Dimensiones del confort en espacios hospitalarios
La institución hospitalaria es uno de los elementos integrantes de la calidad de la vida del hombre contemporáneo y tiene una función especializada en el área de la salud. Busca atender a las necesidades, individuales y colectivas, de mantenimiento, control y terapias que afectan al “bienestar físico, mental y social” (O.M.S).
El hospital acomoda y simboliza la posibilidad del sujeto de experimentar una reformulación corporal y mental, participando así de la organización y del desarrollo social.
Las profundas transformaciones del ámbito científico, tecnológico, económico y cultural que ocurrieron a lo largo del siglo XX han definido el establecimiento de un modelo hospitalario cada vez más complejo. La gestión de exigencias de orden arquitectónico está ampliamente limitada por los condicionamientos técnicos y económicos. Esta situación favoreció un abordaje proyectual a los problemas de los edificios hospitalarios tendencialmente cuantitativa y no cualitativa. La mayoría de los hospitales proyectados en las últimas décadas reflejan casi siempre una administración económica eficiente de los recursos técnicos y humanos en la respectiva configuración arquitectónica: las calidades formales, espaciales y tectónicas son preteridas a favor de una organización y configuración eficientes en términos numéricos. Factores como la diferenciación y optimización de circuitos funcionales, la disparidad de costes de instalación y mantenimiento entre construcción exterior e interior, la iluminación y ventilación artificiales, impulsaron la consolidación de un modelo de hospital ultra-compacto y de reducida calidad espacial – material. Esta coyuntura encierra una contradicción importante: gran parte de los espacios donde las diversas terapias toman lugar son poco terapéuticos, con ausencia de confort, e incluso “patológicos”.
Diversos estudios realizados en las dos últimas décadas apuntan hacia una correlación entre ciertas características espaciales y constructivas, y el equilibrio y bienestar de los ocupantes en tratamiento o en estado de convalecencia. Las calidades ambientales y de confort de los espacios destinados a la medicina, y la relación entre los mismos y el utilizador se revelan así fundamentales en el equilibrio psicológico y anímico de esos usuarios.
Se vuelve fundamental proponer la enunciación de estrategias y criterios de proyecto que fomenten la constitución de un entorno terapéutico, en el ámbito específico del hospital contemporáneo europeo.
Deberán considerarse los nuevos factores técnicos emergentes que impulsan actualmente la organización y constitución de la acción medicinal, nombradamente en los campos de la telemedicina, cirugía no invasiva, biotecnología y farmacología, que transformaran aún más el modelo hospitalario actual. También la investigación en el dominio de los nuevos materiales inteligentes y de los aparatos multimedia, deberá ser considerada en una perspectiva de nuevos procedimientos que permitan la interactividad entre el usuario y el entorno hospitalario.
La prosecución de políticas basadas en el modelo social de bienestar en la mayoría de los estados europeos occidentales ha promovido algunas experiencias excepcionales en la redefinición de los espacios hospitalarios. Antes del abordaje proyectual se debería realizar un análisis sistemático y cualitativo de las interacciones entre los espacios de este edificio hospitalario y las diferentes categorías de individuos en permanente contacto con el mismo. Así como en la concepción del proyecto hospitalario se deberían considerar las características que, no siendo específicamente medicinales, crean condiciones favorables al equilibrio físico y mental, tales como la proporción y la escala de los espacios, la relación entre interiores y exteriores (continuidad visual y relación con el lugar); la articulación de circuitos y zonas públicas-privadas; las calidades materiales (textura, forma, color, detalles, interactividad); el equilibrio entre opacidad y transparencia, el aprovechamiento de los factores naturales (aire, luz, orientación solar, acústica) y las variaciones de estas características que ocurren en toda la extensión del edificio.
Este texto se basa en el concepto genéricamente designado como “confort en espacios hospitalarios” aplicado en el ámbito del hospital europeo. Este concepto ha sido desarrollado por diversos autores provenientes de diferentes áreas de estudio, tales como la enfermería, psicología ambiental, arquitectura, etc. Las calidades específicas de los espacios dedicados a la función hospitalaria son consideradas como un potencial elemento que afecta seriamente los individuos implicados en las actividades terapéuticas.
Las exigencias y las especificidades propias de las situaciones de diagnóstico, intervención y convalecencia son afectadas por las condiciones ambientales inmediatas, a las cuales tanto los pacientes como los profesionales son sensibles.
Ya en 1880, Florence Nightingale argumentaba sobre la influencia del medio en el bienestar del paciente y en la respectiva recuperación. En las décadas de 50 y 60, Roslyn Lindheim inició uno de los primeros análisis críticos sobre el hospital moderno y los respectivos problemas inherentes a la respectiva caracterización espacial.
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