Consultoría de instalaciones eléctricas en instalaciones hospitalarias
Este artículo es un resumen del webinar impartido por José Luis Gordo, Consultative Services Manager en Schenider Electric, en nuestra plataforma in·hospitecnia. Puede acceder a la grabación de la sesión aquí.
La consultoría en la gestión de instalaciones eléctricas es crucial para una comprensión integral de las expectativas y beneficios potenciales para las partes interesadas. En este contexto, los hospitales son un tipo de instalación particularmente complejo y completo, abarcando todos los niveles de tensión eléctrica, sistemas de emergencia, control de edificio y requerimientos específicos como en quirófanos y sistemas de iluminación. Las nuevas tecnologías y exigencias están llevando estas infraestructuras, ya beneficiadas por la electrificación de procesos y la sostenibilidad, hacia una gestión más eficiente y sensible al mantenimiento de la continuidad del servicio.
Sin embargo, se presenta una preocupación común en estas instalaciones, especialmente en España: la madurez de las estructuras eléctricas y su extensión progresiva. Este fenómeno conduce a una dispersión de la documentación y pérdida de conocimiento a medida que el personal de gestión cambia. Esta situación se traduce en un enfoque de gestión a corto plazo, donde los problemas son abordados de manera reactiva.
Por más de 30 años, Schneider Electric ha ofrecido servicios de consultoría bajo diversos nombres, como MP4 electrical assessment, MPS Enterprise y ahora EcoStruxure, aunque el método y alcance han permanecido consistentes. El proceso de consulta evalúa instalaciones eléctricas desde la acometida de la compañía eléctrica hasta los cuadros de baja tensión, incluyendo aquellos cuadros secundarios críticos para el proceso o funcionamiento de la instalación. Mediante una metodología estandarizada y consultores certificados que siguen formaciones rigurosas, se asegura la uniformidad y comparabilidad de los datos globales recabados en 400 evaluaciones realizadas entre 2017 y 2022.
Los hallazgos revelan amenazas como la exposición a partes energizadas, mal funcionamiento de protecciones esenciales, y equipos de protección individual caducados, encontrando que un 98% de los sitios auditados albergaban riesgos eléctricos significativos. Además, un 79% de los sitios presentaban equipos obsoletos, lo que plantea desafíos en caso de fallos dado que la disponibilidad de repuestos es limitada. En términos de gestión y documentación, la falta de actualización o la existencia de versiones contradictorias de esquemas eléctricos unifilares representan riesgos sustanciales. El 13% de los sitios no contaban con estudios recientes de coordinación de protecciones, esencial para garantizar la seguridad y eficiencia de las instalaciones en crecimiento. El mantenimiento también es una preocupación, con un 98% de los sitios fallando en seguir las recomendaciones del fabricante, comprometiendo así la vida útil y fiabilidad de los equipos.
Finalmente, hay una falta generalizada de monitorización digital adecuada a las necesidades operativas, pese a la reducción en costos y la accesibilidad a esta tecnología en las últimas dos décadas. Este fenómeno limita la capacidad de responder eficientemente a sobrecargas y optimizar el uso energético. La consultoría, por lo tanto, sirve como una herramienta valiosa para identificar y mitigar estos riesgos, mejorando la resiliencia y eficiencia de las instalaciones eléctricas críticas, como las encontradas en hospitales y otros entornos de alta exigencia.
La propuesta se centra en ofrecer visibilidad y priorización de los riesgos, permitiendo así un uso eficiente de los recursos destinados a la actualización de las instalaciones. La consultoría colaborativa se torna esencial y debe ser un esfuerzo conjunto entre el proveedor y el receptor del servicio. No se trata de un examen a las personas, sino de una evaluación y exposición de los retos y riesgos inherentes a la instalación. La implicación de diversas figuras profesionales es fundamental, desde el responsable de la instalación y el personal de mantenimiento, hasta los líderes en prevención y riesgos laborales, cuyo conocimiento contribuye a la identificación y mitigación de riesgos para el personal.
La evaluación inicia con la creación de un equipo de trabajo interdisciplinario. Se hace un modelado del esquema unifilar eléctrico de la instalación que se contrasta con los procedimientos operativos reales para identificar puntos críticos y estrés mecánico y ambiental experimentado por cada interruptor o dispositivo. La revisión en detalle puede durar hasta una semana, dependiendo del tamaño de la instalación, y se realiza en colaboración con el personal que la gestiona.
Se proponen cuatro planes estratégicos:
1. Plan de Modernización: Determina el ciclo de vida de los equipos e identifica aquellos obsoletos para prever y adquirir repuestos antes que se vuelvan escasos. Adicionalmente, se ofrecen adaptaciones arquitectónicas para incrementar la resiliencia de la instalación, minimizando puntos de fallo y mejorando la continuidad del servicio.
2. Plan de Mantenimiento: Se personaliza según la criticidad y el estrés de los equipos, incorporando prácticas de mantenimiento que varían desde el correctivo hasta el predictivo, ajustando frecuencias y estrategias para maximizar los fondos de mantenimiento de acuerdo con la necesidad real de la instalación.
3. Plan de Gestión y Documentación: Primero evalúa y propone recomendaciones para actualizar y complementar la documentación existente, incluyendo diagramas unifilares, secuencias de operaciones, procedimientos de seguridad y planes de contingencia. Luego evalúa las competencias del personal y provee instrucciones para el manejo seguro y efectivo de las instalaciones eléctricas.
Cada recomendación y resultado de estos planes se documenta exhaustivamente, proporcionando un seguimiento continuo durante la implementación a través de una plataforma compartida. Esta plataforma rastrea el progreso, incluye las recomendaciones y presupuestos asegurando que se avance hacia una modernización integral y holística. Los estudios de obsolescencia y las propuestas de arquitectura se concretan con una priorización basada en la criticidad dentro del proceso operativo.
En términos de mantenimiento, se establece una estrategia a 10 años para optimizar la inversión y personalizar las intervenciones. La modernización abarca tanto el ciclo de vida de los componentes como la arquitectura para incrementar la resiliencia. El plan de gestión y documentación no solo trata la información técnica, sino que también aborda la capacitación del personal en la operación y mantenimiento seguros de las instalaciones, asegurando que, en cada nivel, se manejan procedimientos adecuados y siguiendo las buenas prácticas del sector.
La introducción de equipos nuevos y modernos en las instalaciones eléctricas puede requerir formación adicional para los operadores, con el objetivo principal de mantener altos estándares de seguridad, lo cual a su vez garantiza la continuidad del servicio.
El cuarto plan propuesto se enfoca en la monitorización digital; aquí se desarrolla una estrategia de sensorización personalizada para proporcionar un control adecuado de parámetros críticos, permitiendo así una toma de decisiones más informada. Además, se ha integrado la monitorización de la calidad eléctrica, proporcionando una visibilidad aún mayor sobre las instalaciones.
Es cada vez más habitual que las operaciones de mantenimiento sean externalizadas a terceros, y paralelamente se observa una alta rotación de talento, especialmente con la jubilación de expertos y las expectativas laborales cambiantes de las nuevas generaciones. Este escenario implica que el conocimiento no debe residir exclusivamente en las personas, sino estar incrustado en las propias instalaciones. La realidad aumentada se perfila como un gran aliado en este sentido, proyectando procedimientos de seguridad y datos técnicos en un entorno real y guiando a los operarios a través de la información necesaria para la gestión de las instalaciones, promoviendo un mantenimiento actualizado y documentación rigurosa.
Las acciones recomendadas se listan de manera priorizada, con una valoración de presupuestos detallada, mostrando tanto los costos internos como externos y proporcionando a los gestores una hoja de ruta clara. Este marco de recomendaciones está orientado a que las instalaciones sean más resilientes, mejorando la visibilidad y operatividad, y potencialmente generando ahorros en los costos operativos. Es esencial que los aspectos de seguridad sean abordados de manera inmediata, sin esperar a la finalización de la consultoría.
La plataforma utilizada posibilita la monitorización y gestión de la obsolescencia de los equipos, ofreciendo predicciones a largo plazo y manteniendo al gestor informado sobre la disponibilidad de repuestos y el estado comercial de los equipos.
En el contexto de hospitales, se identifican procesos industriales esenciales como lavandería y cocina, pero también procesos auxiliares de suministro como la distribución eléctrica, sistemas contra incendios, agua caliente sanitaria, climatización y distribución de gas, todos fundamentales para el funcionamiento diario del establecimiento. Los hospitales tienen una demanda energética significativa, con la electricidad y la energía térmica como principales consumos. La energía térmica se utiliza para la calefacción, agua caliente sanitaria y generación de vapor, con combustibles fósiles como el gas natural o el diesel como principales fuentes. La energía eléctrica es esencial para alimentar los equipos médicos, iluminación y climatización.
Los hospitales que llevan operativos durante décadas enfrentan el desafío de un crecimiento desorganizado y descoordinado de sus sistemas. Abordan la realidad de tener múltiples intervenciones realizadas por diversos gestores a lo largo de los años, muchas sin documentación técnica adecuada ni mantenidas a lo largo del tiempo. Esto crea un riesgo operacional y pone de manifiesto la necesidad de una estrategia organizada y bien documentada para futuras intervenciones e inversiones.
Los hospitales, como estructuras complejas y esenciales para la salud pública, enfrentan desafíos únicos en términos de gestión de sistemas eléctricos y energéticos. La falta de planificación a medio y largo plazo ha resultado en situaciones donde las incidencias menores se convierten en problemas complejos debido a la ausencia de documentación técnica adecuada. Esta deficiencia hace que los ingenieros operen más como "bomberos", apagando fuegos diarios en lugar de ejecutar soluciones técnicas planificadas. Las intervenciones suelen ser desorganizadas y sin un criterio lógico, lo que compromete el funcionamiento y la seguridad de la instalación hospitalaria.
Los típicos interruptores desconocidos en cuadros eléctricos subrayan la herencia problemática que muchos hospitales enfrentan: sistemas con crecimiento desordenado y falta de documentación cruzada que lleva a la interrupción de servicios esenciales incluso en áreas del hospital aparentemente no relacionadas. Este problema es un reflejo de sistemas eléctricos desactualizados que a menudo no han sido objeto de reingeniería, sino solo de sustituciones superficiales.
Los proyectos de modernización de cuadros eléctricos deben ser más que un cambio pieza por pieza; deben incluir un análisis profundo de las demandas actuales y futuras, y un rediseño completoa basado en un entendimiento detallado de la infraestructura actual del hospital. No obstante, esta reingeniería lleva tiempo: hicimos un proyecto que duró tres años debido a la necesidad de descontextualizar y reanalizar cada circuito eléctrico para luego diseñar una nueva arquitectura del cuadro general de baja tensión.
En este paradigma cambiante, los proyectos expansivos y de eficiencia energética en los hospitales señalan la importancia de una planificación eléctrica adecuada. Un hospital puede duplicar su demanda energética con ampliaciones significativas, y centralizar la generación de calor con tecnología más sostenible, como bombas de calor, reduciendo drásticamente el uso de combustibles fósiles. Estos cambios subrayan la vitalidad de un suministro eléctrico robusto y fiable, acentuando la necesidad de conocer el estado actual y prever las necesidades futuras para poder asegurar que la infraestructura eléctrica puede soportar estos nuevos requisitos.
La consultoría y evaluación realizada por empresas especializadas pueden ofrecer un análisis detallado que incluye el estado de la documentación técnica, la estandarización del mantenimiento y la formación necesaria para que el personal interno maneje de manera competente los sistemas actualizados. Un aspecto central de esta consultoría es la posibilidad de modelizar el sistema eléctrico para permitir ajustes ágiles y bien informados a medida que evolucionen las necesidades.
En conclusión, la consultoría no solo proporciona un plan director para las inversiones futuras, sino que permite desarrollar un sistema eléctrico robusto, flexible y fiable, crucial para manejar nuevos retos y garantizar la eficiencia y la seguridad dentro del hospital.
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