Con motivo de la profunda remodelación que esta experimentando el Hospital de Barbastro, recientemente se puso en marcha la sala de Hemodiálisis, dotada de los más modernos sistemas para atender a los pacientes. Amplia, luminosa, con detalles, materiales, máquinas y medios. El ir y venir de personal facultativo: nefrólogos y especialistas, ATS, y auxiliares, es incesante y procuran que en cada instante todo esté en orden, inclusive los gestos hacia los enfermos y con la mirada puesta en los aparatos a los que están "enchufados" los conductos por los que se trasiega la sangre a la que se le regenera la vida. Raquel Pernaut, José María Peña, Pedro Vives y sus ayudantes son los encargados de este servicio y pretenden, por separado y en equipo, que el enfermo sienta su vida y que la pueda desarrollar dentro de sí y en su ambiente exterior sin complejos y con esperanzas. La familia es amplia y variopinta y va llegando de los distintos rincones de la zona de cobertura: Binaced, Esplús, Costean, Graus, Benasque, Monzón, Binéfar, Barbastro, Benabarre, Huerta de Vero y de otros lugares. Alguien dice que aquí, además de regenerarse la sangre, se recuperan heridas de otras cosas. Las máquinas son imprescindibles y se convierten casi en seres perfectos, pero también es necesario el seguimiento continuo de los "ángeles" de la planta, los de las batas blancas. Así la ciencia se complementa con la ayuda de estas gentes que tienen que sentir forzosamente esa vocación al margen de sus vidas personales. Tras la sesión, explica uno de los responsables que se ha proporcionado un poco más de vida, esperanza y de ilusión para que el hombre o la mujer pueda salir confortado y con los deseos de transmitir y compartir esos sentimientos para ser, con él mismo y con los demás, más feliz. (Diario del Alto Aragón)
Atención a pacientes de toda la comarca