El gasto farmacéutico hospitalario crece un 55% en cuatro años
El gasto farmacéutico hospitalario crece a un ritmo desbocado. El dinero que los hospitales dedican a los medicamentos ha pasado de unos 3.700 millones de euros en 2006 a casi 5.800 al año en 2010, es decir, se ha disparado alrededor de un 55%, según el análisis del mercado farmacéutico español de la consultora de referencia IMS Health, al que ha tenido acceso EL PAÍS. El incremento de los pacientes externos que atienden los hospitales -motivado por el envejecimiento de la población y la cronificación de patologías como el cáncer- y el alto precio de los fármacos innovadores, que sobre todo desde 2005 se han introducido para tratar patologías como la esclerosis, son las claves principales del incremento, que hasta entonces no llegaba a dos dígitos. A estos factores se suma la falta de medidas concretas para atajar un factura que no hace sino engordar la deuda sanitaria de las regiones.
La cifra del gasto en fármacos para los hospitales, sin embargo, permanece oculta a los ojos del ciudadano. El Gobierno no informa de este desembolso, a pesar de que desde este año debe hacerlo por ley. El secretario general de Sanidad, Alfonso Jiménez, asegura que los datos no se hacen públicos porque algunas comunidades no se los han entregado. De esta forma, solo se dan los datos de lo que pagan las regiones por los medicamentos dispensados con receta en las farmacias. Este, más de 10.000 millones de euros al año, sí ha descendido tras los decretos aprobados por el Ejecutivo.
Así, en el mejor de los escenarios, en 2010 y en plena crisis, el gasto en farmacia hospitalaria creció un 8%. En otros momentos, cuando las costuras de una sanidad sofocada apretaban pero no ahogaban, ese incremento ha llegado a ser de dos cifras: más de un 15% en 2008 y más de un 12% en 2009, según los datos de IMS. Porcentajes inasumibles en un escenario de desequilibrio presupuestario. Sin embargo, el secretario general de Sanidad, que hasta hace un mes ocupó la dirección general de Farmacia, se resiste a hablar de gasto descontrolado. "Todo lo contrario. En ocasiones está mucho más controlado que el gasto en recetas", afirma.El aumento de enfermos crónicos y la introducción de tratamientos innovadores muy caros disparan la factura - Los expertos denuncian una gestión deficiente
Pero lo que es innegable es que el crecimiento en lo que dedican los hospitales a los fármacos propulsa el gasto y añade aún más incertidumbre a la situación de deuda en la que se asientan las comunidades autónomas, que deben más de 5.500 millones a los proveedores farmacéuticos. Deuda precisamente de la farmacia hospitalaria, a la que hay que sumar otros 5.000 millones en facturas por otros materiales sanitarios, y las cuentas impagadas a farmacias o clínicas con las que se tiene conciertos. Un agujero que algunos especialistas cifran en 15.000 millones de euros.
Los expertos afirman que una de las razones para ese aumento continuado del desembolso es el cambio de patrón de los pacientes externos que siguen su tratamiento en los hospitales, donde se ha generalizado la presencia de patologías crónicas como la esclerosis, el cáncer o el VIH. Algo que ha derivado el gasto que antes hacían en recetas hacia la farmacia hospitalaria. "El incremento del desembolso va ligado a que la población que se atiende cada vez es mayor y con más patologías crónicas. Ha aumentado el número de pacientes externos, básicamente crónicos con patologías como hepatitis, fibrosis quística, ciertos tumores... que no consumen recursos materiales porque no son hospitalizados, pero que sí usan atención y medicamentos porque sus tratamientos se dispensan en la farmacia hospitalaria", explica José Luis Poveda, presidente de la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria (SEFH).
Las cifras hablan por sí solas: los pacientes ingresados solo consumen el 20% de los fármacos dispensados en los hospitales, los enfermos que acuden a hacerse algún tratamiento utilizan un 30% de esos medicamentos; y el otro 50% se destina a los externos. "En un hospital como la Fe de Valencia, hemos pasado de atender unos 5.000 pacientes de este tipo al año en 2009 a más de 8.000", dice Poveda. El gasto en farmacia hospitalaria ya supone un 36,5% de todo el gasto farmacéutico. Un porcentaje importantísimo.
¿Pero qué razón puede haber para que un enfermo tenga que acudir al hospital para recibir sus fármacos? "Se desvía hacia el canal hospitalario para ahorrarse la comisión que se les paga a las farmacias (más de un 20%). Esto debería haber remitido con la modificación de los topes que se les pagan a las boticas -su beneficio comercial-, pero no parece que lo haya hecho", sostiene Ricard Meneu, miembro de la Fundación Instituto de Investigación en Servicios de Salud. De hecho, afirma, ese traslado del gasto ha supuesto el cambio de denominación de fármacos normales (que se podían adquirir con receta en las boticas) hacia los de uso controlado (solo en los hospitales).
La cifra del gasto en fármacos para los hospitales, sin embargo, permanece oculta a los ojos del ciudadano. El Gobierno no informa de este desembolso, a pesar de que desde este año debe hacerlo por ley. El secretario general de Sanidad, Alfonso Jiménez, asegura que los datos no se hacen públicos porque algunas comunidades no se los han entregado. De esta forma, solo se dan los datos de lo que pagan las regiones por los medicamentos dispensados con receta en las farmacias. Este, más de 10.000 millones de euros al año, sí ha descendido tras los decretos aprobados por el Ejecutivo.
Así, en el mejor de los escenarios, en 2010 y en plena crisis, el gasto en farmacia hospitalaria creció un 8%. En otros momentos, cuando las costuras de una sanidad sofocada apretaban pero no ahogaban, ese incremento ha llegado a ser de dos cifras: más de un 15% en 2008 y más de un 12% en 2009, según los datos de IMS. Porcentajes inasumibles en un escenario de desequilibrio presupuestario. Sin embargo, el secretario general de Sanidad, que hasta hace un mes ocupó la dirección general de Farmacia, se resiste a hablar de gasto descontrolado. "Todo lo contrario. En ocasiones está mucho más controlado que el gasto en recetas", afirma.El aumento de enfermos crónicos y la introducción de tratamientos innovadores muy caros disparan la factura - Los expertos denuncian una gestión deficiente
Pero lo que es innegable es que el crecimiento en lo que dedican los hospitales a los fármacos propulsa el gasto y añade aún más incertidumbre a la situación de deuda en la que se asientan las comunidades autónomas, que deben más de 5.500 millones a los proveedores farmacéuticos. Deuda precisamente de la farmacia hospitalaria, a la que hay que sumar otros 5.000 millones en facturas por otros materiales sanitarios, y las cuentas impagadas a farmacias o clínicas con las que se tiene conciertos. Un agujero que algunos especialistas cifran en 15.000 millones de euros.
Los expertos afirman que una de las razones para ese aumento continuado del desembolso es el cambio de patrón de los pacientes externos que siguen su tratamiento en los hospitales, donde se ha generalizado la presencia de patologías crónicas como la esclerosis, el cáncer o el VIH. Algo que ha derivado el gasto que antes hacían en recetas hacia la farmacia hospitalaria. "El incremento del desembolso va ligado a que la población que se atiende cada vez es mayor y con más patologías crónicas. Ha aumentado el número de pacientes externos, básicamente crónicos con patologías como hepatitis, fibrosis quística, ciertos tumores... que no consumen recursos materiales porque no son hospitalizados, pero que sí usan atención y medicamentos porque sus tratamientos se dispensan en la farmacia hospitalaria", explica José Luis Poveda, presidente de la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria (SEFH).
Las cifras hablan por sí solas: los pacientes ingresados solo consumen el 20% de los fármacos dispensados en los hospitales, los enfermos que acuden a hacerse algún tratamiento utilizan un 30% de esos medicamentos; y el otro 50% se destina a los externos. "En un hospital como la Fe de Valencia, hemos pasado de atender unos 5.000 pacientes de este tipo al año en 2009 a más de 8.000", dice Poveda. El gasto en farmacia hospitalaria ya supone un 36,5% de todo el gasto farmacéutico. Un porcentaje importantísimo.
¿Pero qué razón puede haber para que un enfermo tenga que acudir al hospital para recibir sus fármacos? "Se desvía hacia el canal hospitalario para ahorrarse la comisión que se les paga a las farmacias (más de un 20%). Esto debería haber remitido con la modificación de los topes que se les pagan a las boticas -su beneficio comercial-, pero no parece que lo haya hecho", sostiene Ricard Meneu, miembro de la Fundación Instituto de Investigación en Servicios de Salud. De hecho, afirma, ese traslado del gasto ha supuesto el cambio de denominación de fármacos normales (que se podían adquirir con receta en las boticas) hacia los de uso controlado (solo en los hospitales).
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