Desarrollan un hormigón biológico para construir fachadas ‘vivas’ con líquenes, musgos y otros microorganismos

12/01/2012
Arquitectura Noticias Desarrollan un hormigón biológico para construir fachadas ‘vivas’ con líquenes, musgos y otros microorganismos

El Grupo de Tecnología de Estructuras ha desarrollado un tipo de hormigón biológico, con capacidad para que crezcan organismos pigmentados de manera natural y acelerada. El material, que está ideado para fachadas de edificios u otras construcciones en climas mediterráneos, ofrece ventajas medioambientales, térmicas y ornamentales respecto a otras soluciones de construcción similares.

Los investigadores del Grupo de Tecnología de Estructuras estudian el nuevo tipo de hormigón biológico a partir de dos materiales a base de cemento. El primero de ellos es el hormigón convencional carbonatado (basado en cemento Portland), con el cual obtienen un material de un pH del entorno de 8. El segundo material está fabricado con un cemento de fosfato de magnesio (MPC, del inglés Magnesium-Phosphate Cement), conglomerante hidráulico que no requiere ningún tratamiento para reducir el pH, puesto que este es ligeramente ácido.

El cemento de fosfato de magnesio se ha utilizado anteriormente como material de reparación por su propiedad de rápido fraguado. Además, también se ha empleado como biocemento en el ámbito de la medicina y la odontología, lo cual indica que no tiene un impacto medioambiental adicional.

La innovación de este novedoso hormigón (multicapa vertical) es que se comporta como un soporte biológico natural para el crecimiento y desarrollo de determinados organismos biológicos, concretamente ciertas familias de microalgas, hongos, líquenes y musgos.

Una vez patentada la idea, el equipo investiga la mejor manera para favorecer el crecimiento acelerado de este tipo de organismos en el hormigón. El objetivo de la investigación es conseguir acelerar el proceso natural de colonización, obteniendo un aspecto atractivo en no más de un año. La idea es también que las fachadas construidas con el nuevo material muestren una evolución temporal mediante cambios de coloración en función de la época del año, así como de las familias de organismos predominantes. En este tipo de construcción, se evita la aparición de otros tipos de vegetación para impedir que sus raíces echen a perder el elemento constructivo.

Es un material que mejora el confort térmico en edificios y permite reducir el CO2 de la atmósfera

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