El robot Da Vinci del hospital Basurto de Bilbao lleva camino de pulverizar todos los récords. Dos años después de su instalación, con un coste superior al 1,7 millones de euros, ha realizado ya más de 300 intervenciones, a un ritmo de una cada dos días.
Esta media supone casi duplicar el número de operaciones que realizan los equipos idénticos de los hospitales Txagorritxu y Donostia y del resto de España, donde el promedio es de una operación semanal. Además, sitúa a Basurto a la cabeza del ranking internacional. «Basurto ha consolidado su uso hasta convertirse en uno de los centros sanitarios con más actividad de Europa, consiguiendo igualar los resultados de centros americanos con más experiencia», resalta el jefe de Urología de Basurto, Miguel Unda.

Y es que el 86% de las intervenciones realizadas han sido de cáncer de próstata. El resto de operaciones se distribuye fundamentalmente entre cáncer de riñón y otras cirugías no oncológicas de este órgano, así como otras patologías urológicas, de digestivo y ginecológicas.
Más de 300 intervenciones realizadas , el 86% de cáncer de próstata, el doble que los otros dos equipos instalados en Euskadi
En tres dimensiones

Según Unda, los dos años de trayectoria han sido suficientes para constatar que «el robot Da Vinci proporciona una mejor visión por su sistema de ampliación óptica y en tres dimensiones». Junto a estas ventajas, el especialista destaca «la eliminación del temblor de la mano del cirujano» como la gran aportación de esta tecnología robótica. «Las personas temblamos; las máquinas no», comenta el cirujano. Esto se traduce en una «una mejor disección de los tejidos», algo que en determinados órganos, como la próstata, es fundamental. «En estos casos -señala el especialista- la cirugía necesita ser muy precisa para minimizar las secuelas habituales, algo que se alcanza mediante este sistema».

De cara al paciente, la tecnología procedente de las investigaciones de la NASA ofrece una «mejor calidad de vida», sobre todo en lo que se refiere a continencia urinaria y función eréctil. Además, el postoperatorio es más rápido y menos doloroso, con lo que disminuye la estancia media en el hospital y el tiempo de recuperación de los pacientes y, en consecuencia, su reincorporación a la vida laboral.

A la vista de esta serie de ventajas, la pregunta es si llegará un día en el que las máquinas sustituyan a las personas en los quirófanos. Miguel Unda asegura que no. «Detrás del robot hay mucho equipo humano».