Retos y horizontes de la telemedicina
A raíz de la pandemia de coronavirus la telemedicina ha realizado un salto exponencial. El riesgo de contagio en lugares de pública concurrencia como hospitales o centros sanitarios han hecho de la telemedicina una herramienta imprescindible de los sistemas de salud a lo largo del último año. Reticencias que debía vencer se han visto obligadas a implementarse de un modo rápido.
A pesar de que en el último año hemos sido espectadores de un verdadero despegue de los servicios de telemedicina, son muchas las décadas que se lleva practicando. El prefijo “tele” proviene de la palabra griega τελε que significa distancia. La telemedicina no es nada más que la prestación de servicios médicos a distancia y puede ser entendido de muchas formas. Si bien es verdad que internet y el despegue de la telefonía móvil ha supuesto un cambio de paradigma y una nueva era de la telemedicina, desde la invención de la radio o del teléfono se han realizado formas de telemedicina. Consultas a médicos a través de una llamada telefónica o programas de radio dónde médicos daban consejos a personas que compartían dolencias de forma pública podrían entenderse como formas arcaicas de telemedicina.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) la telemedicina es “la prestación de servicios de salud (en los que la distancia es un factor determinante) por parte de profesionales sanitarios a través de la utilización de tecnologías de la información y la comunicación (TICs) para el intercambio de información válida para el diagnóstico, el tratamiento, la prevención de enfermedades, la investigación y la evaluación y para la formación continuada de profesionales sanitarios, todo ello con el objetivo final de mejorar la salud de la población y de las comunidades”.
Actualmente la telemedicina sigue comprendiendo muchos aspectos ligados a la salud médicos. Trataremos de explicar en este artículo los principales ejes de la telemedicina en la actualidad.
Teleconsulta
El teléfono móvil permite que cualquier espacio de la ciudad y del territorio sea un potencial espacio de consulta médica. Esta idea tiene un sinfín de derivadas de mucho potencial tanto en ciudades densas con un sistema de atención primaria de proximidad enraizado como en puntos del territorio menos poblados donde la proximidad a la infraestructura de salud no es tan sencilla.
La posibilidad de realizar una consulta a distancia con un médico ya sea de forma síncrona (con videollamada) o de forma asíncrona (con un mensaje de texto, por ejemplo) permite realizar un primer diagnóstico con un profesional que podrá decidir siguientes pasos a realizar: si es necesario acudir a un centro de salud para una exploración física, si es preciso acudir a un servicio de urgencias, si son precisas pruebas médicas de diagnóstico por la imagen o analíticas, si se puede derivar directamente el caso hacia un especialista de una determinada dolencia, etcétera.
En casos como consultas pediátricas, muchas veces el rol del profesional que realiza una teleconsulta es el de aliviar a los familiares de un paciente ante distintos síntomas, y saber dar la información para saber detectar cuando un caso puede ser grave o agravarse.
La problemática de estas teleconsultas cuando se trasladan al sistema público, puede llegar a ser la recepción de un alud de consultas por parte de los usuarios que colapsen la capacidad de respuesta de los actuales equipos de atención primaria.
En Catalunya, por ejemplo, el sistema de salud está recibiendo unas 250.000 consultas mensuales a través de un aplicativo al que tienen acceso todos los ciudadanos. Por esto es preciso un sistema de filtraje, con nuevos profesionales, que ayuden a priorizar las consultas y a derivarlas a quien sea oportuno.
Hospitalización a domicilio y monitorización de pacientes
La tendencia en los países europeos de acortar los tiempos de hospitalización en el hospital se debe a diversos factores: se favorece la comodidad del hogar a los pacientes que acortan periodos de recuperación y mejoran la calidad de vida en muchos casos; se reducen los riesgos de infecciones; además se optimizan los costes del tratamiento hospitalario.
De algún modo, el hospital tiene unidades de hospitalización difusas en distintos domicilios. Los servicios médicos o de enfermería pueden acudir a los domicilios para realizar el seguimiento de pacientes, pero también se pueden realizar algunas acciones a distancia a través de videoconferencias o del seguimiento de constantes sensibles de cada paciente a distancia.
La investigación médica paralela a la innovación tecnológica también permite que ciertos diagnósticos que tradicionalmente requerían de hospitalización, puedan efectuarse ahora en domicilio. Es el caso de la detección de apneas del sueño. Si hasta ahora se efectuaban técnicas de diagnóstico invasivas como la polisomnografía, que comportaban la hospitalización nocturna de los pacientes, nuevos métodos que utilizan teléfonos inteligentes permiten realizar el diagnóstico en el domicilio. Estas técnicas han sido desarrolladas por el grupo de Procesamiento e interpretación de señales biomédicas del Instituto de Bioingeniería de Cataluña (IBEC) junto al Laboratorio del sueño» del Hospital Clínic de Barcelona.
Seguramente la tendencia de seguir acortando tiempos de ingreso en los centros hospitalarios seguirá creciendo y las unidades de hospitalización convencionales reducirán su importancia y superficie.
En algunos casos, la hospitalización domiciliaria implica que los hospitales tengan ciertos equipos médicos fuera del centro y una nueva gestión tanto asistencial como de infraestructura y de equipamiento biomédico.
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