Ejecución de instalaciones del Vall d’Hebron Institut de Recerca (VHIR)

El pasado mes de diciembre de 2024 se inauguró oficialmente la nueva sede del Vall d’Hebron Institut de Recerca (VHIR). Esta nueva infraestructura científica emblemática, situada en el recinto del Hospital Vall d’Hebron de Barcelona, catapulta la capacidad de investigación biomédica del centro para liderar proyectos en ámbitos clave como la medicina personalizada y las terapias avanzadas, posicionándose como un referente en el desarrollo de soluciones clínicas adaptadas a las características individuales de cada paciente.
En este reportaje nos centraremos en la ejecución de todas las instalaciones del edificio por parte de Agefred, que ha trabajado conjuntamente a Serom y Calaf Constructora en la construcción de este edificio de investigación proyectado por los estudios de arquitectura BAAS y Espinet-Ubach.

Un centro de investigación de vanguardia
La inauguración del nuevo edificio del Vall d’Hebron Institut de Recerca (VHIR) marca un antes y un después en la investigación biomédica en Cataluña. Concebido como un centro de referencia internacional, este espacio no solo amplía significativamente la capacidad investigadora del instituto, sino que también incorpora infraestructuras tecnológicas de última generación que lo sitúan a la vanguardia de la medicina traslacional y personalizada.
Además, el edificio alberga un centro de terapias avanzadas orientado a la investigación y producción de tratamientos pioneros como la terapia génica y celular. Junto con un laboratorio de bioseguridad de nivel 3 —fundamental para el estudio de agentes infecciosos de alta peligrosidad—, estas instalaciones refuerzan la apuesta del VHIR por una medicina de precisión y por el desarrollo de nuevas soluciones terapéuticas frente a enfermedades complejas.
Entre sus principales activos destaca el ciclotrón (en fase de instalación): un acelerador de partículas clave para la producción de radiofármacos utilizados en diagnóstico por imagen y tratamientos avanzados en oncología. Esta infraestructura posicionará al VHIR como uno de los pocos centros hospitalarios en Europa con capacidad para generar radioisótopos propios, lo que supone una ventaja competitiva en investigación clínica.
Con una superficie total cercana a los 17.000 metros cuadrados, el edificio reúne en un solo lugar las unidades científicas, tecnológicas y administrativas que antes estaban dispersas, favoreciendo la colaboración interdisciplinaria y la eficiencia operativa.

Un edificio emblemático con una arquitectura que catapulta el futuro del campus Vall d’Hebron
La nueva sede del VHIR no es solo un centro científico: es también una pieza arquitectónica de referencia en Barcelona que transforma el paisaje del campus del Hospital Vall d’Hebron. El edificio, diseñado por los estudios BAAS Arquitectura y Espinet/Ubach, fue seleccionado en un concurso internacional convocado en 2017. La obra se completó tras tres años de construcción en el solar que antiguamente ocupaba la lavandería del hospital, y ha sido concebida como la primera pieza de una ambiciosa transformación del Campus Vall d’Hebron.
La arquitectura combina sobriedad y monumentalidad con una clara voluntad de integración con el entorno. Se trata de un volumen con una estructura vista de hormigón terroso, encajado en la pendiente del terreno, sin fachada trasera y articulado en torno a tres patios de luz que aportan luminosidad natural a todo el complejo. La cubierta ajardinada se integra en sección a la pendiente del terreno y actúa como una fachada vegetal que prolonga visualmente el paisaje y mejora el aislamiento térmico del edificio. Esta solución no solo reduce el consumo energético, sino que también ofrece un espacio de descanso para los usuarios y ciudadanos. El lenguaje arquitectónico y una cuidada selección de materiales —hormigón, vidrio y madera— confiere al edificio una presencia sobria, elegante y funcional.
El edificio se pone a disposición de una comunidad científica que dispone ahora de espacios amplios, modulares y polivalentes para investigación, innovación, docencia y divulgación.
En conjunto, el nuevo edificio del VHIR no solo representa un avance científico, sino también un cambio de paradigma en la relación entre investigación, arquitectura y urbanismo: un hito de conocimiento bien encajado en la ciudad, abierto al futuro y al servicio de la sociedad.

Ejecución de instalaciones en un proyecto de arquitectura singular
La complejidad de un proyecto de instalaciones en un edificio de investigación como el del VHIR es extraordinariamente alta. Estos centros requieren sistemas altamente tecnificados que garanticen condiciones ambientales precisas —como temperatura, humedad, presiones diferenciales o niveles de filtración del aire— en entornos de máxima exigencia como salas blancas, laboratorios o quirófanos experimentales.
Además, es imprescindible una coordinación exhaustiva entre el diseño de las instalaciones y el equipamiento científico que albergará el edificio: cualquier error en la planificación o ejecución puede comprometer el funcionamiento o incluso la validación de espacios críticos.
Cuando el edificio, como en el caso del VHIR, es también una pieza de arquitectura emblemática, los retos se multiplican. Hay algunas especificidades del proyecto de arquitectura que han supuesto un reto añadido en los sistemas técnicos del edificio. La cubierta jardín y la ausencia de una planta técnica tradicional forzaron al equipo de ingeniería y arquitectura a desarrollar soluciones alternativas a las convencionales. Además, el hecho de que el 85 % de los falsos techos son de tipo deployé, lo que deja las instalaciones semi vistas, obligó a una mayor exigencia en el trazado de las instalaciones sin margen para la improvisación. Las instalaciones están perfectamente ordenadas y son estéticamente limpias.

La ejecución del proyecto de instalaciones se apoyó en una estrategia clave por parte de AGEFRED: el uso de la metodología BIM (Building Information Modeling) para modelar y coordinar todos los sistemas de instalaciones. Gracias a este enfoque, se generó un gemelo digital preciso del edificio, que permitió visualizar, ordenar y optimizar el trazado de instalaciones tan complejas como climatización, electricidad, agua, gases técnicos y protección contra incendios. Cada conducto, cada bandeja, cada tubería fue modelada con exactitud, y se realizó un replanteo previo en entorno virtual para anticipar posibles interferencias entre sistemas y resolverlas antes de llegar a obra. Esta herramienta fue especialmente útil en un edificio sin planta técnica y con un alto grado de exigencia arquitectónica y funcional, ya que permitió ajustar milimétricamente los recorridos y asegurar una ejecución ordenada, eficiente y coordinada entre todos los equipos intervinientes.
La ejecución de la obra se ha llevado a cabo siguiendo los principios del sistema LEAN Construction, orientado a minimizar los desperdicios, mejorar la eficiencia de los procesos y maximizar el valor para el usuario final. Como parte de esta filosofía, se han aplicado los estándares de las 5S, una metodología japonesa basada en cinco principios fundamentales: Seiri (clasificar), Seiton (ordenar), Seiso (limpiar), Seiketsu (estandarizar) y Shitsuke (mantener la disciplina). Esta metodología ha contribuido a mantener un entorno de trabajo limpio, ordenado y eficiente durante toda la ejecución del proyecto.

Un patio técnico vertical: la columna vertebral oculta del edificio
A diferencia de la mayoría de centros de investigación, donde las instalaciones técnicas se concentran en una planta técnica —generalmente superior o intermedia—, el nuevo edificio del VHIR resuelve esta necesidad mediante una galería técnica vertical. Este espacio técnico recorre de forma continua la parte trasera del edificio desde la base hasta la cubierta y alberga todas las instalaciones clave del edificio.
Esta solución vertical permite centralizar y distribuir los servicios a cada planta sin necesidad de una planta técnica convencional. Gracias a la galería técnica se ha podido construir la imagen arquitectónica deseada tanto en la fachada principal como en la cubierta vegetal del edificio.

El patio técnico ocupa la altura de todo el edificio y se divide en varias plantas ventiladas, se convierte así una verdadera catedral de instalaciones. Es la columna vertebral invisible del edificio que permite integrar arquitectura e ingeniería de forma discreta y es el espacio que permite garantizar las condiciones ambientales y de seguridad tan estrictas que exigen laboratorios, salas blancas y espacios de bioseguridad.
Esta galería concentra en un mismo eje prácticamente todos los sistemas de instalaciones del edificio. Cabe destacar los 22 climatizadores (organizados según las plantas), la producción y distribución de agua fría, los sistemas de tratamiento de agua osmotizada y desmineralizada empleados en laboratorios o la producción de agua caliente sanitaria (ACS). También alberga el sistema de protección contra incendios y de gases medicinales (oxígeno, aire medicinal, CO₂, nitrógeno gas y vacío). En cuanto a la protección contra incendios, el edificio está equipado con un sistema de rociadores automáticos (sprinklers) y Bocas de Incendio Equipadas (BIEs) distribuidas estratégicamente por todas las plantas.
Este núcleo técnico vertical, ordenado y accesible, permite un mantenimiento eficiente y una integración total de los sistemas sin afectar a la funcionalidad ni a la estética del edificio, reforzando la combinación de arquitectura avanzada e infraestructura científica de alto nivel.

La producción de frío y calor para el sistema de climatización del edificio se centraliza en una sala técnica ubicada en el extremo de la galería. La producción de frío y calor para el sistema de climatización del edificio se centraliza en una sala técnica situada en el extremo de la galería. Para la producción de frío, se dispone de tres enfriadoras de agua con potencias térmicas de 1.000, 800 y 400 kW, organizadas en tres etapas que se activan según la demanda térmica. Estas enfriadoras generan agua fría a una temperatura de entre 7,5 y 8 °C en el circuito primario. A través de intercambiadores de calor, esta energía se transfiere al circuito secundario, el cual distribuye el agua enfriada por todo el edificio mediante bombas con variador de frecuencia, que ajustan su caudal dinámicamente en función de la demanda. En cuanto a la generación de calor, se aprovecha el vapor industrial de la antigua lavandería del hospital que llega a una temperatura de 190ºC y a 10 bar de presión. Una parte del vapor se dirige a un intercambiador para lograr agua caliente para el circuito secundario del sistema de climatización que alcanza los 50ºC. Otra parte del vapor va a las autoclaves de los laboratorios.

Salas blancas de investigación
La planta sótano del nuevo edificio del VHIR es una de las zonas más estratégicas y tecnológicamente avanzadas del conjunto. Reúne un conjunto de salas de ambiente controlado diseñadas para la investigación biomédica preparadas para el manejo seguro de agentes biológicos de riesgo moderado y alto. El centro cuenta con un laboratorio de bioseguridad de nivel 3 (BSL-3, de sus siglas en inglés Biosafety Level 3) y diez laboratorios de bioseguridad de nivel 2 (BSL-2) que configuran el centro de terapias avanzadas.
El laboratorio BSL-3 está diseñado para el trabajo con agentes biológicos de alto riesgo y, por este motivo, cuenta con todas las medidas de biocontención necesarias. Los accesos son restringidos y controlados mediante esclusas. La hermeticidad de estos espacios es otro de los factores críticos. Todos los elementos constructivos —desde las puertas hasta los pasos de instalaciones— han sido diseñados para asegurar una estanqueidad total que evite tanto la pérdida de aire tratado como la entrada de contaminantes. La planificación exhaustiva de la ubicación y tipo de equipamiento y sus necesidades de instalaciones —ya sean eléctricas, de climatización y ventilación o de gases medicinales— ha sido esencial para garantizar que las condiciones de contención no se vean alteradas. Este aspecto es clave, ya que cualquier modificación posterior —incluso un pequeño desplazamiento de un equipo— podría afectar la validación del sistema, obligando a repetir pruebas de estanqueidad y certificaciones de calidad.
El laboratorio dispone de un climatizador higiénico exclusivo, diseñado específicamente para cumplir con los estrictos requerimientos de contención y control ambiental que exige este tipo de instalación. A diferencia de otros espacios del edificio, el laboratorio BSL-3 no comparte conductos ni equipos de tratamiento de aire con otras zonas, lo que garantiza una separación total del flujo de aire y evita cualquier riesgo de contaminación cruzada. Este sistema está diseñado para mantener una presión negativa constante, con caudales de ventilación que aseguran una renovación adecuada del aire y condiciones estables de temperatura y humedad. Además, todo el aire extraído se filtra mediante sistemas HEPA de alta eficacia, tanto en la entrada como en la salida, lo que protege tanto al personal investigador como al entorno exterior. Esta climatización específica es un elemento clave para que el laboratorio pueda operar de forma segura y fiable en la manipulación de agentes patógenos de alto riesgo biológico.
Además, el edificio alberga diez laboratorios de bioseguridad nivel 2 (BSL-2), destinados al trabajo con agentes patógenos de riesgo moderado. Aunque no requieren una contención arquitectónica tan extrema como los BSL-3, estos laboratorios incorporan medidas rigurosas de biocontención primaria, incluyendo el uso de cabinas de bioseguridad clase II, protocolos de desinfección, control de accesos y gestión especializada de residuos biológicos.
Estabulario y quirófanos de experimentación animal
El centro de investigación cuenta con un bloque quirúrgico con tres quirófanos de experimentación animal ISO 7, concebidos para llevar a cabo intervenciones quirúrgicas en modelos animales. Estas instalaciones están diseñadas para reproducir con la máxima fidelidad las condiciones de un entorno clínico, garantizando tanto el bienestar animal como la validez científica de los procedimientos.
La clasificación ISO 7 exige condiciones muy estrictas para garantizar un entorno limpio y seguro. La filtración mediante filtros HEPA y la alta tasa de renovaciones del aire y el control preciso de la presión positiva, la temperatura y la humedad relativa en el interior de las salas, permite evitar contaminaciones cruzadas y asegurar la estabilidad del entorno quirúrgico.
Una de las salas es un quirófano híbrido tipo A/B, equipado con tecnología avanzada de imagen intraoperatoria y monitorización, lo que permite realizar procedimientos de alta complejidad. La segunda sala es un quirófano tipo A, destinado a intervenciones experimentales estándar, con todos los requisitos de esterilidad, anestesia y soporte vital. El tercero es un quirófano de formación, estructurado en dos espacios diferenciados para prácticas y sesiones docentes, lo que permite capacitar a personal investigador y técnico en técnicas quirúrgicas bajo supervisión especializada.
La planta sótano también alberga un estabulario diseñado para dar soporte a la investigación biomédica con modelos animales de tamaño medio, especialmente útiles en estudios preclínicos de terapias avanzadas, cirugía experimental o técnicas de imagen. El espacio cuenta con corralinas específicamente adaptadas para cerdos, minipigs, ovejas y conejos, cada una de ellas acondicionada según las necesidades fisiológicas y comportamentales de cada especie. Estas instalaciones cumplen estrictamente con la normativa de bienestar animal y bioseguridad, y están equipadas con sistemas de control ambiental e iluminación de ciclo circadiano que garantizan la salud y el confort de los animales durante los procedimientos experimentales. Para asegurar un buen mantenimiento, se ha instalado un sistema de rociadores automáticos para limpiar las corralinas.

Otros espacios de investigación y de apoyo
La planta sótano también incluye otros espacios de investigación y espacios que requieren de instalaciones altamente especializadas. Se ha dejado un espacio de reserva para la instalación del ciclotrón, que será una pieza esencial para la producción de radioisótopos aplicados al diagnóstico por imagen y la medicina personalizada.
Por su parte, los laboratorios especializados y las zonas auxiliares de manipulación y gestión de radioisótopos han quedado ejecutados. El VHIR cuenta con un laboratorio de alta actividad con un diseño altamente controlado para garantizar tanto la seguridad del personal como la integridad de las muestras radiactivas. El acceso se realiza a través de una esclusa de seguridad equipada con una ducha de emergencia, pensada para situaciones de exposición accidental a materiales radiactivos. En el interior, el espacio dispone de una cabina de manipulación de radioisótopos con contención y ventilación y otros equipos. Anexo a este espacio se encuentra un laboratorio dotado de equipos de medición para el control de la actividad radiológica de las muestras. A ello se suma una sala dedicada específicamente a la gestión de residuos radiactivos, diseñada para el almacenamiento temporal de materiales hasta su decaimiento o retirada segura, cumpliendo estrictamente con los protocolos de protección radiológica.
El nuevo edificio dispone de salas específicas para congeladores de ultra baja temperatura, preparadas para operar en torno a los -76 °C, que garantizan la conservación segura y estable de muestras biológicas altamente sensibles, como tejidos, ADN, ARN o proteínas. Estas salas están vinculadas al sistema BMS (Building Management System) del edificio, lo que permite una monitorización centralizada y en tiempo real de parámetros críticos como la temperatura, el consumo energético, el estado de los equipos y las alarmas de seguridad. Gracias a esta integración, el personal técnico puede recibir alertas inmediatas ante cualquier desviación térmica o fallo de suministro, lo que resulta esencial para proteger la integridad de las muestras del biobanco y de los distintos grupos de investigación. La trazabilidad de las condiciones de conservación queda así asegurada mediante registros automáticos, auditorías internas y control de accesos, cumpliendo con los más altos estándares de calidad y seguridad en investigación biomédica.
Además de las salas de ultracongelación, el edificio dispone de salas frías climatizadas a unos 4 °C, destinadas a la conservación de muestras, reactivos y medios de cultivo que requieren temperaturas refrigeradas, pero no de congelación. Estas salas permiten almacenar neveras científicas o funcionar como cámaras frías ambientales, y están equipadas con sistemas de control térmico, registro continuo de temperatura y alarmas de seguridad, integradas también en el sistema BMS del edificio. Son espacios fundamentales para garantizar la estabilidad química y biológica de materiales sensibles a la temperatura.
La nueva infraestructura cuenta también con una sala específica de criobiología, equipada con tanques de nitrógeno líquido diseñados para conservar material biológico a temperaturas extremadamente bajas, cercanas a los -196 °C. Esta tecnología es esencial para preservar durante largos períodos células madre, tejidos, líneas celulares, ADN, ARN o muestras clínicas que serán utilizadas en investigaciones futuras o en terapias avanzadas. La conservación en nitrógeno líquido permite detener totalmente la actividad biológica y enzimática de las muestras, garantizando su integridad sin alteraciones. Estas salas están diseñadas con estrictas medidas de seguridad.
Instalaciones de electricidad: continuidad del suministro
El centro de transformación del VHIR se ha ejecutado en coordinación directa con el hospital, ya que está conectado al anillo de media tensión que da servicio a todo el recinto hospitalario. Esta integración ha requerido una planificación técnica detallada para garantizar la compatibilidad eléctrica, la seguridad operativa y la continuidad del suministro, sin interferir en el funcionamiento de las instalaciones existentes.
El edificio está equipado con un sistema eléctrico diseñado para garantizar la continuidad del suministro en todo momento, incluso en caso de fallo general de red. El VHIR dispone de dos transformadores de 1.600 kVA que aseguran la redundancia en la alimentación eléctrica, lo que permite distribuir la carga de forma equilibrada y mantener la operatividad del centro ante cualquier incidencia. Además, las áreas críticas del edificio —como quirófanos, laboratorios de alta actividad, salas blancas o cámaras de conservación— están respaldadas por SAIs (Sistemas de Alimentación Ininterrumpida) que actúan de forma inmediata ante interrupciones, evitando cualquier pérdida de datos, muestras o funcionamiento de equipos sensibles. Este diseño responde a los altos estándares de seguridad y fiabilidad exigidos en entornos de investigación biomédica avanzada.
Una infraestructura científica puntera para Barcelona
La medicina personalizada y las terapias avanzadas han dejado de ser una promesa de futuro para convertirse en un presente tangible en el nuevo edificio del Vall d’Hebron Institut de Recerca (VHIR).
El conjunto de sistemas de instalaciones ejecutados —altamente especializados y técnicamente complejos— garantiza un entorno fiable, seguro y adaptable a las necesidades cambiantes de la ciencia. Desde los sistemas de climatización y laboratorios de biocontención hasta los quirófanos experimentales, todo ha sido proyectado con criterios de máxima integración con la arquitectura del edificio.
De la mano de los mejores equipos de diseño y con la participación de profesionales expertos en ejecución de instalaciones en entornos sanitarios y científicos, Agefred ha tenido un papel destacado en hacer realidad este edificio singular que impulsa la investigación biomédica de excelencia.
Data del proyecto
Arquitectura: BAAS Arquitectura y Espinet/Ubach
Ejecución de instalaciones: Agefred
Construcción: Serom y Calaf Constructora
Promotor: VHIR - Vall d’Hebron Institut de Recerca
Año finalización: 2024
Superficie: 16.792 m2
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