La "arquitectura" del COVID-19

Francesc Pernas Galí, Arquitecto y Presidente de Casa Solo Arquitectos | ABRIL 2020
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Sorprendió a todo el mundo, arquitectos incluidos, que en Wuhan 7.000 trabajadores empezaran a construir el Hospital Huoshenshan de 1000 camas, que iba a estar terminado en 10 días. En otro distrito de Wuhan, de forma solapada, iniciaron la construcción del Hospital Lieshenshan de 1.600 camas, que entró en funcionamiento una semana más tarde. China ya tenía experiencia en este tipo de situaciones. En 2003, para combatir la epidemia de SARS, en Beijing se había construido un hospital en sólo 7 días. Al principio, cuando el Dr. Li Wanliang detectó varios casos de una neumonía atípica, las autoridades no le prestaron la atención debida. Pero desde el 20 de enero, en que se declaró el estado de emergencia y se confinó a toda la población de la provincia de Hubei, China tomó decisiones acertadas para controlar la epidemia.

La epidemia se transformó en pandemia. Apenas dos meses más tarde, un nuevo coronavirus muy agresivo de alta morbilidad, ya identificado como SARS‐CoV‐2, se ha diseminado por dos centenares de países de todo el mundo. Tarde y mal, en muchos de ellos, se han establecido restricciones de movilidad y controles insuficientes en muchos casos, que han conducido a un estrés de sus sistemas sanitarios jamás experimentado hasta ahora. Las medidas tomadas, y sus consecuencias de todo tipo, no se podrán evaluar hasta que se consiga el objetivo primordial de control de la pandemia. Las formas de combatirla han sido diversas, según las estructuras políticas, sociales, económicas y sanitarias de cada estado.

Sería una temeridad no aprender de las lecciones recibidas, y no establecer los medios y las soluciones necesarias para evitar en el futuro los errores cometidos. La toma de decisiones deberá hacerse mediante un consenso amplio, tanto a nivel local como global.

La pandemia, que afecta de modo más severo a las zonas urbanas, probablemente conducirá a un debate sobre su densidad y planificación. El confinamiento también debe proporcionar datos sobre el uso y carencias de los diversos tipos actuales de vivienda, tanto individual como colectiva. Se requerirán aportaciones desde todas las disciplinas. La urbanística y la arquitectura están, sin duda, entre ellas.

A estas dos disciplinas, y especialmente desde la planificación sanitaria y el diseño de hospitales, les he dedicado la mayor parte de mi trabajo hasta mi retirada de la primera línea, hace unos años. Desde el confinamiento obligado, y admitido por convicción, he sentido la necesidad de compartir algunas reflexiones, centradas en esa parcela específica del conocimiento.

En estos momentos de autodefensa contra la pandemia, la mayoría de los países afectados – y también aquellos que aún no han experimentado la COVID‐19 con toda su crudeza – están abocando los máximos recursos para reforzar sus infraestructuras de salud, tal como hicieron en China hace ya más de dos meses. Se están instalando o realizando construcciones de todo tipo para apoyar a los hospitales y centros sanitarios ya establecidos.

En diarios y publicaciones especializadas, se están publicando reportajes y artículos sobre cómo se organizan estos dispositivos en diversos países. Al leerlos, me llamó la atención que a menudo se emplee el término arquitectura para referirse a ellos. Lo primero que me vino a la mente fue la famosa frase escrita por el historiador y crítico de arte Sir Nikolaus Pevsner: “A bicycle shed is a building; Lincoln Cathedral is a piece of architecture”. La frase de Pevsner me permite distinguir entre dos vías de trabajo relativas a los hospitales que, siendo a lo mejor complementarias, debemos mantener vivas en el futuro. E incluso mucho más activas.

Es evidente que los cobertizos para bicicletas son hoy tan necesarios, y alguien diría que incluso más, que las catedrales. Y según que cobertizo para bicicletas también podría ser considerado como arquitectura. Pero lo que en este momento creo que es interesante subrayar es la existencia de dos líneas de investigación que no se deben confundir. En una tragedia como la que se está viviendo en todo el mundo es del todo imprescindible habilitar soluciones de emergencia. Son, en general, “cobertizos de bicicletas”, imprescindibles para poder sobrevivir en estos imprevisibles momentos de crisis.

Esa es la primera línea de trabajo que debe plantearse una vez se recupere la actividad de las empresas, que actualmente se ve mermada por disposiciones y decisiones colectivas, tomadas en beneficio de la salud pública. En el caso de China, la réplica del Hospital Xiaotangshan que se construyó en Wuhan en sólo diez días, fue un “cobertizo” que ya venía muy trabajado de experiencias anteriores, como el SARS de 2003. Ahí es donde entra la planificación. Se deberán planificar en las ciudades espacios libres para situaciones de emergencia, cercanos a los hospitales. Los solares a ellos destinados también deberán disponer de espacios de reserva. En zonas urbanas densamente pobladas, la existencia en los alrededores de pabellones o instalaciones deportivas podría cumplir la misma función que las zonas libres. A parte de las instalaciones y dispositivos militares, casi siempre precarios, aunque de gran ayuda en muchos casos, se deben destinar recursos e imaginación a potenciar soluciones civiles más humanizadas. Aún en circunstancias tan dramáticas como las actuales, y las que especialmente suceden en el norte de Italia, son de destacar algunas iniciativas como la del hospital de la Feria de Milano.

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Comentarios

Subido por el Mar, 09/06/2020 - 15:34

Tan solo felicitar a Francesc Pernas por este contundente articulo donde trata con MAESTRIA los problemas y las miserias que se han puesto de manifiesto con la PANDEMIA COVID en la arquitectura sanitaria. Lejos del lucimiento y promoción personal, da un REPASO, en el amplio sentido de la palabra, a la arquitectura sanitaria contemporánea de este país y apunta los criterios con los que debemos afrontara el futuro.

La solución a la arquitectura sanitaria la deben desarrollar los arquitectos. Antes de esto la sociedad debe recuperar al  arquitecto y a la ARQUITECTURA PUBLICA. De estos asuntos he tenido el placer de debatir con Francesc y con su hijo Roger, también arquitecto, en algún lugar donde hemos coincidido llevados por nuestro interés y curiosidad por estas cosas y por todo aquello de lo que podemos aprender algo.

Hay que reivindicar la Arquitectura Publica!!!! Aquella arquitectura que no se sabe muy bien para que sirve pero que, a lo largo de la historia, a servido parar todo. Bella por su bondad, por su verdad. Necesaria y contingente a la vez. Rica en espacios. La arquitectura que satisface una "necesidad" nace obsoleta en origen y este suele ser el único planteamiento de la arquitectura sanitaria publica; de la privada, ya se sabe. La arquitectura nace del proyecto y el proyecto demanda una visión de futuro y el futuro es incierto, pre-supuesto, pro-yecto, pues claro!!.

una saludo reconocido y afectuoso a los Pernas

 

Bernardo García Tapia, arquitecto

 

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