36 viviendas tuteladas y centro de día

Juan M. Otxotorena, José Luis Camarasa | Nucia (la) (Alicante), España
Proyectos Tipología Arquitectura Residencias y Geriatría Viviendas tuteladas 36 viviendas tuteladas y centro de día
a La propuesta se enmarca en un programa piloto de creación de unidades de apartamentos para mayores puesto en marcha por el Instituto Valenciano de la Vivienda (IVVSA), en colaboración con determinados Ayuntamientos dispuestos a ceder suelo al efecto, y con la Consellería de Servicios Sociales del Gobierno Autónomo. Se trataba de promover apartamentos en régimen de alquiler, de carácter tutelado e íntimamente ligados a Centros de Día, cuya gestión pasara luego al ámbito municipal. Y, ya en el año 2001, se convocó un concurso de ideas que sirvió para seleccionar arquitectos y perfilar los planteamientos llamados a materializar la iniciativa en un cierto número de proyectos referidos a diversos emplazamientos de la Comunidad Valenciana. Situada en la localidad alicantina de La Nucía, esta es una de las primeras obras terminadas en el marco del programa; el cual, obviamente, se centra en soluciones de la mayor exigencia desde el punto de vista de su viabilidad económica. La sobriedad y abstracción del lenguaje, en sintonía con los invariantes históricos de la arquitectura mediterránea, contribuye a la satisfacción de este objetivo.   El terreno se sitúa al pie de una pequeña colina, en el borde más alto del casco urbano. Desde el emplazamiento se divisa el famoso Peñón de Ifach, recortado sobre el azul del mar. Su situación es periférica. Y constituye una atalaya natural sobre un paisaje natural privilegiado, si bien profundamente transformado. La necesidad de campos cultivables, en un terreno muy pendiente, llevó a la opción por los aterrazamientos, realizados casi siempre con mampostería en seco de la piedra ocre del lugar.   El diseño trata de explotar al máximo la necesidad de dar una respuesta eficiente a los condicionantes que imponen la geometría y la orografía de la parcela. Hay que destacar sin duda el fuerte desnivel de la parcela, de 8 metros en apenas 3.000 m2 de superficie. Esta dificultad llevó a atender con esmero a la organización de los niveles: edificios y terreno se fusionan como si de una explotación agraria se tratase; las cubiertas se convierten en terrazas, y se combinan con los bancales que contienen la montaña.   El carácter fronterizo de la nueva edificación con respecto de la trama histórica, en fin, le otorga cierta libertad añadida. La escala pública del conjunto, matizada al enterrar parte del programa, quiere insertarse sin estridencias en la escala doméstica del entorno.   El complejo consta de un bloque de 36 apartamentos tutelados en tres alturas y otro con los servicios comunes y el Centro de Día. Los apartamentos constan de dormitorio, baño adaptado, un espacio flexible capaz de acoger a la vez los usos de cocina y salón-comedor, y una terraza con lavadero. La superficie útil de cada uno se limita por programa a 40 m2. La distribución interior intenta que los usos diurnos se vuelquen sobre la fachada delantera. Las piezas húmedas se disponen pareadas. Dos núcleos de comunicaciones enlazan a pie llano los cuatro niveles del edificio, dotado en todo caso de los accesos y recorridos exigidos por la Normativa de Accesibilidad para edificios adaptado.   Al hilo del carácter mínimo del programa y la extensión de las viviendas, se apuesta por extraer del programa privativo una parte significativa de los usos y espacios de relación para llevarlos a espacios comunes (estar-comedor y lavandería); y se añade a esto, además, la disponibilidad de nuevos servicios específicos (gimnasio, enfermería, etc.) relacionados con la condición de los usuarios en equipamientos semipúblicos.   La distinción del bloque de apartamentos y el volumen correspondiente al Centro de Día se refleja en la organización del edificio como un diálogo entre dos piezas diferenciadas, apoyadas en las dos alineaciones de la parcela. La planta responde por tanto a dos orientaciones, correlativas de los consiguientes accesos en las partes alta y baja del solar.   La edificación se desarrolla en buena medida contra el terreno, habida cuenta de las importantes diferencias de cota. De hecho, buena parte del esfuerzo de diseño ha estado en la generación de cuatro niveles interconectados sin barreras arquitectónicas y con altas cotas de atractivo en la combinación de privacidad, orientación y vistas. Todos los apartamentos miran a Levante, la orientación óptima atendiendo al emplazamiento; y disfrutan de inmejorables vistas sobre el mar y la montaña. Un cerramiento continuo de lamas correderas de aluminio permite graduar su apertura y la propia incidencia del soleamiento. Los pasillos de acceso y los huecos de los dormitorios se protegen mediante el adecuado dispositivo de pérgola y parasol. Por su parte, el volumen que aloja tanto los servicios comunes como el Centro de Día se gira y orienta a mediodía, situado en ángulo con respecto del bloque de los apartamentos y en diálogo con las terrazas del jardín. La plaza semipública que relaciona ambas piezas en la esquina del solar disfruta de las ventajas de la doble orientación.   La integración paisajística determina las soluciones volumétricas: cobra especial relevancia al respecto la presencia de las cubiertas planas de grava (de piedra de la Serreta) que se divisan desde la cercana colina como si se tratase de dos terrazas más de entre las que resuelven la pendiente ajardinada.  
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