Diseño de centros para mayores
Fecha: 16/11/2017
Idioma: Castellano
Web: ver aquí
Autor: Marcial Novo, responsable de projectes de Pinearq y Albert de Pineda, Director en Pinearq
Procedencia: Pinearq
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Algunos aspectos específicos de la condición humana - la vejez, la enfermedad, la decadencia - parecen asociarse a determinados espacios físicos que a menudo se mantienen separados del espacio de la vida cotidiana que nos rodea. Las residencias geriátricas suelen estar relacionadas a un estilo de vida mitad hospital, y mitad asilo. En éste sentido el aumento de la esperanza de vida, la aparición de enfermedades que acarrean graves dependencias y que requieren atenciones y cuidados especializados ahondan más en ésta idea.
A la hora de enfrentarse con el diseño de una residencia Se debe contar con la participación en todo el proceso tanto de los profesionales de los centros, de los equipos pluridisciplinares, como de las personas mayores o con discapacidad que van a ser sus destinatarios, para así, poder llegar a una toma de decisiones práctica y funcional, que permita a la arquitectura encontrar la solución a los retos que plantea el envejecimiento de la población
Nuestro trabajo como arquitectos, consiste en diseñar el entorno de las personas, en tratar de buscar la mejor respuesta posible para conseguir que las personas que han de usar el edificio y su entorno, tengan la posibilidad de desarrollarse correctamente de forma agradable en aras de conseguir la máxima felicidad personal y colectiva
Como en cualquier proyecto de arquitectura, el diseño de un centro para personas mayores requiere la valoración de múltiples aspectos, desde la integración del edificio en el entorno urbano, pasando por la elección de materiales, la implementación de elementos técnicos o la eficiencia energética.
A continuación nos centraremos en algunas pautas de diseño, más específicas de éste tipo de centros y que contribuyen a potenciar aspectos como la autonomía física, la seguridad, el bienestar personal, favorecer las relaciones sociales o facilitar la labor del personal en cuanto al desarrollo de sus funciones.
Aunque no exclusivamente, la mayoría de las residencias se encuentran en entornos urbanos por lo que un factor esencial del diseño será el de fomentar los aspectos de integración y accesibilidad del centro con la comunidad y su entorno, facilitando la interacción de éstos con el resto de la población y permitiendo la normal utilización de los servicios generales: sanitarios, ocupacionales, de ocio, etc.
La integración es relevante, entre otros muchos aspectos, para propiciar espacios que permitan presentar al centro como un lugar abierto y de acogida, con servicios asistenciales tales como los centros de día, la rehabilitación o la atención domiciliaria, cuyo propósito es facilitar al máximo el mantenimiento de las personas en su domicilio habitual. Mediante éste tipo de dispositivos los centros tratan de ofrecer servicios más allá del edificio físico que permiten abarcar desde la total autonomía hasta la total dependencia de los usuarios.
Esta voluntad de integración con la comunidad debe ser abordada ya en la fase de dimensionado del centro, puesto que un edificio sobredimensionado presentará problemas de encaje con el entorno urbano, probablemente lo modificará más que integrarlo. Un edificio demasiado grande crea unas sinergias organizativas que tienden a institucionalizar la actividad y que van en contra de la necesidad de las personas que allí residen, de identificar el espacio como una alternativa al hogar. Por el contrario, si el edificio se encuentra infra dimensionado, carecerá de entidad suficiente para hacer rentables, en sentido amplio, los diferentes servicios comunes tales como cocina, lavandería, rehabilitación etc.
Hoy en día se consideran adecuados centros de aproximadamente 120 plazas articulados en sub-unidades de vivienda mediante plantas o módulos de hogar, dimensionados para grupos de 20 a 34 residentes. Esto supone en términos de superficie construida del orden de 6500-7000 m2, dependiendo de los servicios externos de que disponga.
Debe de ser un objetivo prioritario la relación con las áreas al aire libre en los proyectos de residencia, donde los sentidos (como el olfato, la vista y otros) puedan ser estimulados y que puedan ofrecer experiencias alternativas a los residentes, como complemento estimulante a las que experimentan en su vida cotidiana.
Disponer de acceso a entornos naturales o vistas a zonas verdes, tiene un efecto positivo sobre el bienestar de las personas, lo que hace muy recomendable el contacto directo con el exterior a través del diseño de jardines, espacios de paseo o recorridos a lo largo de espacios soleados .Se trata de crear áreas de recreo exterior que permitan la posibilidad de caminar, relajarse bajo el sol o reposar en espacios sombreados, en definitiva generar experiencias estimulantes y positivas.
En éste sentido se procurará que los ambientes de estar y convivencia se sitúen en las zonas de mejor asoleo y vistas, volcados sobre los espacios exteriores y estableciendo relaciones de interior-exterior con ellos. Siempre que sea posible se trasladarán estos espacios al exterior, ya sea de forma directa o mediante terrazas soleadas, que permitan el acceso al exterior a aquellas personas que por el grado de su dependencia no les sea posible el acceso al jardín.
La relación física o visual del espacio exterior con el entorno urbano permite potenciar la sensación de pertenencia a la comunidad evitando la sensación de aislamiento de la vida cotidiana, peligro que pueden llegar a correr este tipo de edificios.
La iluminación natural a la hora de construir cualquier edificio, es siempre un factor clave en todo diseño arquitectónico, pero adquiere una relevancia especial en entornos donde residen personas sensibles, enfermas o de avanzada edad.
Es esencial que los ambientes interiores tengan contacto con el exterior, que haya aporte de luz de sol directa, tanto en habitaciones como en espacios comunes. El diseño de espacios amplios y luminosos facilita la vida de los mayores, favorece el estado de ánimo, hace que el avance del día actúe como herramienta orientadora temporal y contribuye al óptimo funcionamiento metabólico de los ancianos.
Por tanto la forma en que la luz baña los distintos espacios interiores, a través del diseño de ventanales o lucernarios, se convierte en uno de los puntos trascendentales del diseño. Conseguir aprovechar el máximo de luz natural en un edificio significa que la captación de la radiación solar a partir del diseño y la aportación de soluciones constructivas, permiten que el edificio capte o rechace la energía solar según la época del año con el fin de reducir las necesidades de calefacción, refrigeración o alumbrado, sin sacrificar el confort.
Las soluciones se basan por tanto, en optimizar la orientación, la definición de volúmenes, las aberturas del edificio para que el edificio capte máxima luz sin producir descompensaciones energéticas, es en este momento en que ciertos cierres, sistemas de protección solar fijos o móviles juegan un papel fundamental.
Como en cualquier edificio sanitario la Organización funcional debe de ser clara y sencilla, que facilite las relaciones entre los diferentes servicios.
Una estructura ordenada de las circulaciones con una disposición adecuada de las comunicaciones verticales y accesos exteriores, facilitará la movilidad del usuario y el trabajo del personal de la residencia. Como norma general el conjunto de superficie utilizada para núcleos de acceso, espacios de circulación y zonas de espera no debería superar el 30% del conjunto de las superficies útiles.
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