Los dos robots Da Vinci de hospitales públicos catalanes alcanzan las 450 operaciones
Así lo recoge una respuesta parlamentaria del conseller de Salud de la Generalitat, Boi Ruiz, a pregunta del diputado de ICV-EUiA Josep Vendrell a la que ha tenido acceso Europa Press, lo que representa alrededor de un centenar de operaciones mediante esta técnica cada año.
Ruiz indica que la adquisición de este robot, que empezó a comercializarse en 2001 en Estados Unidos y permite al cirujano operar sentado en una silla, puede hacerse por la cesión desinteresada con fines de investigación y promoción de alternativas a la cirugía tradicional o adquirirse vía concurso público.
La operación con el Da Vinci requiere la formación previa del médico, que se sienta frente a un visor en tres dimensiones y unos mandos ergonómicos comparables en habilidad a la mano humana, mediante los cuales transmite instrucciones al robot situado en la mesa de operaciones.
El artilugio cuenta con dos brazos que reproducen con precisión los movimientos que el cirujano indica, un tercer brazo con una cámara endoscópica en tres dimensiones y una cuarta que actúa como un separador automático, sustituyendo a un ayudante. El Da Vinci limita la necesidad de realizar incisiones abiertas y reduce el tiempo de rehabilitación, además de aumentar la seguridad para el paciente y el cirujano, puesto que los brazos no transmiten temblores y las incisiones y suturas se realizan con mayor precisión.Los robots Da Vinci adquiridos por la sanidad pública catalana y que se encuentran en el Hospital Vall d`Hebron de Barcelona y el de Bellvitge han alcanzado las 449 intervenciones quirúrgicas desde su adquisición en 2009.
Ruiz indica que la adquisición de este robot, que empezó a comercializarse en 2001 en Estados Unidos y permite al cirujano operar sentado en una silla, puede hacerse por la cesión desinteresada con fines de investigación y promoción de alternativas a la cirugía tradicional o adquirirse vía concurso público.
La operación con el Da Vinci requiere la formación previa del médico, que se sienta frente a un visor en tres dimensiones y unos mandos ergonómicos comparables en habilidad a la mano humana, mediante los cuales transmite instrucciones al robot situado en la mesa de operaciones.
El artilugio cuenta con dos brazos que reproducen con precisión los movimientos que el cirujano indica, un tercer brazo con una cámara endoscópica en tres dimensiones y una cuarta que actúa como un separador automático, sustituyendo a un ayudante. El Da Vinci limita la necesidad de realizar incisiones abiertas y reduce el tiempo de rehabilitación, además de aumentar la seguridad para el paciente y el cirujano, puesto que los brazos no transmiten temblores y las incisiones y suturas se realizan con mayor precisión.Los robots Da Vinci adquiridos por la sanidad pública catalana y que se encuentran en el Hospital Vall d`Hebron de Barcelona y el de Bellvitge han alcanzado las 449 intervenciones quirúrgicas desde su adquisición en 2009.
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