Históricamente, la disposición y organización del hospital se ha modificado para hacer frente a las enfermedades de cada época. Es por ello que, en un mundo contemporáneo donde las necesidades cambian diariamente, la arquitectura hospitalaria debe poder responder a este nuevo ritmo estableciendo un sistema estructural modular y flexible con características como la preparación, la prevención y la adaptación.

El aumento de la tendencia demográfica y de la esperanza de vida son dos factores influyentes cuando se trata de pensar en el hospital del futuro: requerirán ampliaciones constantes que sean amables con el paciente envejecido, ya que este precisa estructuras más cómodas y accesibles.

Por otro lado, se debe valorar el cambio en la atención hospitalaria. Actualmente, se centra en un método de enfermedad-sanación, mientras que en el futuro se proyecta un sistema de chequeo y prevención, basado en parámetros genéticos según el individuo, y con tratamientos de regeneración. La población acudirá de manera rutinaria al hospital, por lo que este debe estar integrado totalmente en la ciudad y en la vida diaria de sus habitantes.

Todo lo que pueda ser automatizado, se automatizará en un proceso de colaboración con el personal sanitario y ayudando a reducir los tiempos de espera. La atención hospitalaria a distancia cobrará cada vez más importancia, de manera que los profesionales podrán usar herramientas de mensajería para comunicarse con los pacientes y con otros sanitarios, mediante plataformas cada vez más completas.