Los pacientes ingresados exigen más intimidad e información en los centros sanitarios

16/04/2010
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La sanidad pública cuenta con los mejores centros sanitarios, donde se practica una medicina de excelencia y de referencia. Pero la vida interna de los hospitales tiene algunas asignaturas pendientes que añaden inseguridad y malestar a sus pacientes.

Intimidad, descanso e información son conceptos poco presentes en la estancia de un enfermo, aunque la mayoría de centros intenta, poco a poco, corregir rutinas y solucionar la falta de espacio que acaban dañando precisamente a esas personas a las que intentan curar. "Lo mejor de un hospital es irse". Esa declaración de principios tomada prestada de pacientes permite entender que para ellos, al margen de curarse y recibir alivio –que es lo primero–, hay otras muchas facetas que importan.

La intimidad, por ejemplo, a menudo vulnerada ya en el momento de ingresar con un camisón abierto por detrás. O totalmente pisoteada cuando le acercan a uno una botella o una cuña para usarla en una camilla, apenas cubierto por una sabanita en medio de un pasillo por el que transitan todo tipo de uniformes y familiares. O esa intimidad colectivizada en la propia habitación compartida, donde el compañero/ a sabrá con pelos y señales tus problemas para ir al lavabo, la tristeza, la incomodidad del tubo, los ronquidos...

"Esa confidencialidad que debatimos por los Facebook o, más particularmente, por la historia clínica electrónica, desaparece del diccionario cuando ingresas en el hospital", comenta Albert Jovell, médico y presidente del Foro de Pacientes.


Foros de pacientes reclaman información por escrito y conocer qué le harán cada día | Pisadas, voces, luces encendidas, "un zumito", perjudican el descanso del enfermo
En el Clínic de Barcelona, que prepara su crecimiento en el edificio de los bomberos de enfrente, han decidido diseñar la mejor habitación. Han creado una piloto en sus sótanos y por allí pasan enfermeras, camilleros, limpiadoras, todos los profesionales que intervienen en la vida del hospitalizado, para opinar. La han hecho doble para ser realistas. Su director de infraestructuras, Joan Vila- Masana, explica cómo estudiaron cada detalle para lograr lamejor opción. "Es la pieza de mayor incidencia en el paciente y la que más se repite, así que queríamos acertar".

Confortable, que no pareciera de hospital: desaparecieron los tubos, los televisores tienen wi-fi y auriculares, hay luces rasantes para que no se despierten los pacientes cuando entra la enfermera por la noche. Además, la pared está escalonada para que ninguna de las dos camas quede totalmente visible al abrir la puerta. En Vall d`Hebron han hecho campaña por el respeto a la intimidad a propuesta de los pacientes. "Hemos conseguido que se cierren mucho más las puertas de las habitaciones", asegura Marta Solé.

Las noches son un momento complicado. Aunque, según las encuestas de satisfacción, no es así: el 84% dice que su descanso por la noche fue entre perfecto y bien. "¿Sabes lo que pueden hacer en tu cabeza, cuando estás realmente enfermo, las voces del pasillo, las pisadas con zuecos, la luz que se enciende para darte un zumo o un yogur? Nunca entenderé por qué siempre hay que dar algo a las tantas de la noche. O la última dosis de medicación dos horas más tarde de lo que pensabas. ¿Y por qué toman la temperatura a las 6 y no a las 9 de la mañana? Al final, insomnio y por la tarde, frito, así que de nuevo por la noche estás insomne". Lo cuenta Jovell y lo ha oído cientos de veces en el Foro de Pacientes. "El problema nace de una organización industrial de los hospitales, llena de turnos y rutinas".

La información es otro punto no resuelto. Desde la cama del hospital el enfermo pierde todo el control. No tiene manera de saber cómo va a ser su día, cual es el programa previsto. "Y eso angustia mucho", resalta Jovell. No es extraño salir temblando de una resonancia porque nadie le explicó antes qué era eso. "Vídeos, folletos, simuladores... Hay una amplia tecnología a mano para que cada paciente tenga una información suficiente sobre lo que le pasa y le van a hacer", señala Jovell.

Pero no ocurre así. Los pacientes reclaman información detallada y clara por escrito, para leer con calma. "Y direcciones de internet útiles. Un estudio de Massachusetts indica que el 30% de los que van al médico antes mira internet y el 40% lo hace al salir. Ellos o sus familias".

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