El Edificio Sede del Laboratorio Subterráneo de Canfranc se sitúa en el Área de los Forestales de Canfranc-Estación. Las diferencias de cota entre los frentes oeste y este han apoyado la organización mediante franjas paralelas a la pendiente, con una implantación acorde con la topografía. El edificio está atravesado, en sentido este-oeste, por un eje transversal –con acceso por planta segunda y planta baja– del que parten, en las tres plantas superiores, corredores paralelos a fachada.

Las dos plantas inferiores –encajadas en el terreno y abiertas al sur y al este– salvan la diferencia de cota y las tres superiores quedan englobadas en una envolvente compacta de planta rectangular. Al sur, una escalera exterior, acompasada a la pendiente, conecta con el Paseo de los Ayerbe.

La estratificación de usos, acorde con la topografía, ha llevado a ubicar en planta baja los laboratorios y la nave-taller y en planta primera los despachos de técnicos del LSC y una zona polivalente destinada a Seminario y Sala de Exposiciones. La planta segunda, con acceso desde el Paseo de los Ayerbe, está destinada a administración. En las plantas tercera y cuarta se sitúan despachos de científicos y una zona de residencia con acceso independiente. La planta bajo cubierta se destina a instalaciones.
El trazado y los sistemas constructivos persiguen una respetuosa inserción en el lugar. El perfil escalonado, que reduce el impacto volumétrico en una zona frondosa de volúmenes equilibrados, se refuerza por el trazado de la cubierta, revestida con paneles de aluminio. La cubierta de la planta primera constituye una terraza que mejora la integración en el paisaje, permitiendo su utilización como un plano horizontal elevado, en continuidad del "Rincón de Forestales".

La belleza del paisaje circundante, el afán de introducirlo en el interior y de aprovechar la luz natural, hacen que existan huecos generosos, con carpinterías adecuadas, que proporcionan gran transparencia y una estrecha relación con el exterior a salas y despachos.

La relación con el terreno ha llevado a adoptar el hormigón como material para la estructura y la envolvente, con un encofrado de madera que proporciona a los paramentos una textura acorde al lugar. La envolvente garantiza así que el volumen se asiente correctamente en la pendiente, estableciéndose una relación equilibrada entre planos de hormigón, ventanales a haces exteriores y paneles de aluminio que conforman la retícula de protección de los huecos de fachada.

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