Se dice que la excelencia es la cualidad de hacer algo digno de aprecio, algo elevado. Tiene que ver con la idea de perfección y la de tener pocos puntos débiles. Está relacionado con la disciplina, la honestidad, el rigor, la puntualidad y la capacidad de innovación. Es esa cualidad de hacerse digno de aprecio donde está el valor y, paradigmáticamente, el negocio. Es en esa cualidad donde se han fijado desde hace algunos años las empresas más exitosas.

Aquellos que se han visto envueltos en proyectos de excelencia han visto la necesidad de implementar rigor con una estrategia bien definida, un equipo motivado, procesos bien descritos con herramientas que los midan y que permitan, por este orden, preservar la protección y seguridad, proveer productos y servicios de alta calidad, minimizar los tiempos de reacción y los costes y maximizar los beneficios mejorando la productividad e incrementando la diferenciación de su producto dotándolo de nuevas prestaciones.

Saber quiénes somos, qué tipo de empresa ser y hasta dónde queremos llegar es tan importante como disponer de las personas adecuadas, motivadas, preparadas y tener establecidos los procesos precisos o medir su eficacia.