Claves para la selección de desinfectantes de superficies y equipos

| 03/07/2015
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Rutala & Weber, dos autores norteamericanos bien conocidos por su extensa bibliografía en Control de Infecciones, han publicado recientemente un nuevo trabajo que creemos fundamental: “Selection of the ideal disinfectant”, Infect. Control Hosp. Epidemiol. 2014 Jul; 35 (7): 855-65. El objetivo del mismo es ayudar al usuario en la elección del desinfectante hospitalario más adecuado para las superficies ambientales y para el equipamiento médico no invasivo, algo que nunca se había hecho hasta ahora en la literatura científica.

Dadas las diferencias regulatorias entre EEUU y Europa, no es posible aplicar al pie de la letra las recomendaciones de Rutala & Weber, pero hemos sintetizado los conceptos más básicos, perfectamente exportables, poniendo de relieve las diferencias en Europa y obviando algunas especificidades en EEUU.


CINCO CONSIDERACIONES CLAVE EN LA SELECCIÓN DE DESINFECTANTES


1. Reivindicaciones de eficacia


Es fundamental conocer cuáles son los principales microorganismos causantes de infecciones y brotes hospitalarios en nuestro entorno. Sería interesante que la eficacia de nuestro desinfectante esté ensayada directamente para tales microorganismos concretos, o para los más próximos posibles, pero ello no siempre será viable ya que las posibilidades son excesivas.


De hecho, en Europa (más que en EEUU), para los ensayos de eficacia según EN 14885 (Aplicación de Normas Europeas para los antisépticos y desinfectantes químicos en el sector sanitario) se usan microorganismos subrogados que actúan como "representantes" de los demás y que, para la desinfección de superficies, son habitualmente:


Staphylococcus aureus: bacterias Gram Positivas aerobias.
Enterococcus hirae: bacterias Gram Positivas anaerobias facultativas.
Pseudomonas aeruginosa: bacterias Gram Negativas aerobias.
Escherichia coli: bacterias Gram Negativas anaerobias facultativas.
Candida albicans: levaduras.
Aspergillus spp.: mohos.


Se considera en general que un producto eficaz contra estos microorganismos lo será para todos los demás de su clase.


No es necesario el ensayo para patógenos resistentes a antibióticos, ya que estas resistencias no son extensibles a los desinfectantes. Pero sí hay patógenos hospitalarios de especial resistencia a los desinfectantes que, de ser un problema en una instalación concreta, necesitarán medidas especiales:


• Bacterias esporulantes (ej. Clostridium difficile), que requerirán el uso de desinfectantes esporicidas
• Virus sin cubierta (ej. Norovirus o Adenovirus), que requerirán desinfectantes de espectro virucida especialmente amplio.


Rutala & Weber hacen mención a algunos de los problemas comunes en las reivindicaciones de eficacia, como: tiempos de contactos no realistas, listas irrelevantes de microrganismos citados en el etiquetado, y otras condiciones de ensayo alejadas de la realidad.


Asimismo, señalan que la jerarquía de susceptibilidad a los desinfectantes desarrollada por Spaulding, aunque de uso aún común, es ya obsoleta, y que cada familia de desinfectantes tiene un comportamiento característico frente a cada clase de microorganismos.


2. Tiempos de acción y tiempos de contacto húmedo


Cada desinfectante requiere un plazo de tiempo de contacto con el microorganismo para conseguir su total desinfección: kill time o tiempo de acción. Ese tiempo de acción debe ser inferior al tiempo de secado del producto.


Así pues, un tiempo de acción de 10 minutos es inútil en la mayoría de situaciones, en las que el desinfectante se seca sobre la superficie en menos de dos minutos. Es obvia la importancia que tiene que ese tiempo de acción, específico para cada tipo de microorganismo, esté claramente expresado en su etiquetado y Fichas Técnicas, y que los usuarios lo respeten escrupulosamente.


El tiempo de "contacto húmedo" del desinfectante – que debe ser siempre mayor que el tiempo de acción – es una variable muy importante que depende a su vez de otras variables como:


• La amplitud de la superficie tratada.
• La formulación del producto (en las soluciones acuosas, la inclusión de surfactantes alarga el tiempo de secado, mientras que la de alcoholes lo acorta).
• La cantidad de producto cargado en la toallita (que afecta proporcionalmente al tiempo de secado y a la cantidad total de ingredientes activos aplicados sobre la superficie).
• Algunos métodos de desinfección reivindican un efecto remanente sobre las superficies pero, de existir éste, no es fácilmente evaluable ni demostrable y, en todo caso, puede tener limitaciones de coste y perdurabilidad real.


Los autores remarcan que ninguna variable es tan importante como la rigurosa desinfección de todas las superficies de contacto habitual con las manos. La razón es que las superficies y objetos que entran en contacto con las manos, actúan como vector principal de contaminación cruzada, pero son rara vez bien desinfectados en los procedimientos de higiene terminal.


3. Seguridad


Más allá de la actividad antimicrobiana y el tiempo de contacto del desinfectante, es también esencial su seguridad. Ésta dependerá de:


• No Tóxicos: Debe escogerse el producto con la menor toxicidad posible para los usuarios, pacientes y visitantes. Para ello es imprescindible leer con atención los datos recogidos en la Ficha de Seguridad (tanto para la forma concentrada como para la solución diluida).
• No Inflamables: También en la Ficha de Seguridad se puede consultar la clasificación de inflamabilidad del producto y se recomienda decantarse por la más baja.
• EPIs (Equipos de Protección Individual): La etiqueta del desinfectante debe informar sobre los EPIs requeridos para su uso, siendo mejor el que precise menos EPI (aunque siempre es recomendable el uso de guantes para evitar sobreexposiciones).
• Compatibilidad: Deben escogerse aquellos productos que demuestren la máxima compatibilidad química con la mayoría de materiales presentes en el entorno hospitalario.


4. Facilidad de uso


Cuanto más simple y agradable es el uso de un desinfectante, mayor es la probabilidad de que se aplique correcta y rigurosamente sobre todas las superficies de contacto.


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