Instalaciones de climatización del Bloque Quirúrgico

Instalaciones Climatización Bloque quirúrgico Instalaciones de climatización del Bloque Quirúrgico

Una primera versión de este artículo fue publicada en el libro Introducción a las instalaciones del bloque quirúrgico, editado por JG Ingenieros.

 

Funciones de la instalación de climatización

La función principal de la instalación de climatización es la de proporcionar una calidad de aire interior adecuada mediante un nivel de ventilación y filtraje satisfactorio, así como un confort en las condiciones medioambientales, manteniendo en un rango definido la temperatura y la humedad relativa, como en el resto de los edificios y de estancias del hospital.

Se debe cumplir la UNE 100713 “Instalaciones de acondicionamiento de aire en hospitales”, ya que es la única norma española de referencia, y además el Reglamento de Instalaciones Térmicas en los Edificios (RITE) indica que sus valores son válidos. ASHRAE 170 es otra normativa de referencia internacional cuyos requerimientos son, en general, ligeramente menos restrictivos.

Esta norma establece desde el punto de vista higiénico dos clasificaciones de los locales:

  • Local clase I: con exigencias muy elevadas. Tres niveles de filtración.
  • Local clase II: con exigencias habituales. Dos niveles de filtración.

En ambos casos, se deben instalar prefiltros que permitan un filtraje de las partículas más gruesas y reduzca la obturación del resto de filtros.

Los quirófanos, el pasillo limpio, los almacenes de equipos y material de acopio, el material estéril, así como la sala de recuperación o despertar son considerados locales clase I.

El resto de las zonas del bloque quirúrgico se pueden considerar como clase I o clase II, dependiendo de la distribución del mismo y sus necesidades. En todo caso, se deberá prestar especial atención a la regulación de las sobrepresiones del flujo de aire entre estancias para evitar el trasvase de aire desde los locales más sucios a los más limpios.

Desde el punto de vista de la eficacia del sistema de climatización en preservar de partículas contaminantes el aire introducido en un quirófano o recuperación postoperatoria, estos se pueden clasificar según la siguiente nomenclatura: tipo A, tipo B o tipo C

Para determinar la clasificación de las salas se utilizan o bien la norma americana FS 209E o la ISO 14.644-1, siendo esta última las más habitual. Cualquier norma de clasificación que se escoja determina la clasificación de las salas en función del tamaño de las partículas encontradas en ella y del número total de las mismas. En estas condiciones los quirófanos tipo A son los correspondientes a una ISO-5/6 según ISO, los tipo B son ISO-7 y por último los tipo C son ISO-8. En este último apartado están englobadas las salas de partos. La siguiente tabla muestra las principales características para cada tipo de quirófano.

 

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Quirófano tipo A

Son quirófanos especializados, con un sistema de climatización con un alto coste de implantación y de explotación. Por ello su uso se recomienda en quirófanos de muy altas prestaciones (cirugía cardiaca, trasplante de órganos, neurocirugía e implantación de prótesis) en los que se necesita un ambiente lo más estéril posible, ya que una posible infección podría tener graves consecuencias.

Esto se consigue instalando un sistema de difusión de aire laminar en el interior de la sala. Para ello se incrementa el volumen de aire a impulsar de tal forma que en la zona tratada (zona sobre a la mesa de operaciones) se consiga una renovación de aire tal que desplace todo el aire de esta zona e impida que penetre aire de las zonas limítrofes a la zona del enfermo. Funciona como un pistón de aire que desplaza una gran corriente de aire. Para conseguir el efecto buscado se necesitan entre 40-80 movimientos/hora con al menos 1.200 m3/h de aire exterior que permitan mantener la concentración de los gases de anestesia y desinfectantes dentro de un nivel aceptable.

 

El retorno se coloca, si es posible, en las cuatro paredes o esquinas (al menos se recomienda en dos paredes opuestas) y con 2/3 de caudal evacuado por rejillas ubicadas en la parte inferior de la pared a unos 15 cm. del suelo. El resto de caudal se extrae por la parte superior de la pared. Con ello se consigue una recirculación de todo el aire de la sala evitando estancamientos de aire. Además, se eliminan posibles gases inflamables (más pesados que el aire) que se acumularían en la parte inferior del quirófano.

 

Quirófano tipo B

Son los quirófanos más habituales. Se encuentran englobados en este ámbito todos aquellos que se encuentran dentro del bloque quirúrgico y no se encuentran englobados dentro de quirófano tipo A. Las intervenciones son convencionales o de urgencias.

La difusión de aire se efectuará normalmente con difusores rotacionales que crearán un régimen turbulento dentro del quirófano. El caudal es impulsado por los difusores desde el techo logrando una mezcla con el aire ambiente mediante inducción y con ello la dilución de contaminantes y la homogeneidad de temperaturas y de humedades relativas.

Al igual que en los quirófanos tipo A, el caudal de aire exterior será de cómo mínimo 1.200 m3/h, mientras que el caudal de impulsión se dimensionará con el mayor entre 20 movimientos por hora o 2.400 m3/h.

El retorno se realiza de idéntica manera que en los quirófanos de clase A.

 

Quirófano tipo C

Son quirófanos que no se encuentran dentro del ámbito del bloque quirúrgico, como pueden ser las salas de partos o los quirófanos de cirugía menor ambulatoria.

En estos espacios, se debería impulsar un mínimo de 15 movimientos por hora, con 1.200 m3/h de aire exterior.

El retorno puede hacerse por el techo ya que no hay gases con diferentes densidades como suele suceder en los otros tipos de quirófanos.

 

Unidad de Reanimación postoperatoria (URPA)

El sistema comúnmente empleado en recuperación postoperatoria consiste en un climatizador independiente del resto de zonas con un sistema de distribución de aire con 3 niveles de filtración, incluyendo difusión con régimen turbulento mediante difusores con filtros absolutos en el falso techo del local, que impulsarán un mínimo de 6 movimientos por hora y con un mínimo de 15 m3/h·m2.

Al igual que en el caso de los quirófanos C, al no ser utilizados gases anestésicos combustibles no es necesario realizar el retorno por la parte inferior de la pared. Así que las rejillas del retorno se pueden instalar en techo.

 

Temperatura y humedad

En el bloque quirúrgico los criterios de confort son más específicos y deben cumplir unos requerimientos más estrictos, tanto para asegurar el confort térmico del personal asistencial como la seguridad del paciente. La temperatura del quirófano debe permanecer entre 22 y 26º C y la humedad relativa entre el 45 y 55 % según UNE 100713. En quirófanos de altas prestaciones (quirófano tipo A) hay determinadas intervenciones donde la temperatura debe poder descender hasta 17º o 18ºC.

Cuando la instalación de climatización del quirófano se deja en stand-by con recirculación total del aire, sin aportación de aire exterior, se debe limitar que la temperatura no suba de 25ºC y que la humedad relativa no supere los límites de 30 y 70%HR.

 

Sobrepresión

Debido al uso propio del quirófano (operaciones en la que en la mayoría de los casos el paciente se encuentra expuesto por la cirugía a la acción de los patógenos) se debe reducir la posibilidad de infección por vía aérea. Ésta es una de las funciones del sistema de climatización.

Para que se produzca una infección en el paciente se tienen que dar diversos factores: que la tasa de concentración de partículas infecciosas sea alta, que el tiempo de exposición sea el suficiente y que el nivel de defensas del paciente sea bajo.

El sistema de climatización debe funcionar de tal forma que reduzca la dosis o tasa de partículas por metro cúbico a valores inferiores a los considerados como posibles infecciosos y de acuerdo con el tiempo de exposición a ellas. Para ello se instalará un sistema compuesto por tres niveles de filtraje. Con ello se asegura que todo el aire introducido en el local esté libre de una tasa de concentración de partículas perjudiciales.

Pero debido a que las personas y el equipamiento médico están entrando y saliendo del quirófano se puede producir una contaminación de los espacios adyacentes que no disponen de este tipo de filtraje. Para minimizar este riesgo el sistema de climatización debe proporcionar una sobrepresión al quirófano respecto a sus locales adyacentes, evitando que cuando la puerta se abra penetre aire al interior del quirófano.

Para que la sobrepresión de aire sea válida el quirófano debe funcionar como una caja totalmente estanca: todos los huecos, soportes, equipos, conductos, etc. deben estar completamente sellados; las puertas tanto del lado de limpio como del lado de sucio deben ser estancas. Es recomendable la instalación de esclusas con las zonas no equipadas para ser consideradas como de clase I, para garantizar que la sobrepresión mantenida en dichas zonas se mantiene, aunque exista apertura de puertas. Existen estudios de dinámica de fluidos en los que se demuestra que, aunque exista sobrepresión en la zona de clase I respecto a las zonas adyacentes, al abrir una puerta se producen reflujos de aire desde la zona menos limpia a la limpia.

Aunque la normativa actual no establece valores predeterminados de sobrepresión, sino que solo pide asegurar la dirección del flujo de aire, como norma general se suele sobrepresionar los quirófanos entre 10 y 15 Pa respecto a los espacios adyacentes. La sobrepresión depende exclusivamente de la estanqueidad de los cerramientos del espacio, principalmente las puertas. Si los cerramientos no son altamente estancos resulta muy difícil conseguir los valores anteriores. En quirófanos clase C, se suele rebajar las exigencias para conseguir una presión diferencial de 5 Pa.

Con el personal quirúrgico trabajando en el interior del quirófano se producen movimientos de aire diferentes, estancamientos en algunas zonas y una mayor contaminación por entradas y salidas y por aporte de esas personas. Por ello el factor de contaminación más crítico es el número de personas que se encuentran en el interior del quirófano. Debido a ello se deben limitar al máximo.

 

Nivel de presión sonora

La misma norma UNE también establece el nivel de presión sonora máxima en 40 dB(A) para toda el área del bloque quirúrgico excepto para recuperación postoperatoria en la que se fija en 35 dB(A).

 

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