Microchip con nanomateriales para detectar la presencia de nanopartículas nocivas para la salud
Las nanopartículas, imperceptible al ojo humano, son de tamaño nanométrico, tan pequeñas que en cada cabello humano cabrían decenas de miles de ellas. Hasta hace unas décadas, no había gran conocimiento en torno a ellas. Ahora, el elevado desarrollo de la nanotecnología ha motivado que se produzcan miles de tonelada al año de estos materiales nanoscópicos. La Universidad de Córdoba ha desarrollado una serie de sensores nanométricos inocuos y biocompatibles con los que determinar y cuantificar otras nanopartículas tóxicas acumuladas en los recusos naturales y los organismos.
Cien nanómetros es la diezmilésima parte de un milímetro. También es la longitud mínima de una de las dimensiones de un objeto para ser considerado nanopartícula. La nanotecnología ha motivado un gran desarrollo de nanomateriales en campos tan diversos como las ciencias de la salud, la cosmética o la electrónica en los últimos años. En el campo sanitario, por ejemplo, se han empezado a diseñar fármacos, instrumentales médicos y equipos analíticos que incorporan objetos a escala nanométrica. Los nanomateriales también son muy útiles en electrónica porque su mayor área superficial permite crear dispositivos con más capacidad de almacenamiento de datos, rapidez en el procesado o menor consumo de energía, e incluso ha llegado al consumidor en forma de cosméticos, protectores solares y ropa.
La nanotecnología ha motivado un gran desarrollo de nanomateriales en campos tan diversos como las ciencias de la salud, la cosmética o la electrónica en los últimos años.
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