Edificios polivalentes de salud para el abordaje de la pandemia derivada por la COVID-19
La pandemia provocada por el coronavirus SARS-CoV-2 ha tensionado los sistemas sanitarios de todo el mundo. Ante la demanda sin precedentes de camas de Unidades de Cuidados Intensivos, el CatSalut (Servei Català de la Salut) ha impulsado distintas iniciativas para aumentar la dotación de camas de críticos (UCI) de una forma flexible y de acuerdo al sistema catalán de salud. Antes de alcanzar la solución definitiva, consistente en la construcción de cinco edificios satélite adosados a infraestructuras hospitalarias preexistentes, se desarrolló una propuesta de UCI centralizada para atender al conjunto de los pacientes COVID19 de Catalunya. A continuación, compartiremos las reflexiones surgidas en el transcurso de los procesos de concepción y ejecución de los nuevos dispositivos asistenciales.
SALUT RESPIRA: PRIMER PROYECTO DE UNA UCI CENTRALIZADA | ABRIL 2020
La irrupción de la pandemia a finales del mes de marzo de 2020 pronto derivó hacia un escenario muy complicado en el que enseguida se constató una necesidad de camas de críticos a corto plazo de tal magnitud que generó un problema de unas dimensiones no vividas con anterioridad.
El sistema público de salud de Catalunya (SISCAT) contaba en el mes de febrero con una dotación de 550 camas de críticos. A inicios de abril, ya en plena pandemia, se alcanzó una ocupación de 1.600 camas de críticos y algunos de los escenarios anticipaban que serían necesarias hasta 3.000 camas. El problema se planteaba en múltiples dimensiones, desde los requerimientos de espacio y capacidad hasta la necesidad de mayores dotaciones de equipamiento tecnológico y de personal.
La dotación de camas de críticos ya era un factor de cierta debilidad estructural de nuestro sistema hospitalario. La ratio de camas de críticos por cada 100.000 habitantes se situaba en la franja baja: en el mes de febrero, Catalunya disponía de unas 8,3 camas y España estaba cerca de las 10 camas de UCI, ambas por debajo de la media europea que se situaba en las 11,5 camas por cada 100.000 habitantes.
A la vista de estos datos, a mediados de marzo se empezó a considerar una primera estrategia que consideraba dotarse de una gran UCI monográfica para atender a los enfermos COVID. Esta propuesta suponía la construcción de un edificio que a nivel funcional era una gran UCI dedicada de manera monográfica a la enfermedad.
Este era un modelo similar al que se ha acabado aplicando en Madrid con el Hospital de Emergencias Isabel Zendal, en lo relativo a su concepción como modelo centralizado, si bien es cierto que éste no es un centro monográfico de críticos sino un monográfico COVID (con pacientes agudos, críticos y semicríticos).
Este primer proyecto, bautizado con el nombre Salut Respira, se planteó para incrementar la capacidad asistencial y también reordenar la respuesta de urgencia articulada dentro de los centros asistenciales, que aumentaron su capacidad ganando espacios a través de la transformación de otros servicios hospitalarios.
Desde el primer momento se constató la necesidad de recuperar más de la mitad de las camas destinadas inicialmente a la atención de los pacientes COVID para así poder reiniciar la actividad hospitalaria ordinaria y afrontar previsibles rebrotes de la pandemia.
Inicialmente se planteó un emplazamiento centralizado, situado en la primera corona metropolitana de Barcelona, a partir de un modelo específicamente diseñado para atender esta tipología y que fuera seguro, eficiente y reutilizable para otros usos una vez acabada la pandemia.
Mientras se desarrollaba este modelo, la ola de contagios era creciente y todavía no se disponía de todo el conocimiento, los estándares eran dudosos y las necesidades variaban y requerían ajustes. Por estos motivos se decidió trabajar sobre un proyecto escalable que permitiera modular la capacidad de la infraestructura según las necesidades, adaptándose a la curva de contagios.
Uno de los aspectos clave era encontrar un emplazamiento cercano a algún equipamiento hospitalario que pudiera darle el soporte necesario para garantizar el funcionamiento ordinario de un servicio de críticos de las dimensiones consideradas. En este caso, la infraestructura seleccionada fue el Hospital Universitario de Bellvitge, en l’Hospitalet de Llobregat, ya que era el único centro que disponía de un solar cercano de las dimensiones y características requeridas para ubicar el nuevo dispositivo asistencial.
Otro aspecto importante a tener en cuenta en el diseño de este modelo era crear una tipología que pudiera funcionar de manera óptima con una ratio de personal eficiente y hacerlo en un entorno lo más seguro posible, que posibilitase la disminución de los riesgos de contagio de pacientes y profesionales y, al mismo tiempo, mejorase la eficiencia funcional del dispositivo.
Un último aspecto relevante para el enfoque y planteamiento del proyecto era el de asegurar la rapidez de ejecución de la infraestructura.
Se estudió el proyecto a partir de un módulo tipo, que pudiera funcionar en distintos modos de configuración y gestión, desde una unidad básica de UCI para 8 pacientes hasta 48.
Esta unidad básica adoptaba una forma de cruz y, a través de su agregación seriada, posibilitaba la creación de unas unidades mayores que, gracias a esta configuración, disponían de patios que facilitaban una correcta ventilación e iluminación natural de los espacios.
Esta tipología también era eficiente funcionalmente al reducir las distancias de trabajo, que se situaban en unos 12-13 metros desde el control hasta el último paciente, y también permitía una elevada flexibilidad de uso gracias a la posibilidad de utilizar uno o dos controles de enfermería en función del número de camas instaladas.
Partiendo de este módulo en cruz −conectado a un lado con un circuito limpio y una serie de transfer, y al otro lado con un circuito sucio− se generaba una agrupación que vertebraba el nuevo modelo de infraestructura. El proyecto proporcionaba hasta 768 camas y disponía de los espacios necesarios para acoger los servicios de soporte como áreas de logística, farmacia, áreas de personal, etc.
Este modelo estaba pensado en una configuración de planta baja para poder agilizar al máximo su ejecución, que era factible en 10 semanas. Para que este calendario fuera posible, se simplificaron al máximo los elementos constructivos y los sistemas gracias a la industrialización de un gran número de ellos.
Durante el propio desarrollo del proyecto, se vislumbró en todo momento la necesidad de hacer un equipamiento que se pudiera reconvertir una vez acabada la pandemia. Era necesario diseñar una infraestructura −que requería de una inversión costosa, de unos 90-100 millones de euros− que fuera reutilizable como laboratorio, investigación o diferentes usos asistenciales.
El proyecto se presentó a mediados de abril de 2020, momento en que se pudieron analizar las ventajas y desventajas del modelo. El análisis del proyecto se realizó en un momento en el que las circunstancias comenzaban a ser diferentes de cuando éste surgió puesto que el número de contagios decaía día a día y habían empezado a emerger dudas sobre si este tipo de UCI centralizada era la solución apropiada. Finalmente, el cambio de situación de la pandemia hizo decaer la apuesta por este modelo.
La estrategia evolucionó en una segunda fase y se centró en tratar de encontrar soluciones a las desventajas de este primer modelo, entre ellas dos de fundamentales: la gestión y la gobernanza de un dispositivo de críticos de esta envergadura. Por este motivo se plantearon nuevos proyectos situados a pie de grandes hospitales, de una menor dimensión para así superar los inconvenientes. Se trataba de encontrar soluciones que mantuviesen las prestaciones y beneficios del modelo inicial y que, al mismo tiempo, fuesen más fácilmente gestionables.
Hay que tener en cuenta que, en paralelo a esta estrategia y a la que a continuación se expone, en todo momento se mantuvieron las intervenciones dentro de los hospitales existentes para ampliar la capacidad de camas de críticos de los centros en función de las necesidades asistenciales en cada fase de la pandemia, y que se habilitaron adecuaciones internas en la mayoría de los hospitales siempre que ello era posible al concurrir posibilidades de encaje y de disponibilidad de espacio que no alterase las necesidades del centro y su plan director.
ESPACIOS HOSPITALARIOS POLIVALENTES (EHP) | SEPTIEMBRE/OCTUBRE 2020 A ENERO/ABRIL 2021
Concepto
La siguiente propuesta fue la de orientarse hacia una nueva estrategia consistente en el despliegue de diversos edificios hospitalarios polivalentes, de menor dimensión y situados en distintos recintos hospitalarios, que actuarían como satélite del hospital que los acogiese. Un aspecto fundamental era poder disponer de un edificio tipo que después se pudiese adaptar a cada una de las casuísticas y programas requeridos en las diferentes implantaciones.
Las características de los edificios propuestos aseguraban:
- una capacidad variable de 70 a 100 camas
- un alto grado de eficiencia funcional
- una mayor eficiencia de gestión
- seguridad (circuitos y climatización) y confort
- una elevada polivalencia de usos
- y que se situaban en hospitales en los que con anterioridad a la pandemia ya era necesario un incremento de camas o de espacios para poder resolver necesidades asistenciales y de gestión del centro, con encaje en su Plan director.
El objetivo final era el de disponer de un dispositivo con una elevada polivalencia y fácilmente transformable que pudiese, en menos de 48 horas, modificar su uso de acuerdo con la evolución de la pandemia, adaptarse a una situación post-pandemia y poder activarse de nuevo como UCI en caso de rebrote COVID o para poder abordar futuras emergencias y/o pandemias.
En paralelo se diseñó un plan de crecimiento estructural de camas de críticos que permitiera situar la ratio de Catalunya en 12 camas por 100.000 habitantes: por tanto, pasar de 550 camas a 780 de forma permanente y según la cartera de servicios de los diferentes centros. Una ratio por encima de la media europea.
Características funcionales
Dada la poca disponibilidad de suelo en todos los casos se plantearon edificios en altura (PB+P1 a 3 + planta técnica) que, a pesar de implicar una menor velocidad de ejecución en relación a las 10 semanas previstas en el caso de la tipología “Salut Respira”, incrementaban la polivalencia y funcionalidad.
El planteamiento en sección del edificio es muy claro: la planta baja se destina a la entrada y salida de flujos, a triaje y a diagnóstico. Las tres plantas superiores se destinan a un uso asistencial, mientras que la cuarta y última planta se reserva para instalaciones y maquinaria.
El edificio se planteó para que pudiera funcionar en una situación de pandemia o rebrote de alta intensidad, es decir, como un edificio 100% UCI COVID. En situaciones de demanda menos intensa, se puede reservar una única planta a UCI, mientras que el resto se pueden dedicar a la atención de enfermos no críticos.
Se descartó la idea de hacer un edificio monográfico para enfermos de críticos y fue un elemento clave de la estrategia el conseguir que este nuevo equipamiento permitiese la mayor polivalencia de usos para afrontar la pandemia.
Sección del edificio polivalente
Además, esta polivalencia también anticipaba y facilitaba la utilización del edificio una vez superada la pandemia. Se pensó desde el primer momento que las infraestructuras debían poder ser utilizadas tanto para los usos previstos en situación de pandemia como para recuperar la actividad ordinaria y cubrir necesidades de futuro del centro hospitalario dónde se ubicaba.
Si analizamos la planta del edificio tipo, podemos ver que aún guarda algunas características de la planta en cruz del primer modelo (Salut Respira), aunque aquí ha quedado más compactada con el control en posición central y los pasillos limpio y sucio a uno y otro lado.
La arquitectura también presta atención a todos aquellos aspectos que aportan confort: elementos como la luz natural, la ventilación y la creación de ambientes agradables son algunos de los aspectos que se han tenido especialmente en consideración en el proceso de diseño para crear espacios confortables tanto para trabajadores como para pacientes.
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