El Gobierno cántabro aparca el hospital de Castro
El nuevo hospital de Castro Urdiales no será una realidad, al menos, en la presente legislatura. Así lo ha asegurado la responsable de Sanidad del Gobierno cántabro, María José Sáenz de Buruaga, que considera el proyecto «imposible de abordar» en los próximos cuatro años, dada la «situación crítica» que atraviesa el Servicio Cántabro de Salud en materia presupuestaria. La consejera anunció que el Ejecutivo se limitará en el próximo bienio a mantener los «aceptables niveles de calidad de nuestro sistema sanitario», para dar paso después a un periodo de dos años en el que, «tras apretarse el cinturón», se acometerán inversiones en infraestructuras. Pero esta tesitura no beneficiará al proyecto de Castro, ya que «se priorizará» la mejora del hospital de Laredo, en el que «se ha postergado la inversión».
De esta forma, se vuelve a aplazar la construcción de un hospital de alta resolución en el municipio.
En 2004, el tándem de gobierno PSOE-PRC elaboró un Plan de Gobernanza que recogía las directrices de su gestión autonómica. El texto reflejaba la edificación de la infraestructura con un plazo de cuatro años para la finalización de las obras. Sin embargo, la intervención no se llevó a cabo. Incluso, tras la renovación del pacto de gobierno después de las elecciones de 2007, los dos partidos omitieron el proyecto en la redacción de su segundo plan ejecutivo. El líder popular Ignacio Diego, que había concurrido a los comicios con la promesa de acometer las obras, aprovechó la circunstancia y, durante el resto de la legislatura, reprochó a la Administración cántabra su decisión, instándole a rectificar. De hecho, en las autonómicas de 2011, su programa electoral volvía a recoger la construcción del hospital en un epígrafe en el que también se proponía la reforma del centro de Laredo. Sin embargo, transcurridos cinco meses de la victoria popular, el Gobierno cántabro sólo se plantea el cumplimiento de esa parte de su propuesta, dejando una vez más en suspenso el nuevo hospital.
El Ayuntamiento de Castro instó a su construcción en el último pleno a través de una moción presentada por Anexión a Vizcaya, que argumentó su propuesta en la intención de mantener vigente la reivindicación de la obra. Pero el apoyo general a la moción se ha topado con la «imposibilidad económica» esgrimida por la nueva consejera de Sanidad, provocando diferentes reacciones entre las autoridades municipales. El alcalde popular, Iván González, defiende la decisión del Gobierno cántabro de priorizar la inversión en Laredo, aunque sostiene que el crecimiento de Castro debe mantener la infraestructura como «proyecto de futuro».
Sostiene que su construcción es «imposible de abordar» en esta legislatura y prioriza la reforma del centro de Laredo
Demagogia
Menos conciliador se muestra el líder de la oposición, el socialista Daniel Rivas, que acusa al PP de hacer «demagogia». Recuerda las críticas que los populares cántabros vertieron sobre el anterior equipo de gobierno autonómico por no hacer frente a las obras, «cuando sólo la falta de cesión de un suelo por parte del Ayuntamiento impidió su inicio». Rivas sostiene que, con su decisión, el Ejecutivo regional «no sólo incumple una promesa, sino que abandona la sanidad en Castro, al no plantear propuestas alternativas en los centros de salud». Mantiene que la falta de un hospital debilita la posición de Cantabria ante la firma de un convenio sanitario con Euskadi, y le reprocha que no haya retomado el preacuerdo alcanzado por los gobiernos vasco y cántabro para permitir la vuelta de los castreños a las clínicas de Osakidetza.
Anexión a Vizcaya, formación responsable de la moción, lamenta la decisión del Gobierno cántabro y pronostica que tendrá repercusiones en el empadronamiento. CastroVerde, único partido que se abstuvo en la votación -alegó que había preferencias «más realistas»-, volvió a abogar por el refuerzo de las infraestructuras ya existentes «en una línea de mayor sensatez».
De esta forma, se vuelve a aplazar la construcción de un hospital de alta resolución en el municipio.
En 2004, el tándem de gobierno PSOE-PRC elaboró un Plan de Gobernanza que recogía las directrices de su gestión autonómica. El texto reflejaba la edificación de la infraestructura con un plazo de cuatro años para la finalización de las obras. Sin embargo, la intervención no se llevó a cabo. Incluso, tras la renovación del pacto de gobierno después de las elecciones de 2007, los dos partidos omitieron el proyecto en la redacción de su segundo plan ejecutivo. El líder popular Ignacio Diego, que había concurrido a los comicios con la promesa de acometer las obras, aprovechó la circunstancia y, durante el resto de la legislatura, reprochó a la Administración cántabra su decisión, instándole a rectificar. De hecho, en las autonómicas de 2011, su programa electoral volvía a recoger la construcción del hospital en un epígrafe en el que también se proponía la reforma del centro de Laredo. Sin embargo, transcurridos cinco meses de la victoria popular, el Gobierno cántabro sólo se plantea el cumplimiento de esa parte de su propuesta, dejando una vez más en suspenso el nuevo hospital.
El Ayuntamiento de Castro instó a su construcción en el último pleno a través de una moción presentada por Anexión a Vizcaya, que argumentó su propuesta en la intención de mantener vigente la reivindicación de la obra. Pero el apoyo general a la moción se ha topado con la «imposibilidad económica» esgrimida por la nueva consejera de Sanidad, provocando diferentes reacciones entre las autoridades municipales. El alcalde popular, Iván González, defiende la decisión del Gobierno cántabro de priorizar la inversión en Laredo, aunque sostiene que el crecimiento de Castro debe mantener la infraestructura como «proyecto de futuro».
Sostiene que su construcción es «imposible de abordar» en esta legislatura y prioriza la reforma del centro de Laredo
Demagogia
Menos conciliador se muestra el líder de la oposición, el socialista Daniel Rivas, que acusa al PP de hacer «demagogia». Recuerda las críticas que los populares cántabros vertieron sobre el anterior equipo de gobierno autonómico por no hacer frente a las obras, «cuando sólo la falta de cesión de un suelo por parte del Ayuntamiento impidió su inicio». Rivas sostiene que, con su decisión, el Ejecutivo regional «no sólo incumple una promesa, sino que abandona la sanidad en Castro, al no plantear propuestas alternativas en los centros de salud». Mantiene que la falta de un hospital debilita la posición de Cantabria ante la firma de un convenio sanitario con Euskadi, y le reprocha que no haya retomado el preacuerdo alcanzado por los gobiernos vasco y cántabro para permitir la vuelta de los castreños a las clínicas de Osakidetza.
Anexión a Vizcaya, formación responsable de la moción, lamenta la decisión del Gobierno cántabro y pronostica que tendrá repercusiones en el empadronamiento. CastroVerde, único partido que se abstuvo en la votación -alegó que había preferencias «más realistas»-, volvió a abogar por el refuerzo de las infraestructuras ya existentes «en una línea de mayor sensatez».
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