El hospital del Mar como paradigma de la evolución de la arquitectura hospitalaria
Fecha: 18/10/2017
Idioma: Castellano
Web: ver aquí
Autor: Albert de Pineda, Director en Pinearq y Raúl García, Responsable de Proyectos en Pinearq
Procedencia: Pinearq
En arquitectura la forma siempre ha ido estrechamente ligada a la función, y es concretamente en la forma del hospital donde podemos leer de manera precisa la evolución de las técnicas médicas, constructivas y las grandes transformaciones sociales.
Partiendo de un enfoque menos histórico y más centrado en un análisis tipológico tenemos el caso práctico del Hospital del Mar de Barcelona. A lo largo de sus 100 años de historia podemos ver cómo las transformaciones arquitectónicas responden a la adaptación de la infraestructura a las necesidades del momento y a la aplicación de modelos probados en el resto del mundo.
Evolución tipológica
En 1914, ante el brote de epidemia de tifus que devasta la ciudad de Barcelona, la Junta de Sanidad Municipal consolida las edificaciones de la Sección Marítima del Parque de la Ciudadela como hospital de infecciosos.
Estas edificaciones provenían de la Exposición Universal celebrada en 1888 en la ciudad, y fueron transformadas y ampliadas repitiendo criterios del modelo hospitalario medieval en 3 grandes naves de internamiento con camas a lado y lado separadas por 2 patios lineales.
En 1925 se encarga al arquitecto municipal Josep Plantada el proyecto del nuevo hospital de infecciosos. El modelo escogido fue el de pabellones yuxtapuestos, completamente independientes, con una terraza cubierta orientada hacia el sol y el mar. Las habitaciones individuales de los enfermos disponen de grandes aperturas acristaladas y practicables a lo largo de la terraza, que sirve de elemento de circulación externa y solárium. Paralelamente a esta circulación externa, al otro lado de la habitación del enfermo, aparece un pasillo técnico para el personal sanitario. Debajo de cada pabellón, en planta semisótano, están los servicios de apoyo asistencial. Todos los pabellones se comunican entre sí y a su vez aparece un pasillo técnico que, con un sistema de vagonetas, une todos los pabellones con la lavandería, cocina y demás instalaciones.
A principios del siglo XX se pone en duda la estructura pabellonaria debido a los avances de la bacteriología, que pone en cuestión el hecho de que la transmisión de enfermedades provenga principalmente del aire enrarecido. Pero sobretodo, se pone en duda con la necesidad de aumentar los rendimientos y reducir los costes de hospitalización.
El modelo de un gran edificio concentrado, cuanto más alto mejor, para ahorrar viajes, pasillos y costes de edificación se impone. Este nuevo modelo monobloque se construye por primera vez en EE.UU. y se convierte, en los años 30 hasta los 50, en el modelo de referencia de la arquitectura sanitaria.
En estos años la organización pabellonaria del hospital del Mar se ha transformando y densificando paulatinamente. Se eliminan las terrazas de los pabellones ampliando las habitaciones, convirtiendo el pasillo técnico posterior a éstas en pasillo genérico de distribución y se cierra todo el eje central que une los pabellones.
En paralelo, alrededor de esta estructura van apareciendo edificaciones aisladas sin plantearse globalmente los problemas de transformación y crecimiento del hospital.
Finalizando esta etapa, con la apertura del Paseo Marítimo de la Barceloneta en el año 1967, el edificio de neurología y el anexo de cirugía del arquitecto F. Viladevall definen el nuevo acceso principal al hospital desde la nueva fachada marítima.
Un gran monobloque compuesto por sótano, planta baja y 10 pisos se sitúa perpendicular al nuevo paseo y se interviene sobre el último pabellón de la planta en espina ascendiendo un piso y maquillando su fachada para asimilarla a la del edificio monobloque.
Esta actuación, fuera de escala y muy traumática, establece una ruptura funcional, volumétrica y compositiva con el modelo de hospital anterior. No obstante, la operación posibilita la aparición de un gran espacio libre ajardinado delante del hospital.
Disponer de este espacio de reserva es clave en la reforma y ampliación de los arquitectos M. Brullet y A. de Pineda realizada en 1992. El esquema tipológico propuesto se basa en la aceptación del edificio monobloque como hecho irreversible y en el cambio de la estructura de pabellones en una estructura de una malla jerarquizada de baja altura, que posibilite la ordenación y segregación de los flujos de circulación, así como la variación de la anchura de la malla en función de las características técnicas y organizativas de las diferentes piezas del hospital.
Otro aspecto clave a nivel urbano y de evolución del modelo sanitario es la creación de una supermanzana que albergua las ciencias de la salud. El interés del Ayuntamiento por potenciar un parque de investigación biomédica que completa el cluster de la sanidad, la docencia y la investigación son la base que define el nuevo hospital contemporáneo.
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