Si no hay espacio para trabajar, imagínate qué atención podemos dar. No se puede tratar a los pacientes como nos gustaría. Un sanitario del Servet resume con esta frase la situación a la que se enfrentan a diario tanto él como sus compañeros.
Si no hay espacio para trabajar, imagínate qué atención podemos dar. No se puede tratar a los pacientes como nos gustaría. Un sanitario del Hospital Miguel Servet que trabaja en el Servicio de Urgencias y que ha preferido mantenerse en el anonimato resume con esta frase la situación a la que se enfrentan a diario tanto él como sus compañeros.

La saturación de la sala de observación hace que en muchas ocasiones no haya "hueco material para estar allí", relata. Y su trabajo es, precisamente, brindar cuidados a los pacientes. Pero esa labor se complica cuando la masificación condiciona "el desarrollo de la tarea asistencial".

"Los boxes están colapsados muchas veces y atender a un paciente en el pasillo no es algo excepcional", cuenta este trabajador para ejemplificar esos condicionantes a la hora de ejecutar su trabajo. A esto se suma que, a veces, y ante las situaciones de tensión que se viven, los familiares de los pacientes descarguen su estrés con ellos. Una carga más que sumar al estrés laboral.

"Nosotros sentimos impotencia porque pensamos que no hacemos las cosas como deberíamos", indica. Por eso, "al final de la jornada acabas con una carga física y mental que es imposible sobrellevar a diario".

Ante esta situación, y ante las declaraciones realizadas a la Prensa por los responsables del centro en el mes de noviembre, en las que aseguraban de que los colapsos de las urgencias se producían sólo en momentos puntuales, varios trabajadores decidieron firmar a diario un documento en el que detallaban la situación de la sala de observación del servicio. De estos partes se desprende, según explican en un escrito estos profesionales, "que este espacio suele estar por encima del 170 por ciento de su capacidad". Con los escritos, quieren dejar claro que la presión asistencial no se produce sólo en momentos puntuales.

Los sanitarios denuncian la situación cuando ya no pueden más. En el Servicio de Urgencias hacen declaraciones rápidas, porque no hay tiempo para deternese a hablar. Mejorar la gestión de las camas o ampliar el número de trabajadores en los turnos para evitar esta sobrecarga de tareas son algunas de las soluciones que apuntan a voz de pronto al ser consultados. Sus quejas son antiguas. La situación de las urgencias hospitalarias es denunciada públicamente cada pocos meses. El argumento de la crítica es el mismo desde hace años.
P. E.