El factor humano y el edificio. Gestionar para multiplicar la salud y la productividad
Tras años de control de costes y de gestionar con el modo crisis "on", la generalidad de las compañías está en una fase más expansiva. Algunas de las principales conclusiones extraídas después del proceso de control de daños, son como sigue:
• Existe preocupación en muchas empresas sobre el compromiso de sus trabajadores.
• No es viable mejorarlo mediante subidas salariales.
• Hasta que no haya un entorno con más certezas la contratación de gente será por barrios y con cuentagotas, e incluso entonces las incorporaciones serán lentas.
Teniendo en cuenta que la vía salarial no es clara, las compañías están explorando el fomentar programas de salud y bienestar para mejorar compromiso y productividad. Es obvio que un trabajador saludable, que duerme bien, que gestiona adecuadamente su estrés, que se alimenta sano, será más productivo y estará más vinculado con su empresa. ¿Pues saben una cosa? El concepto está calando: de acuerdo con el Global Staying@Work Survey 16 (Willis Towers Perrin) para un 90% de las compañías mejorar la salud y productividad de sus empleados es "core". Poco a poco, del dicho se está pasando al hecho y un 49% de las empresas del estudio están implantado programas e incorporando los valores de salud y bienestar a su proposición de valor. Otras consultoras de RRHH o de riesgos han llegado a conclusiones similares.
¿En qué afecta esto a las oficinas? En mucho o muchísimo. En las empresas una palanca importante para accionar este cambio son los espacios de trabajo ¿Qué mejor escaparate para proyectar esta estrategia que las propias oficinas?
Son los verdaderos mascarones de proa de las compañías a la hora de proyectar sus valores y un estandarte de primer orden para atraer, retener y motivar el talento.
En el recientemente celebrado GreenBuild 2016 en Los Angeles quedó claro que el inmueble sostenible ha quedado superado. Tiene mucho más sentido el "Healthy Building". No sólo ahorra energía, sino que la gente está más sana y por tanto motivada. El Green Building Council se ha percatado de ello y se ha involucrado de lleno a promocionar WELL, la nueva certificación de salud y bienestar para los inmuebles
Al mismo tiempo se ha probado, fuera de toda duda, que la contaminación tiene un impacto en nuestro proceso cognitivo. Aplicado al mundo laboral, significa que los trabajadores en un edificio con escasa filtración y ventilación (al margen de estar menos sanos), gestionan peor la información, son menos creativos, responden de manera más ineficaz en las crisis y su concentración disminuye... todo esto cuesta ingentes cantidades de dinero a las empresas que ocupan esas oficinas.
Por eso, los directivos de dichas compañías deberían, en el ejercicio de su trabajo, cuestionar rutinariamente si tienen el aire de sus espacios de trabajo lo suficientemente filtrado y sus espacios adecuadamente ventilados.
Todo esto está empapando como sólo lo hace la lluvia fina el paisaje inmobiliario. Muchos propietarios e inversores están reaccionando de manera proactiva, interiorizando e incorporando estos conceptos en sus edificios, otros aguantarán numantinamente. Como en casi todos los negocios, y me imagino que el inmobiliario no es una excepción, una parte importante del éxito a largo plazo consiste en escuchar lo que quiere el cliente.
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