El edificio se sitúa al lado de la autopista, teniendo como resultado un edificio alargado en paralelo frente a una autopista de 4 carriles en el norte y de 4 metros en el sur, dando vacío al paisaje de la ciudad a lo largo de estos caminos.　

El objetivo del este edificio era construir una clínica dental especializada en odontología estética y odontología pediátrica.

Considerando la posición empírica del paciente, creemos que una clínica dental debe ser capaz de contener varias partes según las diferentes actividades. Por ejemplo, la recepción → espera → rincón de cepillado de dientes → sala de tratamiento → rayos X → sala de tratamiento → espera → pago. Para traducir el acto de movimiento en la estructura de la propia arquitectura, consideramos que cada habitación de la clínica es el destino y transponemos "→" en un pasillo que las conecta entre sí.

Concretamente, con el fin de ajustarse a la direccionalidad del sitio, un largo pasillo se establece en el centro del edificio, y las habitaciones necesarias que se convierten en destinos se disponen a ambos lados del edificio. En el pasillo, el procesamiento se hizo en la superficie del techo blanqueando la superficie engaña la percepción humana del tamaño real de la habitación y termina como una puerta que nos permite sentir la extensibilidad del espacio. Como resultado, el conjunto se planificó como un espacio exterior sensorial donde el estado de la luz cambia a lo largo del día. El exterior sensorial que cambia de acuerdo a la luz natural instalada en el centro del edificio tiene conexión con cada habitación, evitando así la excesiva consideración sobre la privacidad de la que se deriva una sensación de limitación.

El volumen y la configuración de cada habitación cambia según su destino. Tanto para los pacientes como para el personal, entre las habitaciones se produce un cambio de percepción ya que las plantas, la intensidad de la luz y la arquitectura varían de una habitación a otra, y se espera. A medida que los edificios y los entornos externos cambian, los usuarios acumularán varias experiencias espaciales diferentes.

Diseñamos un "límite" en forma de arco entre el pasillo y las habitaciones. Esta forma, que no es simétrica en la dirección vertical, hace que los que están en el pasillo sean conscientes de las aperturas y la accesibilidad de las habitaciones. Además, la repetida homogeneidad de la forma del arco fomenta que el paso se organice según el principio de la Gestalt. Un revestimiento metálico cubre la superficie del arco como un objeto extraño cuya expresión cambia radicalmente con la luz. El paso de este "límite" nos libera del pasillo y llega a su destino.

Desde el exterior, la parte del pasaje sobresale no sólo verticalmente sino también horizontalmente, y garantiza la comprensión direccional del sitio en relación con la ciudad. El barrio no sufre ninguna presión o protuberancia del pasillo gracias a las habitaciones que están unidas a él. Al colocar las ventanas y las plantas de manera diferente entre el interior y el exterior, se garantiza una sensación de privacidad, dando siempre una sensación de apertura del exterior.

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