Centro de Rehabilitación Psicosocial en Alicante
El proyecto se refiere a una nueva edificación llamada a acoger un Centro de Rehabilitación Psicosocial destinado a diversos usos socio-sanitarios, promovido por el Área de Salud Mental de la Diputación, en un solar situado en el complejo del Centro Dr. Esquerdo, del municipio de San Juan de Alicante.
De acuerdo con el pliego de prescripciones técnicas a que se atiene, el proyecto trata de cumplir las necesidades derivadas de dos entidades concurrentes en el mismo solar: de un lado, una Residencia para personas con trastorno mental grave que no requieren hospitalización; y de otro, la suma de un Centro de Rehabilitación e Integración Social (CRIS) y un Centro de Día para personas con trastorno mental grave, que podrían unirse en un solo edificio.
El edificio, por tanto, presta un servicio residencial comunitario de carácter abierto y flexible para personas con trastorno mental crónico que no requiere hospitalización. Los usuarios, un máximo de 50, conviven en régimen de internado. Por su parte, el Centro de Día es un centro especializado y específico destinado a personas con trastorno mental grave, con gran deterioro de sus capacidades funcionales y de su entorno social, donde se desarrollan durante todo el día programas intensivos de recuperación funcional y actividades estructuradas de ocupación del tiempo libre, en régimen abierto, para un número de hasta 25 personas. Y el CRIS se define como un centro de servicios específicos y especializados dirigidos a personas con enfermedad mental crónica, con un deterioro significativo de sus capacidades funcionales, en que se llevan a cabo programas de trabajo adecuados a las características, necesidades y situación concreta de los usuarios. Cuenta con hasta 50 plazas.
El proyecto, en fin, desarrolla la propuesta ganadora del correspondiente concurso de ideas, en la que se optaba por agrupar todas estas necesidades espaciales y funcionales en un único volumen, con un doble argumento: debido a un criterio de coherencia en la respuesta arquitectónica a las peculiaridades de la parcela, y por cuanto acarrea el consiguiente ahorro debido a la superposición de usos y la optimización de los consumos de espacio, redundante en evidentes economías de personal, presupuesto y superficies.
El objetivo de implementar los requerimientos del programa funcional planteado se asocia a la necesidad de adecuarlos a la escala del lugar y, en definitiva, a las condiciones de un solar relativamente grande y periférico con respecto al núcleo urbano. La concurrencia de estos argumentos recomienda una solución de escala amable, que redunda en el desarrollo de la edificación en una sola planta, ligado a la liberación de un gran espacio diáfano destinado a la creación de un amplio y cuidado jardín. Este elemento se valora como fundamental de cara al conjunto de la vida del centro: tan importante sería el jardín como el edificio; se proponen como ingredientes complementarios de la solución.
Se pretende de esta manera adecuar la solución arquitectónica a los usos requeridos, con una construcción de volumetría clara y fácilmente reconocible, a modo de gran contenedor que recoge y organiza las diversas áreas del programa, con un acceso único y un área de esparcimiento ajardinado compartida. No cabe obviar la concurrencia de pacientes internos (Residencia) y externos (CRIS y Centro de Día), ni la evidente relación del edificio con otras instalaciones públicas y muy próximas también destinadas a la salud mental, con las que compone un complejo integrado.
La separación relativamente importante del edificio con respecto de la calle de acceso da relieve al único ingreso al edificio. Éste evita apoyarse en el viario de mayor tránsito, para conseguir la necesaria `tranquilidad` y el `sosiego` que ha de transmitir a sus habitantes. De hecho, la parte correspondiente a Residencia se coloca en el lugar más apartado del tráfico rodado.
El tamaño de la parcela permite plantear un esquema de tres bandas que acogen diversos usos. Además de las que se vinculan al exterior y al jardín, aparece una crujía central más ancha destinada a las actividades sociales. Un sistema de patios proporciona las condiciones de habitabilidad al interior de un prisma tan profundo. Y permite lograr el adecuado ambiente de intimidad, resolviendo cuestiones tan importantes como el control y las circulaciones de personas que trabajan, viven o visitan el centro, con los pertinentes filtros físicos o visuales. Un semisótano bajo la residencia resuelve el aparcamiento, tanto para los trabajadores y la intendencia del centro como para los visitantes, con un acceso discreto junto a la medianera más corta.
La escala del edificio público se destaca por la gran longitud de su fachada, que contrasta con el carácter contenido de su profundidad y altura. Más allá de su sensible retranqueo, un sistema de lamas verticales móviles controla el soleamiento y la privacidad de la fachada a la calle, cometido que en la fachada interior se confía al arbolado adecuado.
El suave desnivel del jardín refuerza sus notas de privacidad e intimidad. De hecho, deja de ser una zona verde para dibujarse como un oasis, una zona dada exclusivamente al edificio, le pertenece y le protege. Se ha buscado una autonomía formal, una cierta libertad que establezca una serie de referencias tanto de usos como de percepción muy ligadas entre sí, por lo que se facilita tanto actividades en grupo improvisadas y de cierta originalidad como de paseos agradables no ortogonales y a cota inferior de los viales que rodean al edificio. Se ha pretendido difuminar los límites de la parcela manipulando la sección y hundiendo el jardín 1,8 metros, y ataluzando suavemente sus bordes hasta tomar la cota de la calle, donde está el cierre de la parcela. Con esto no sólo se da privacidad desde fuera, sino que desde dentro el oasis mantiene siempre un horizonte verde.
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