales de los 70. El resultado: un bloque que mejora el sistema circulatorio actual de todo el hospital y que corrige el esquema de accesos que estaban diseminados en el perímetro.
Para los proyectistas, decidir la ubicación que ocuparía el nuevo cuerpo no fue tarea sencilla: “El hospital tenía muy poco lugar disponible, y no queríamos renunciar a sus jardines”, explica Enrique Lynch, socio de Urgell–Penedo–Urgell, a cargo del proyecto.
La solución, entonces, fue demole r. A partir de un plan maestro y de relevamiento, los proyectistas determinaron que el sitio elegido para implantar el nuevo edificio tenía que ser el que estaba ocupado por el legendario pabellón 5, el lugar de la sala de cirujanos generales. “Fue una propuesta arriesgada, pero que finalmente se aceptó”, agrega.
Cuenta Lynch que las obras preliminares llevaron casi tres años: entre ellas, hubo que mudar los servicios que se encontraban en los sectores a demoler y, para reubicarlos, se construyó un nuevo bloque sobre la calle Pringles.
Finalmente, el edificio del NEA, que se concluyó en 18 meses, adoptó una planta en forma de L y, en una segunda etapa, completará la forma de una C. Hoy, tiene siete niveles e integra tres bloques claramente diferenciados en su morfología y función. Por un lado, una tira para programas varios, con dos núcleos verticales para público, se extiende en forma paralela al bloque proyectado por Testa y se vincula, en sus primeros niveles, al basamento de ese edificio. Junto a esta, una segunda tira alberga las circulaciones generales. Esta segunda tira recibe, en todos sus niveles, iluminación natural cenital y también a través de una fachada vidriada ubicada en el frente.
Urgell-Penedo-Urgell y Marjovsky–Urruti Arquitectos proyectaron un nuevo bloque que reorganiza las circulaciones y servicios del Hospital Italiano
Por último, un tercer bloque de consultorios, salas de prácticas y oficinas se dispone en forma paralela a la calle Perón. Este último cuerpo está interceptado por un volumen de planta elíptica que alberga más salas de esperas y recibe luz natural cenital.
En el lado opuesto a la circulación general de este tercer bloque, se desarrollan un corredor de servicios técnicos y médicos, que incluye oficinas, vestuarios y sanitarios; y un núcleo vertical de circulación técnica exclusiva que independiza los movimientos del personal y de los médicos, de los del público en general.
Para los proyectistas, el NEA es el nuevo corazón del hospital y la idea es que se consolide como el acceso principal . “La entrada institucional, por la calle Gascón, tiene como inconveniente un gran desnivel para alcanzar el de la espina central de circulación y, por ésta vía, hay que caminar unos 80 metros para llegar al NEA y al edificio de Testa”, describen los arquitectos. Esto genera que, para acceder a los sectores de espera de esos bloques, dispuestos sobre la calle Perón, se tenga que atravesar de punt a punta sus plantas.
En cambio, el nuevo edificio propone una entrada más franca , próxima a las salas de espera y con escaleras mecánicas. Este ingreso, al nivel de la calle Perón, está en realidad en el nivel –1 m. del conjunto, debido al desnivel de la calle Gascón (nivel cero). “Con este nuevo esquema de accesos se apuntó a que la circulación por el subsuelo de la espina central fuese sólo técnica; y de uso público en el nivel cero”, agregan.
Rebautizado como Nuevo Edificio Central, por su implantación, la nueva pieza se vincula con el corredor central del hospital y con el “Hospital Nuevo”, un edificio contiguo proyectado por Clorindo Testa a finales de los 70. El resultado: un bloque que mejora el sistema circulatorio actual de todo el hospital y que corrige el esquema de accesos que estaban diseminados en el perímetro.
Para los proyectistas, decidir la ubicación que ocuparía el nuevo cuerpo no fue tarea sencilla: “El hospital tenía muy poco lugar disponible, y no queríamos renunciar a sus jardines”, explica Enrique Lynch, socio de Urgell–Penedo–Urgell, a cargo del proyecto.
La solución, entonces, fue demole r. A partir de un plan maestro y de relevamiento, los proyectistas determinaron que el sitio elegido para implantar el nuevo edificio tenía que ser el que estaba ocupado por el legendario pabellón 5, el lugar de la sala de cirujanos generales. “Fue una propuesta arriesgada, pero que finalmente se aceptó”, agrega.
Cuenta Lynch que las obras preliminares llevaron casi tres años: entre ellas, hubo que mudar los servicios que se encontraban en los sectores a demoler y, para reubicarlos, se construyó un nuevo bloque sobre la calle Pringles.
Finalmente, el edificio del NEA, que se concluyó en 18 meses, adoptó una planta en forma de L y, en una segunda etapa, completará la forma de una C. Hoy, tiene siete niveles e integra tres bloques claramente diferenciados en su morfología y función. Por un lado, una tira para programas varios, con dos núcleos verticales para público, se extiende en forma paralela al bloque proyectado por Testa y se vincula, en sus primeros niveles, al basamento de ese edificio. Junto a esta, una segunda tira alberga las circulaciones generales. Esta segunda tira recibe, en todos sus niveles, iluminación natural cenital y también a través de una fachada vidriada ubicada en el frente.
Urgell-Penedo-Urgell y Marjovsky–Urruti Arquitectos proyectaron un nuevo bloque que reorganiza las circulaciones y servicios del Hospital Italiano
Por último, un tercer bloque de consultorios, salas de prácticas y oficinas se dispone en forma paralela a la calle Perón. Este último cuerpo está interceptado por un volumen de planta elíptica que alberga más salas de esperas y recibe luz natural cenital.
En el lado opuesto a la circulación general de este tercer bloque, se desarrollan un corredor de servicios técnicos y médicos, que incluye oficinas, vestuarios y sanitarios; y un núcleo vertical de circulación técnica exclusiva que independiza los movimientos del personal y de los médicos, de los del público en general.
Para los proyectistas, el NEA es el nuevo corazón del hospital y la idea es que se consolide como el acceso principal . “La entrada institucional, por la calle Gascón, tiene como inconveniente un gran desnivel para alcanzar el de la espina central de circulación y, por ésta vía, hay que caminar unos 80 metros para llegar al NEA y al edificio de Testa”, describen los arquitectos. Esto genera que, para acceder a los sectores de espera de esos bloques, dispuestos sobre la calle Perón, se tenga que atravesar de punt a punta sus plantas.
En cambio, el nuevo edificio propone una entrada más franca , próxima a las salas de espera y con escaleras mecánicas. Este ingreso, al nivel de la calle Perón, está en realidad en el nivel –1 m. del conjunto, debido al desnivel de la calle Gascón (nivel cero). “Con este nuevo esquema de accesos se apuntó a que la circulación por el subsuelo de la espina central fuese sólo técnica; y de uso público en el nivel cero”, agregan.
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