Una respuesta de diseño a la emergencia sanitaria
Después de sobrellevar a nivel global los primeros impactos psíquicos, ambientales y físicos de esta pandemia, hoy estamos transitando, al menos en Argentina, políticas de salud y acción social mesuradas, cautas y esperanzadoras. Priorizando la salud y generando conciencia social de autoprotección, paso a paso, día a día, se van decidiendo las acciones más convenientes que priorizan la salud física y con respuestas sociales minimizadas respecto a la salud mental y social.
Pertenecemos a la lista de países subdesarrollados. Tenemos un país federal, joven, muy extenso, fragmentado en varios órdenes de su estructura, con amplias diferencias económicas, sociales y recursos naturales. Somos producto de la inmigración y con esto un crisol de razas y culturas.
Las grandes urbes en su gran concentración están manifestando un marcado hacinamiento y ausencia de conciencia ambiental. Tanto en la infraestructura de servicios como en el equilibrio de la naturaleza, estas ciudades en su gesta y evolución han crecido con una planificación utilitaria y deficiente.
Respecto a los establecimientos de salud históricamente dedicados al diagnóstico y tratamiento de enfermedades, se construyeron hace décadas bajo un mismo paradigma médico internacional. Cabe señalar que en Argentina la salud tiene tres subsectores de atención el sector público, el privado y el de las obras sociales o sindicatos.
Dispersos en el territorio nacional los establecimientos son en su mayoría hospitales de tipología pabellonal utilizando la tipología vertical en muchos casos de medicina privados y de obras sociales, donde el valor inmobiliario tiene un peso per se.
Actualmente frente a la pandemia los hospitales se mantienen enfocados y reducidos en su habitual asistencia médica, para dar lugar casi exclusivamente a la tan temida y esperada ola de contagios masivos.
En este panorama planificar el recurso físico en salud ha dado un giro conceptual, que implica el proceso de gestación y toma de decisiones.
A nuestro entender consideramos que, salvo las demandas espontáneas de urgencias, tratamiento específicos – oncológicos, diálisis, etc- infectocontagiosos, tratamientos quirúrgicos, internación mental, asistencia gerontológica para dependientes, maternidad, neonatología, unidades de terapia y una breve internación, todos las otras demandas asistenciales se gestionarán forzosamente con los medios tecnológicos on line.
Este cambio de paradigma de atención médica lleva sin lugar a dudas a repensar la atención domiciliaria para todo su rango etario.
Proponemos aquí mostrar la idea proyecto de unidades hospitalarias, consultorio, internación general y unidad de terapia intensiva en módulos constructivos acondicionados a partir del reciclaje de contenedores marítimos en desuso con sus requerimientos de instalaciones y equipamiento.
Los contenedores marítimos en desuso ofrecen la reutilización de su excelente capacidad estructural. Las unidades modulares de fácil acople se pueden anexar a otras para generar sistemas mayores. Pueden adecuarse en talleres para luego ser trasladados y efectuar su montaje de manera rápida y segura a diferentes destinos geográficos. Los tiempos de adecuación se minimizan en destino sin generar residuos innecesarios en obra. Reciclar es repensar materiales usados o desperdicios a un proceso de transformación o aprovechamiento para que puedan ser nuevamente utilizados.
Este sistema constructivo permite, como se observa en la imagen superior, un crecimiento modular adosando unidades a las ya instaladas, manteniendo siempre un área técnica con una continuidad de circulación para personal médico.
Galería de planos:
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