Para mejorar la salud pública, la Unión Europea (UE) postelectoral debe dar prioridad a los retos a largo plazo, como el cambio climático y el envejecimiento de la población, así como a los factores que influyen en nuestra salud, según un nuevo informe. Las conclusiones, derivadas de un debate público de siete meses dirigido por el Observatorio Europeo de Sistemas y Políticas de Salud, ponen de relieve un llamamiento colectivo para que la UE desempeñe un papel más significativo en materia de salud.

El informe, que se basa en el debate público encargado por la Dirección General de Salud y Seguridad Alimentaria (DG SANTE) de la Comisión Europea, esboza las prioridades y acciones clave deseadas por los ciudadanos y las partes interesadas de un amplio abanico de sectores y, en su mayoría, de Europa. El análisis incluyó más de 800 respuestas en sondeos de conferencias y una encuesta, además de amplias aportaciones a través de tres seminarios web.

La amplia y participativa iniciativa permitió recabar la opinión pública sobre nueve temas sanitarios críticos: seguridad sanitaria; determinantes de la salud; transformación de los sistemas sanitarios; personal sanitario; cobertura sanitaria universal; soluciones digitales e IA; rendimiento y resiliencia; retos a largo plazo como el cambio climático y el envejecimiento; y el papel global de la UE en la salud.

La opinión pública pide medidas intersectoriales

Los participantes pidieron a la Comisión Europea que se coordine entre sus diferentes ramas políticas. La colaboración intersectorial se considera clave para cumplir las prioridades sanitarias, por lo que los conceptos de "salud en todas las políticas" y "salud para todas las políticas" son herramientas importantes para abordar los factores determinantes de la salud. Curiosamente, los temas que obtuvieron mayor consenso en el marco de debate fueron los menos controlados por el sector sanitario en solitario.

Deben tomarse medidas importantes para mitigar las repercusiones sanitarias de los riesgos medioambientales, entre ellas la promoción de la salud medioambiental y el apoyo a la equidad sanitaria mediante políticas integradas. Los participantes también consideraron esencial atender las necesidades de una población que envejece, mejorando los servicios sanitarios y garantizando que los sistemas de salud estén preparados para satisfacer las demandas de los adultos mayores.

La opinión pública sugirió varias medidas para lograr la cobertura sanitaria universal (CSU) en toda la UE, como garantizar la igualdad de acceso a servicios sanitarios completos para todos los ciudadanos de la UE y protección financiera para todos. Otras recomendaciones iban desde establecer un paquete común de cobertura mínima y un sistema europeo de seguro de enfermedad hasta centrarse en los grupos desatendidos, mejorar la alfabetización sanitaria e incluir la salud mental en las políticas de cobertura sanitaria universal.

¿Qué papel debe desempeñar la UE?

Los participantes destacaron la importancia de los marcos jurídicos e instrumentos de la UE para promover y salvaguardar la salud, como la financiación y el apoyo técnico. Abogaron tanto por nuevos instrumentos como por una mejor aplicación y coordinación de los mecanismos existentes.

La armonización de las normas educativas se planteó como un tema clave en el contexto de la lucha contra la escasez de personal sanitario, las disparidades regionales y la gestión de la demanda de nuevas cualificaciones. También se habló de abordar mejor las necesidades de personal sanitario y mejorar sus condiciones laborales para paliar las carencias existentes. Hubo consenso sobre la necesidad de que la UE aborde las cuestiones relacionadas con el personal sanitario, incluida una mejor coordinación de las iniciativas y la aplicación de políticas a escala de la UE.

Las soluciones digitales, la seguridad sanitaria y el refuerzo de la voz y el liderazgo de la UE en el mundo fueron temas ampliamente debatidos, pero ocuparon puestos ligeramente inferiores. Entre las posibles explicaciones esbozadas en el informe figura el "carácter transversal de las soluciones digitales, que los votantes pueden haber percibido como un medio para alcanzar otras prioridades". La pandemia COVID-19 y la acción sostenida de la UE en materia de seguridad sanitaria pueden haber inducido a algunos votantes a optar por otros temas que han recibido menos atención política en los últimos años.

Encuestas, seminarios web y sondeos en conferencias

El informe sintetizó datos recogidos mediante sondeos en conferencias de salud pública, tres seminarios web interactivos y una encuesta a las partes interesadas.

Más de 500 personas participaron en los sondeos de opinión, clasificando los temas por orden de importancia. Las respuestas a las encuestas analizadas en el informe superaron las 300, procedentes de 48 países, con un 81% radicado en un Estado miembro de la UE. Alrededor de un tercio eran menores de 40 años, y el 60% tenían entre 40 y 69 años. La mayoría de los encuestados trabajaba en el sector público, con una representación significativa del mundo académico, las organizaciones de investigación, la administración, las organizaciones multilaterales, la sociedad civil y el sector privado.

Se plantearon temas más allá del marco, surgiendo una serie de preocupaciones comunes, a saber: enfermedades no transmisibles y crónicas, incluidos el cáncer y las enfermedades cardiovasculares; salud mental; equidad; salud pública, prevención y promoción de la salud; determinantes políticos de la salud; y servicios sanitarios y prestación para satisfacer las necesidades de los pacientes.

"A medida que el nuevo Parlamento Europeo y la Comisión inician sus mandatos, los resultados de este debate público pueden servir de fuente de inspiración, ofreciendo ideas innovadoras, destacando áreas de necesidades no cubiertas y esbozando propuestas concretas de actuación para diseñar políticas sanitarias que satisfagan las necesidades, deseos y expectativas de los ciudadanos de la UE", reza el informe.