La construcción del hospital requiere consenso entre médico y arquitecto
Los ingenieros hospitalarios lo tienen claro: es necesario que arquitectos y médicos se entiendan a la hora remodelar un hospital ya que, en muchas ocasiones, no es necesario partir de cero en cada construcción si se cuenta con un criterio estandarizado entre ambas partes. Algo de lo que, hasta el momento, España carece.
Así lo pone de manifiesto el presidente de la Asociación de Ingeniería Hospitalaria (AEIH), Luis Mosquera, en una nueva edición de los Diálogos del Instituto de Innovación y Desarrollo de la Responsabilidad Social Sociosanitaria (Inidress). "¿Cómo es posible que no haya una idea normalizada de cómo debe ser una unidad de diálisis?", se pregunta Mosquera. "Tendría que haberla. No puede ser algo de libre albedrío. Por supuesto que tenemos que ser versátiles pero también tiene que haber un protocolo. En la construcción hospitalaria en España, desde siempre, ha faltado una reflexión sobre el concepto general".
Falta de coordinación, prisas y escasa planificación
Esta idea también es compartida por Félix Bravo, presidente de la Agrupación Territorial de Sedisa en Madrid, cree que a la hora de diseñar algunos nuevos hospitales ha habido una falta de coordinación entre el equipo médico –que es, en su opinión, el que mejor sabe qué necesidades requiere cada Servicio en concreto– y los arquitectos e ingenieros encargados de construir el edificio.
El también gerente del Hospital Universitario Príncipe de Asturias se dio cuenta de la importancia de la arquitectura dirigiendo su anterior hospital, el del Sureste, en Arganda del Rey (Madrid). "Era nuevo, pero tenía una serie de fallos terribles. Por ejemplo, la farmacia no tenía campaña de flujo y no se podían hacer los cicloestáticos. Hubo que hacer una serie de modificaciones enormes". Es, por tanto, necesario que arquitectos y médicos se entiendan, pero no sería necesario partir de cero con cada hospital si se contara con un criterio estandarizado Mosquera pone nombres y apellidos a estos "desastres" de la arquitectura hospitalaria.
Las remodelaciones no necesitan partir de cero, pero sí tener un criterio estandarizado que España, de momento, careceNuevas demandas, nuevos edificios
Hoy tenemos una idea bastante precisa de cómo tiene que ser el hospital que demanda la sociedad actual: un edificio funcional y sostenible en el que se trate a los enfermos, no a la enfermedad. Para empezar, la tendencia a la verticalidad de muchos de los grandes hospitales del pasado siglo se ha visto por completo ineficiente. Como explica Mosquera, un hospital con tendencia a la horizontalidad "permite actuaciones mucho más sencillas, es mucho más seguro, el impacto sobre el entorno es mucho menor y las circulaciones se pueden definir y se pueden separar".
Pero otro paradigma básico del hospital del futuro es, quizás, en el que tenemos más tarea pendiente: la humanización. En opinión de Paula G. Vela, fundadora del estudio Vela & Salvador Arquitectos, "los edificios deben favorecer el bienestar emocional de las personas, porque está demostrado que los entornos pueden afectar positiva y negativamente". El estudio de Vela ha diseñado la reforma de numerosos servicios hospitalarios, en los que unos retoques relativamente sencillos han hecho que el espacio cambie por completo. Un buen ejemplo es la Unidad del Dolor del Hospital Universitario La Paz (Madrid), que Vela y sus colegas transformaron en la Unidad del Color.
"Afortunadamente hemos podido medir los resultados", explica Vela. "Los pacientes esperan menos, el personal médico les está tratando mejor y lo más impresionante es que se ha mejorado el alivio del dolor agudo en pacientes pediátricos en un 20 por ciento. Eso tirando del hilo puede conllevar incluso hasta una menor prescripción de fármacos".
De la misma opinión son Bravo y Diego Ayuso, secretario general de la Consejo General de Enfermería, que aseguran que las experiencias humanizadoras de sus hospitales, como el aula infantil del Príncipe de Asturias –donde reciben clase los niños que están hospitalizados– o la reforma de la azotea de Getafe –una terraza de 200 metros con un pabellón climatizado lleno de juguetes y un jardín–, han tenido un impacto importantísimo en la experiencia de los pacientes y sus familias.
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