Centro kālida Sant Pau
Fecha de finalización: Mayo 2019
Ubicación: Barcelona, España
Arquitectos: Miralles Tagliabue EMBT
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Cliente: Fundación kālida
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Superficie: 400 m²
Fotografías: Lluc Miralles
Las personas que sufren un cáncer cuentan desde hace pocos meses con un oasis dentro del Recinto Modernista del Hospital de Sant Pau de Barcelona que les acompañará a lo largo de su enfermedad. Está destinado en convertirse en centro de referencia para conseguir replicar la iniciativa en todos los hospitales oncológicos españoles.
Centro abierto y gratuito, sin cita previa y sin bata blanca
A pesar de los avances en el campo médico y tecnológico que ha permitido grandes logros en la eficacia de los tratamientos, cualquier primer diagnóstico de cáncer, o cualquier recaída, significa para la persona que lo vive un terremoto personal y una pérdida de control de su vida. Es una situación que provoca, a parte de una dolencia física, un gran estrés emocional.
En cualquier hospital se trata a los pacientes desde un punto de vista médico y técnico, y en algunos centros, como es el caso del Hospital de Sant Pau, se intenta dar una máxima calidad y cariño humano. Pero sin lugar a dudas, la presión asistencial o las consultas abarrotadas crean lagunas e impiden una mejor atención y las explicaciones que desearía el paciente que en muchas etapas de su enfermedad se encuentra perdido.
Con Kálida Sant Pau nace un proyecto pionero, único en España, para proporcionar atención a las personas con cáncer. Un espacio en el que bajo un mismo techo, las personas encontrarán soporte práctico, emocional y social, de manera gratuita y abierta. Una atención que complementará sus tratamientos médicos y que recibirán en un espacio acogedor especialmente diseñado para sentirse acompañadas, informadas y entendidas.
Un espacio al servicio de las personas
Benedetta Tagliabue, la arquitecta del centro vivió en primera persona la enfermedad del cáncer como familiar de uno de los arquitectos catalanes más importantes de las últimas décadas con el que compartían estudio. Enric Miralles recibió un diagnóstico de un tumor cerebral demasiado joven, y en un momento muy fructífero de su carrera profesional. Junto a su compañera, viajaron a Boston para realizar todo tipo de tratamientos. Benedetta Tagliabue, con su fuerza y alegría vital, explica cómo esa experiencia en Boston ha sido fundamental en el proceso de diseño de este edificio. En Estados Unidos, después de las sesiones de tratamiento en el hospital de lo que tenían ganas era de ir a visitar museos a ver cosas bonitas, a tomar una taza de chocolate, y también recordaba las clases de yoga que hacían en un centro próximo al hospital.
Descripción del proyecto
El centro kálida es un espacio de apoyo emocional, social y práctico para las personas con cáncer y las de su entorno. Es una casa abierta a todos en la que nos encontraremos con la ayuda de profesionales cualificados, así como a otras personas que están pasando por una situación similar a la nuestra y un rincón tranquilo en el que poder tomar una raza de té.
La parcela se sitúa entre el nuevo hospital y el hospital modernista original. Esta parcela es paralela a una de las nuevas vías definidas por el plan especial urbanístico y sigue la orientación ortogonal del recinto modernista.
El proyecto incluye un pequeño edificio de 400 m² y una zona jardín que lo rodea. El centro está diseñado a modo de pabellón ajardinado donde los límites entre interior y exterior se desdibujan y varían.
El edificio está organizado a través de dos niveles que siguen las alineaciones y edificabilidad definidos por el plan urbanístico. El acceso principal se produce en la planta ajardinada con acceso directo al área de oncología del nuevo hospital a través de una zona pavimentada. Este jardín está protegido con diferentes elementos – muros, pérgolas y vegetación - que permiten y ayudan al desarrollo de diferentes actividades del centro.
Esta planta inferior es un espacio abierto y flexible pensado como jardín o secuencia de jardines y patios donde se encuentra la cocina, el comedor, una pequeña biblioteca y una sala polivalente que permite llevar a cabo diferentes actividades. La planta superior se organiza alrededor de la doble altura central del comedor. En este nivel se acentúa la transparencia hacia el lado sur donde encontramos los edificios modernistas, a través de un filtro de persianas de madera y celosías cerámicas para seguir manteniendo la intimidad.
La fachada del edificio es un muro de ladrillo cerámico de color, textura y composición variada combinado con piezas cerámicas de colores y geometrías diferentes que transforman este muro de fachada en un elemento más del jardín. El muro se va transformando en una celosía cerámica que permite filtrar la luz, controlar las vistas, ventilar y al mismo tiempo seguir preservando la intimidad de las personas del centro.
Los limites que crean los patios, jardines, pérgolas y arboles controlan las vistas desde cualquier punto del edificio para intentar hacer desaparecer el entorno hospitalario a la vez que permite el uso de las zonas exteriores sin sentirse observado desde los edificios más altos que rodean la parcela.
Según la idea fundamental del proyecto, el nuevo edificio crece como nuevas flores de colores en el jardín del hospital original. El proyecto se inspira en la riqueza de los materiales, texturas, colores, geometrías y vegetación del hospital modernista. El diseño interpreta el lenguaje original de la arquitectura de Domènech i Montaner reflejado en el nuevo jardín, en las fachadas y en la cubierta.
En el siguiente vídeo, entrevistamos a Benedetta Taglibue para hablar sobre el proyecto.
Galería de imágenes:
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