¿Pueden las lámparas UV-C ser dañinas para la salud de las personas?
¿Qué es la UV-C?
La UV-C es el tipo de radiación ultravioleta que se sitúa en un intervalo de longitudes de onda de 280 a 100 nanómetros. La mayoría de las personas han oído hablar de los peligros de la exposición a la UV-A (400 a 315 nm) y a la UV-B (315 a 280 nm) procedente del sol o de las camas solares. La radiación UV-C, también producida por el sol, es la longitud de onda ultravioleta más corta y se filtra casi por completo al pasar por la atmósfera, antes de llegar a la superficie terrestre. Por tanto, las personas están muy poco o nada expuestas a ella de manera natural, lo cual es bueno. Cuanto más corta es la longitud de onda, más impacto podría tener la radiación ultravioleta en la salud humana.
¿Por qué se utiliza la UV-C en lámparas?
La UV-C producida artificialmente se ha utilizado con éxito como germicida y bactericida durante décadas. Puede matar microorganismos, como bacterias, virus y otros patógenos, o impedir su desarrollo, y proporciona una alternativa sin sustancias químicas a otros métodos de desinfección, como el uso de cloro. Debido a su efectividad y a sus ventajas, la UV-C se está utilizando en una gama de aplicaciones cada vez mayor. Se utiliza, por ejemplo, para la desinfección en estaciones depuradoras de aguas residuales, laboratorios, sistemas de aire acondicionado e, incluso, piscinas y acuarios, así como en distintas etapas de los procesos industriales de alimentos y bebidas. La UV-C también se utiliza en entornos médicos y hospitalarios para la esterilización de instrumentos, superficies de trabajo y aire.
Normalmente, las lámparas de vapor de mercurio se utilizan para generar UV-C germicidas. Ahora, los avances tecnológicos permiten disponer de diodos emisores de luz (LED) UV-C, lo que ha dado lugar a un número aún mayor de aplicaciones, incluso en productos sanitarios.
¿Qué preocupaciones suscitan las lámparas UV-C?
Pese a que la mayoría de los aparatos que utilizan lámparas UV-C son sistemas herméticos que impiden la exposición, cada vez hay más dispositivos en el mercado que pueden exponer a los consumidores directamente a la radiación UV-C. El aumento del número de aplicaciones —como las pequeñas células solares desarrolladas para uso individual para desinfectar el agua potable en países en desarrollo— conlleva un mayor riesgo de exposición accidental o uso incorrecto. Se han notificado varios incidentes de lesiones cutáneas u oculares como consecuencia de accidentes, lo que ha llevado a la Comisión Europea a pedir al Comité Científico de Riesgos Sanitarios, Ambientales y Emergentes (SCHEER) que realice una evaluación del riesgo.
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