Espacios que cuidan: diseño más allá de la funcionalidad
En PINEARQ sabemos que el entorno determina la identidad del edificio y repercute en la salud de los usuarios. El carácter emocional de los ambientes sanitarios debe ser tomado en cuenta en el proceso de diseño, ya que, pese a que la arquitectura no tiene capacidad de curar, si influye enormemente en el proceso de recuperación y reposo, tanto del paciente como del cuidador.
Los edificios deben tener características cognitivas, es decir, ser conscientes de cómo afectan a los usuarios y que sensaciones puede transmitir. Un edificio sanitario debe poder generar seguridad y confort para que el paciente pueda asimilar mejor los tratamientos, con un diseño a escala humana, centrado en el usuario y las personas que le rodean: familia, amigos y personal médico.
El arquitecto debe ir más allá del programa funcional y tiene la obligación de responder a las necesidades de una parte vulnerable de la sociedad, haciendo que el proceso de tratamiento, descanso y recuperación sea lo menos traumático posible. Para ello, se debe estudiar la matriz del problema y concretar las premisas según las necesidades del usuario que habitará o se tratará en el edificio.
En PINEARQ hemos trabajado con tipologías hospitalarias de todo tipo. Por ello, sabemos que es distinto el cuidado ambiental que se le debe dedicar a un hospital pediátrico que, por ejemplo, a una residencia de personas mayores.
En el caso de un hospital infantil, se debe tener en cuenta como un ingreso hospitalario rompe con la cotidianidad de la vida del niño, y también de sus familiares. En consecuencia, necesita un entorno que facilite que desarrollen sus actividades diarias en ambientes domésticos:
- El juego se coloca como elemento fundamental en la vida de cualquier niño. Los espacios deben configurarse para permitirlo e incluso estimularlo, ya sea individual o en grupo, diversificado por edades y aptos para aquellos pacientes inmunodeprimidos.
- Se deben crear espacios para los adultos acompañantes del niño, zonas donde puedan descansar, relacionarse entre familias y comunicarse con el personal médico.
- La humanización de los espacios adquiere otra capa de significado cuando se trata del paciente pediátrico: la ambientación, los colores, los materiales, las vistas y la luz deben fomentar una experiencia más cándida.
- Los profesionales, que también lidiarán con situaciones complicadas, deben tener sus espacios de comunicación para promover el intercambio de ideas, así como tener zonas de distensión.
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