Cinco hospitales cierran camas y servicios por los recortes de Salud
La suspensión de servicios sanitarios y el cierre de infraestructuras hospitalarias es habitual y, a veces, obligada en verano, debido a la menor presión asistencial. Pero este año la situación se ha prolongando más de lo habitual y al menos cinco hospitales han cerrado plantas, reducido plantillas, recortado servicios y clausurado quirófanos más allá de agosto.
Comisiones Obreras achaca este sombrío escenario a la crisis económica y a la adversa situación financiera de la Generalitat, que ha obligado a los gestores hospitalarios a apretarse el cinturón. Los gerentes de los centros, por el contrario, sostienen que son episodios transitorios, que la rigidez presupuestaria la sortean con otras medidas y que todo obedece al descenso de pacientes.
Pero las cifras son elocuentes. El hospital Arnau de Vilanova de Lleida, que gestiona el Instituto Catalán de la Salud (ICS), ha cerrado seis camas de la Unidad de Cuidados Intensivos y otras tantas de nefrología. El Sant Camil de Sant Pere de Ribes ha dejado inutilizadas 13 camas de cardiología y la clínica Plató de Barcelona ha clausurado 20 de cirugía. La clínica del Remei ha inhabilitado dos plantas y el hospital Sant Bernabé de Berga, una entera. Y la mayoría de los centros, además, han cerrado los quirófanos los viernes por la tarde. Fuentes del hospital Plató apuntaron que la reestructuración de camas ya estaba "programada antes del plan de austeridad" pues las estancias hospitalarias son ahora más cortas.
La optimización de estas infraestructuras ha originado rescisiones de contratos y reducciones de jornada. Ningún centro afectado admite que esas actuaciones obedezcan al recorte en la financiación que les llega de la Generalitat. Si antes el Departamento de Salud abonaba la compra de actividad sanitaria a 75 días, ahora ya paga a 90, y la factura se ha recortado en un 3, 29%.CC OO critica "la degradación de la sanidad" que han supuesto los ahorros financieros - La Generalitat asegura que ha bajado la demanda asistencial Por mucho que repitieron que el decreto de medidas económicas no repercutiría en el número de servicios y la calidad asistencial, esto no es así. Se están cerrando plantas, reduciendo personal y, además, están aumentando las listas de espera.
Ya advertimos que eso conllevaría una degradación del sistema sanitario público, comenta Carmen Navarro, secretaria de la federación de sanidad de CC OO. Por su parte, María Carmen Sabaté, presidenta de la Asociación de Usuarios de la Sanidad en Cataluña, señala: "La manera de optimizar recursos no es cerrando servicios, sino controlando el gasto y averiguando si ese control es el idóneo". Y apunta un ejemplo: el hospital Arnau de Vilanova de Lleida inauguró hace unas semanas ocho camas en la Unidad de Cuidados Intensivos y ahora se han cerrado seis.
Montse Figuerola, directora de servicios asistenciales del ICS, señala que la reducción de estos servicios obedece a múltiples causas. "En la gestión de los servicios sanitarios siempre se ha de ser cuidadoso, adaptar la plantilla y los servicios a la demanda, pero la actual situación nos obliga a que el seguimiento sea a corto plazo".
Figuerola apunta otras razones, como la apertura de nuevos centros, como el Moisés Broggi de Sant Joan Despí, y el descenso de la presión asistencial porque un gran número de las hospitalizaciones son de enfermos crónicos con episodios de descompensación, por ejemplo, en periodos de gripe. "Ahora tenemos la obligación de optimizar los recursos y adaptar la gestión a la lógica de los tiempos", concluye.
Comisiones Obreras achaca este sombrío escenario a la crisis económica y a la adversa situación financiera de la Generalitat, que ha obligado a los gestores hospitalarios a apretarse el cinturón. Los gerentes de los centros, por el contrario, sostienen que son episodios transitorios, que la rigidez presupuestaria la sortean con otras medidas y que todo obedece al descenso de pacientes.
Pero las cifras son elocuentes. El hospital Arnau de Vilanova de Lleida, que gestiona el Instituto Catalán de la Salud (ICS), ha cerrado seis camas de la Unidad de Cuidados Intensivos y otras tantas de nefrología. El Sant Camil de Sant Pere de Ribes ha dejado inutilizadas 13 camas de cardiología y la clínica Plató de Barcelona ha clausurado 20 de cirugía. La clínica del Remei ha inhabilitado dos plantas y el hospital Sant Bernabé de Berga, una entera. Y la mayoría de los centros, además, han cerrado los quirófanos los viernes por la tarde. Fuentes del hospital Plató apuntaron que la reestructuración de camas ya estaba "programada antes del plan de austeridad" pues las estancias hospitalarias son ahora más cortas.
La optimización de estas infraestructuras ha originado rescisiones de contratos y reducciones de jornada. Ningún centro afectado admite que esas actuaciones obedezcan al recorte en la financiación que les llega de la Generalitat. Si antes el Departamento de Salud abonaba la compra de actividad sanitaria a 75 días, ahora ya paga a 90, y la factura se ha recortado en un 3, 29%.CC OO critica "la degradación de la sanidad" que han supuesto los ahorros financieros - La Generalitat asegura que ha bajado la demanda asistencial Por mucho que repitieron que el decreto de medidas económicas no repercutiría en el número de servicios y la calidad asistencial, esto no es así. Se están cerrando plantas, reduciendo personal y, además, están aumentando las listas de espera.
Ya advertimos que eso conllevaría una degradación del sistema sanitario público, comenta Carmen Navarro, secretaria de la federación de sanidad de CC OO. Por su parte, María Carmen Sabaté, presidenta de la Asociación de Usuarios de la Sanidad en Cataluña, señala: "La manera de optimizar recursos no es cerrando servicios, sino controlando el gasto y averiguando si ese control es el idóneo". Y apunta un ejemplo: el hospital Arnau de Vilanova de Lleida inauguró hace unas semanas ocho camas en la Unidad de Cuidados Intensivos y ahora se han cerrado seis.
Montse Figuerola, directora de servicios asistenciales del ICS, señala que la reducción de estos servicios obedece a múltiples causas. "En la gestión de los servicios sanitarios siempre se ha de ser cuidadoso, adaptar la plantilla y los servicios a la demanda, pero la actual situación nos obliga a que el seguimiento sea a corto plazo".
Figuerola apunta otras razones, como la apertura de nuevos centros, como el Moisés Broggi de Sant Joan Despí, y el descenso de la presión asistencial porque un gran número de las hospitalizaciones son de enfermos crónicos con episodios de descompensación, por ejemplo, en periodos de gripe. "Ahora tenemos la obligación de optimizar los recursos y adaptar la gestión a la lógica de los tiempos", concluye.
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