Recomendamos este articulo publicado en el número especial de Advances of Healthy Environment Design in Urban Development de Buildings, por los autores Santiago Quesada-García, Pablo Valero-Flores y María Lozano-Gómez, del grupo de investigación Healthy Architecture & City (HAC) de la Universidad de Sevilla.

El diseño y la construcción de residencias para personas con enfermedad de Alzheimer se han basado en las recomendaciones de guías de diseño, en los resultados de pruebas empíricas con muestras de población y en la experiencia de arquitectos y proyectistas. Con el paso del tiempo, esta combinación ha dado lugar a una nueva tipología de edificación residencial, específicamente orientada a este grupo de población, aunque aún no ha sido descrita formalmente ni analizada en profundidad.

Este artículo tiene como propósito identificar y definir las características esenciales de dicha tipología. Para ello, se realizó un análisis de 30 residencias geriátricas construidas en diversos contextos internacionales a lo largo de las últimas cuatro décadas. La metodología incluyó el estudio detallado de planos, estructuras arquitectónicas y el funcionamiento de los edificios, permitiendo una comparación sistemática de sus componentes y atributos más determinantes.

Los hallazgos confirman que los entornos diseñados teniendo en cuenta factores como la seguridad, la accesibilidad, la claridad espacial, la estimulación sensorial y las oportunidades de interacción social, generan mejoras notables en el comportamiento, estado emocional y funcionamiento mental de sus usuarios. Esto refuerza la idea de que el entorno físico influye directamente en la calidad de vida de las personas con demencia.

Entre las principales características de esta nueva tipología se destacan la reducción de la escala general del edificio, el uso de habitaciones individuales o de carácter “celular”, una organización de los espacios que facilite la orientación y reduzca la confusión, y una ambientación que estimule los sentidos de forma positiva pero controlada. Estos elementos han demostrado ser especialmente beneficiosos para personas con deterioro cognitivo.

La investigación también pone en evidencia un cambio de paradigma en la arquitectura para las personas mayores. Se ha pasado de un modelo institucional centrado en la eficiencia operativa a un enfoque centrado en la persona, donde el bienestar emocional y la autonomía de los residentes ocupan un lugar prioritario. Este nuevo modelo considera al edificio no solo como un espacio funcional, sino como una herramienta terapéutica que puede mejorar el día a día de quienes viven con Alzheimer.

Asimismo, se destaca que, a pesar de los avances, no existe aún una evaluación arquitectónica sistemática de los logros obtenidos en este tipo de edificaciones. Muchos proyectos se han desarrollado a partir de la experiencia acumulada y de procesos de ensayo y error, sin una base consolidada que articule las buenas prácticas y principios efectivos de diseño. Este vacío en el conocimiento justifica la necesidad de establecer criterios arquitectónicos claros y validados empíricamente.

El artículo no solo contribuye a llenar una laguna importante en la literatura arquitectónica, sino que también impulsa un cambio fundamental en la forma de concebir los espacios para personas con Alzheimer, situando sus necesidades cognitivas y emocionales en el centro del proceso de diseño.

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